¿Cuáles son los objetivos del Instituto?
J.P. Covarrubias: Los objetivos más importantes han sido mejorar la calidad, reducir los costos y aumentar la productividad del sector de la construcción de nuestro país a través de la investigación aplicada. El ICH no interviene en la industria del cemento ni en sus procesos de fabricación, sino que se centra en la búsqueda, investigación, experimentación, avances y difusión de tecnologías asociadas al cemento y al hormigón para promover su uso, labor realizada en conjunto con otras instituciones afines, tanto nacionales como internacionales. A la vez, por medio de la Expo Hormigón por ejemplo, realizamos una labor divulgativa de nuestros hallazgos y del conocimiento que emerge a partir de los nuevos métodos de construcción formulados para el material.

¿Qué fortalezas lo destacan?
J.P. Covarrubias: Somos líderes tecnológicos y en innovación, ya que nuestro trabajo consiste en buscar y crear know how. Rastreamos los avances que experimenta la industria de la construcción fuera de Chile, impartiéndolos y aplicándolos al interior del país, tarea que apoyamos con la convocatoria de grandes especialistas a nivel internacional, que participan en los seminarios que ofrecemos sistemáticamente. Nuestra principal fortaleza radica en el equipo de profesionales con que contamos, quienes han impulsado y dado cuerpo a servicios, estudios y soluciones de profundo sentido práctico en torno al ideal común de difundir estos conocimientos entre aquéllos que desean hacer de la construcción una sólida actividad del progreso nacional.

hemos tenido otros importantes aciertos como la introducción de la última tecnología en construcción de pisos industriales, por lo que ahora Chile cuenta con la losa potenzada más grande del mundo y que ganó el premio al piso mejor construido en el año 2001, galardón que se entrega por primera vez fuera de Estados Unidos. Hemos ido dando trascendentales pasos en pos de innovar en la forma de construir y generar ventajas para las empresas constructoras por medio de una alta calidad de las obras y una reducción de costos. Fue en las nuevas instalaciones de Nestlé que se construyó esta premiada losa de última generación con lo cual la empresa se ahorró cerca de US$ 1 millón en grúas de horquilla y otros costos ineludibles del proceso de edificación. Por último, otro logro ha sido la formulación de los modelos de comportamiento de los pavimentos de hormigón que actualmente está usando el Banco Mundial y que éste promueve internacionalmente.

¿Cómo evalúa la realidad constructiva chilena?
J.P. Covarrubias: La verdad es que estamos retrasados en 20 años respecto de los avances que en esta materia existen en los países más avanzados como Estados Unidos, escenario dentro del cual la misión del Instituto permite acelerar el tiempo que toma el desarrollo tecnológico del rubro en el ámbito nacional. Consideramos que con cada Expo Hormigón avanzamos 5 veces más por año de lo que se avanzaba antes de que existiera este evento y, por lo tanto, en 4 ó 5 años podríamos llegar al nivel de los países más desarrollados en esta materia.

¿De qué manera se hace tangible ese avance?
M.E. Seguel: Sucede que las empresas constructoras son reacias a innovar por su cuenta porque ello implica costos y riesgos para un prestigio ganado a pulso por cada una de ellas. Para el Instituto, puesto que es una organización sin fines de lucro, resulta más fácil avanzar en ese sentido y proponer, a través de la Expo, nuevas técnicas y novedosos usos para el cemento. Luego, se pone el conocimiento al servicio del país y las empresas constructoras que lo deseen lo integran a sus procedimientos. Así, el Instituto realiza una labor divulgativa y de certificación, mejorando el mercado del cemento al aportar nuevas tecnologías, aplicaciones y reducir costos.

¿Cómo operan los programas de certificación?
M.E. Seguel: El Instituto se ocupa de ofrecer certificación en las competencias laborales, certificando la capacidad y conocimiento de profesionales, técnicos y obreros sobre la tecnología que promueve. Contamos con el respaldo de la American Concrete Institute, que nos faculta para entregar una certificación internacional que permite a los trabajadores certificados desempeñarse en cualquier parte del mundo. Además, divulgamos el conocimiento a través de los seminarios que permanentemente estamos impartiendo y que siempre han contado con muy buena concurrencia. Asimismo, dictamos cursos teóricos prácticos de capacitación y nos hemos involucrado con la enseñanza media técnica para mejorar sus cursos, elaborando textos de estudio.

¿Qué desafíos quedan pendientes?
J.P. Covarrubias: Estamos con un proyecto país que consiste en crear un sistema que permita definir estándares en la calidad de la construcción. Hoy, cuando uno compra una casa, desconoce su calidad, por lo que queremos especificar parámetros cuantificables que permitan establecer los niveles de una construcción, de manera que el comprador tome decisiones de inversión de manera informada. Otro desafío apunta a capacitar y certificar en materia de competencias laborales para contar con trabajadores que puedan y sepan construir en diferentes estándares de calidad. Estimamos que las iniciativas del ICH generarán a tres años plazo un ahorro de US$ 100 millones por año en el rubro.