Lo normal es que la armadura esté protegida en su superficie por una película delgada de óxido de hierro que la mantiene en estado pasivo debido a la alcalinidad que posee el hormigón que la rodea. Esta alcali-nidad corresponde a valores de pH de entre 12 y 13, sin embargo, determinadas circunstancias pueden destruir esta capa protectora provocando la corrosión activa del acero. Los dos factores principales que pueden provocar esta situación son la presen-cia de iones agresivos y la carbona-tación del hormigón. Esta última produce un descenso de pH, lo que ocu-rre cuando el dióxido de carbono atmosférico reacciona con la humedad dentro de los poros del hormigón y convierte el hidróxido de calcio (que tiene alto pH) a carbonato de calcio, que tiene un pH más neutro. Cuando progresa la carbonatación hasta llegar al acero, la capa de óxido protectora y pasiva del acero deja de ser estable. A este nivel de pH (por debajo de 9,5), es posible que empiece la corrosión, produciéndose finalmente agrietamiento del hormigón. El proceso de carbonatación puede producir graves daños a estructuras de hormigón armado, siendo necesario protegerlo.

La solución

Hoy es posible recuperar estructuras que ya se encuentran carbonatadas con la técnica de realcalinización, cuyo principal fundamento es producir iones OH- alrededor del acero, para elevar el pH, devolviendo el estado alcalino al hormigón y logrando repa-sivar a las barras activas y así detener el avance del proceso de corrosión. Para estructuras de hormigón armado con serios problemas de car-bonatación, la realcalinización elec-troquímica ha sido desarrollada como un tratamiento de rehabilitación. Esta apunta a detener la corrosión del acero de refuerzo con la interrupción mínima a la estructura y el riesgo mínimo de remota corrosión. Al realcalinizar el hormigón en los alrededores del acero de refuerzo se genera una nueva capa pasiva, proporcionando una renovada protección de la superficie del acero.

La técnica implica pasar una corriente a través del hormigón al refuerzo por medio de un ánodo, ubicado ex-ternamente, que se una a la superficie del hormigón.

El electrodo fuera del hormigón (ánodo) y el refuerzo interior que actúa como cátodo, están conectados a una fuente de corriente directa (CD). Los resultados obtenidos por nuestro equipo, con respecto a esta técnica, permiten afirmar que es posible utilizar el sistema de recuperación y realca-linización de hormigones chilenos.

Las limitaciones para el uso de esta técnica se relacionan con el estado del hormigón y del acero. Si el hormigón tiene muchas fisuras, o presenta grietas o desprendimientos, debe ser saneado antes de ejecutar el proceso. Si el acero ha perdido espe-sor debido a la corrosión, debe antes evaluarse la pérdida. Si el estado de la estructura ha llegado a tal extremo que se ha perdido la adherencia entre acero y hormigón, debe recuperarse ésta antes de proceder a rehabilitar por realcalinización.

Entre los beneficios del uso de esta técnica, están alargar la vida útil de una estructura con problemas de carbonatación, recuperar las que tienen alto grado de carbonatación y aquéllas que están expuestas a ambientes ácidos.

El mayor beneficio está relacionado no sólo con lo económico, sino que también con el bienestar sicológico de los usuarios, al saber que sus viviendas han recuperado su condición de protección.