Ignacio Droppelmann.

¿Cuáles son las principales demandas de sus clientes?
El segmento de compradores jóvenes y profesionales, entre los 25 y 45 años, tiene cada vez más expectativas de calidad de vida y por lo mismo valora la ubicación de un proyecto, es decir, estar bien conectado con estaciones de metro o avenidas principales, al igual que la oferta de servicios y la vida al aire libre. Si bien sus demandas se centran en aspectos internos de los proyectos, como son una buena arquitectura, la calidad de las terminaciones y del servicio, la ubicación y la conectividad también son fundamentales.

Asimismo, hay que destacar que proyectos destinados a este segmento socioeconómico y etáreo, generan un altísimo interés de compradores inversionistas que compran la vivienda para arriendo. Esto, porque edificios dirigidos al C1, C2, C3 están ubicados en comunas de gran atractivo y excelente conectividad como Santiago, Estación Central y Ñuñoa, tienen una alta demanda de arriendo, sus valores son más accesibles y, por tanto, ofrecen una mayor rentabilidad para los inversionistas.

¿Qué importancia tiene la ubicación de un proyecto?
La ubicación de un proyecto inmobiliario es el aspecto más importante a la hora de comprar o arrendar una vivienda porque permite reducir los tiempos de desplazamiento por la ciudad. Los clientes están priorizando proyectos cercanos a grandes avenidas, estaciones del Metro,ciclovías, parques, servicios y comercio, incluso por sobre los metros cuadrados de un departamento. Eso explica, por ejemplo, el boom inmobiliario de comunas como Estación Central, que crecen en densidad, amplían la oferta de servicios y comercio y tienen una conexión directa y casi inmediata con Santiago Centro.

¿Y la arquitectura y calidad de las terminaciones?
La arquitectura de un proyecto también es muy importante, ya que las inmobiliarias buscan ofrecer múltiples experiencias dentro de un mismo complejo, lo que a la vez eleva las expectativas de los clientes. Así, los edificios potencian su valor frente al comprador cuando tienen terminaciones de calidad, están bien equipados, ofrecen áreas verdes, zonas de entretención y servicios que aportan a mejorar la calidad de vida y más aún cuando proponen un estilo de vida, a través, por ejemplo, del uso eficiente de la energía con tecnologías sustentables o del reciclaje.

¿Cómo impacta hoy el concepto de eficiencia energética?
El cliente de hoy es un comprador más informado y más consciente con el entorno, en consecuencia está más en línea con las tendencias en eco eficiencia y le otorga mayor valor a una empresa o a un proyecto que se compromete con innovar en este ámbito. Sabe también que la utilización de tecnologías eficientes, que permiten el uso óptimo de la energía, le permitirán recibir un buen servicio a la vez que ahorrará recursos, por lo que está más receptivo a incorporarlas como un estilo de vida. Para un cliente que está buscando una vivienda, marca una diferencia que un proyecto, por ejemplo, esté equipado con calderas de condensación o con duchas Oxigenic, con las que puede ahorrar una importante cantidad en el consumo de agua.

¿Cómo vislumbran para el sector lo que queda de 2015 y el año 2016?
Este año ha sido muy positivo para la industria dada la anticipación de compra de muchos clientes ad portas de la entrada en vigencia del IVA para la vivienda. Esperamos, en ese sentido, que se mantenga este crecimiento sostenido de ventas en lo que queda de este año.

Cabe mencionar que 2015 fue un año muy atractivo para los inversionistas, ya que existe una importante oferta de proyectos que son cercanos a servicios y con una muy buena conectividad, en comunas como Estación Central, Santiago Centro y Ñuñoa. También ha sido alta la demanda de público general, solteros, en pareja o en familia, en comunas con alto nivel de renovación y de crecimiento urbano como es el caso de Ñuñoa, la cual además sumará nuevas líneas de metro. En cuanto al año 2016, naturalmente creemos que será un período de ajustes, en que el IVA y la incertidumbre sobre la situación económica del país repercutirán en una baja moderada de las ventas del sector. Sin embargo, 2017 y 2018 se proyectan muy positivos, con un repunte en la oferta y demanda, dada la normalización en la incorporación de esta nueva normativa.