Sergio Maturana, Académico del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la UC; y Benjamín Riquelme, Consultor Logístico y Subgerente de Compras del Hotel Mandarin Oriental.

El Estado de Chile ha establecido un proceso para convertirse en un país sustentable en el texto “Hoja de ruta para un Chile Circular al 2040”. En este, la logística circular no se define directamente, pues queda asociada al proceso de recolección de en vases, ya que se menciona como “logística inversa y colaborativa que habiliten la circulación de envases y/o embalajes reutilizables para el transporte de productos, por ejemplo, los productos del comercio minorista que se adquieren a través de aplicaciones móviles”.

Una definición similar entrega la Fundación Ellen MacArthur, que asesoró al Gobierno de Chile en la redacción de la señalada Hoja de ruta. En su informe Hoja de Ruta de Economía Circular de Chile: colaboración para un plan de acción compartido, habla de “logística inversa y colaborativa para hacer circular envases y embalajes reutilizables, entre otras acciones”.

Sin embargo, decir que la logística circular es una parte restringida de la economía circular, puesto que la relaciona únicamente con la recolección o transporte de material para reciclado o reutilización, es un error que atenta contra la conceptualización holística de la logística, ya que sin importar el área donde esta se desarrolle, es decir, logística de defensa, de retail, hotelera, minera, etc., su función es la misma y, a lo más, con algunos matices de acuerdo con el centro de gravedad de la industria en donde se aplica.

Por otra parte, incluir la logística circular exclusivamente como función de empresas que conforman el ecosistema de una economía circular es una limitante que atenta contra todo el potencial que puede generar la logística en función de las 3R: reducir, reciclar y reutilizar.

Como una forma de aprovechar las potencialidades de la logística y ampliar el espectro de la logística circular, se estima necesario que se asocie a la operación de las empresas, independiente de que sean organizaciones que se alineen con una economía circular o lineal. Esto porque la logística se encuentra presente en los procesos que rigen el funcionamiento de todas las compañías y debería ser un aporte real al cumplimiento de las 3R.

¿Qué es la logística circular?

En este sentido, se propone la siguiente definición de logística circular: “Es el conjunto de acciones concatenadas para asegurar la disponibilidad operacional de la empresa, las que se realizan en forma eficiente o eficaz —según el contexto que se vive—, aportando a la disminución de desperdicios tanto internos como externos, y procurando la menor generación de huella de carbono posible”.

Por cierto, la logística circular —bajo el concepto de recolección— no es algo nuevo; desde hace años ha estado inserta en operaciones logísticas habituales. Cabe recordar que, desde mediados del siglo XX, con la invención de los contenedores (containers, en inglés), las empresas navieras han desarrollado una compleja logística para recoger y trasladar estos envases reutilizables, a los puertos donde se necesitan. Con la complicación de que son de distintos tamaños, que hay algunos refrigerados, y que el ideal es que se transporten con carga para que no sea una pérdida su traslado.

Las cadenas de suministro tradicionales son “lineales” y tiene un principio definido que es el suministro de un producto, se caracteriza por tres palabras “recibir, usar, desechar”. Luego del uso del producto, generalmente, se elimina. Sin embargo, si extendemos la fase de uso del producto, es decir, la etapa intermedia entre su creación, el uso y el término del uso, tenemos el potencial de ahorrar una gran cantidad de emisión de CO2 y de generación de residuos.

Esto, porque los productos “circulares” retornan al fabricante, el cual puede repararlo, remanufacturarlo o reciclarlo para redistribuirlo. De esa forma, se evita el transporte de otros productos y se da vida a la logística inversa, cuya base es el reciclaje.

Un ejemplo doméstico se tiene con el ciclo de los balones de gas. Su particularidad es simplemente el retiro a domicilio del envase vacío y a cambio se entrega uno lleno. Algo similar ocurre cuando las personas van a un negocio con un envase de bebida retornable; entregan una botella y reciben otra con el producto.

Por lo tanto, el gran desafío de las empresas hoy es la búsqueda constante de materias primas que puedan reciclarse continuamente para convertirse nuevamente en materias primas. Esto no solo resulta en un importante ahorro de recursos y disminución de impacto ambiental, sino que también de reducción de costos para las organizaciones. Sin embargo, la logística circular incluye todas las etapas de las operaciones, lo que, sin duda, hará surgir nuevos modelos de negocio.

Pero la economía circular no es solo una gran oportunidad para las empresas, sino que para la sociedad en su conjunto. De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, la construcción de sistemas circulares puede representar un crecimiento de 1 trillón de dólares (USD) y, hacia el 2025, la generación de alrededor de 100 mil empleos para la economía global.

Como país tenemos una importante oportunidad y no podemos desperdiciarla.