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El paso de las mujeres por la cárcel tiene costos sociales, que se extienden a sus familias e hijos, los que aumentan cuando terminan su condena al tener que enfrentar un entorno carente de oportunidades para su inclusión social y reinserción laboral.
Para ellas no es fácil rehacer su vida laboral, porque ya cargan con historias laborales precarias. Las cifras son elocuentes: más de la mitad de las mujeres tienen riesgo de volver a reincidir antes de los seis meses, al no contar con un trabajo estable para reinsertarse y poder cubrir, así, sus necesidades económicas.
Por eso, en la tarea de una real inserción laboral es clave la colaboración público-privada. Bricsa, empresa Brotec Icafal, está comprometida con la inclusión y como parte de su política de Responsabilidad Social Empresarial se sumó al esfuerzo del programa “Reinserción Económica y Emprendimiento para Mujeres en Conflicto con la Ley”.
Durante tres semanas capacitó en Instalaciones Eléctricas Domiciliaras a 17 mujeres del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín. El objetivo fue claro: entregarles herramientas necesarias para el desarrollo de nuevos oficios una vez que estén en libertad. Para fomentar su colocación laboral y facilitar la posibilidad de iniciar una nueva vida junto a sus familias, Bricsa, además, ofreció puestos de trabajo a las futuras electricistas.
La ceremonia de cierre del programa se realizó en La Moneda, con la presencia del Ministro de Justicia, Hernán Larraín, y la Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá.
“Estamos orgullosos de haber sido parte de este proyecto. Creemos en las segundas oportunidades y, por eso, sentimos un deber de apoyar a las mujeres que quieren integrarse de nuevo al sistema, en la búsqueda de mejores oportunidades, aportar con algo que realmente les sirva cuando vuelvan a sus casas y quieran salir adelante, que es nuevas herramientas y un puesto de trabajo”, destaca Pablo Portales, Gerente General de Bricsa, empresa Brotec-Icafal.
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