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| Alberto Oltra, CEO DHL Global Forwarding en Sudamérica. |
Por Alberto Oltra, CEO DHL Global Forwarding en Sudamérica.
Luego de una amplia discusión y tramitación, Chile se suscribió al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por siglas en inglés), también conocido como TPP-11. De hecho, desde el pasado 21 de febrero entró en vigor, convirtiendo al país en la décima economía en ser miembro.
Según la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, el TPP-11 es un tratado de integración económica plurilateral entre Asia-Pacífico, que busca promover la integración económica, establecer marcos legales predecibles para el comercio, facilitar el negocio regional y consolidar un crecimiento sostenible.
Edificado como el tercer Tratado de Libre Comercio más grande del planeta, determina rebajas arancelarias para 11 países como Australia, Japón, Singapur, Vietnam, Brunei Darussalam, Canadá, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú y Chile.
Aunque aún queda por discutir y avanzar en la reforma y modernización de los mecanismos de solución de controversias entre inversionistas y Estados, el tratado entró en vigencia.
Hablamos de una diversificación de las exportaciones y la visibilidad hacia otros destinos para más de 3 mil productos, lo que dinamizará, a largo plazo, el mercado con una mayor entrada de divisas y mejor control de la inflación ya que no se aprecia tanto el dólar.
Según la Subrei, para 2021, los países miembro del TPP-11 representaron el 6,7% de la población mundial, el 12,2% del PIB global y el 14,8% de intercambio comercial internacional.
Además, la misma entidad afirma que Chile es el único país del CPTPP que cuenta con acuerdos comerciales con todos los países. Y considerando las concesiones ya existentes, el TPP-11 ofrece rebajas en 100 líneas arancelarias de Canadá, 1.052 de Japón, 663 de Malasia y 1.115 de Vietnam.
Dejando de lado las cifras, el país gozará de una mayor competitividad comercial, permitiendo desarrollar nuevas oportunidades para el país. Hablamos de una apertura para un mejor desempeño en el comercio exterior, reduciendo en mayor o total medida, barreras arancelarias.
Sin embargo, es de suma importancia entender que las nuevas oportunidades no solo se materializan en reducción de fronteras y nuevos mercados, sino también en ofrecer un extra. Con esto me refiero a que Chile exporta commodities como la celulosa, el cobre, salmón y frutas, pero les da poco valor agregado a estos productos, caso contrario ocurre, por ejemplo, con el vino ya que no solo se exporta la uva sino un producto final más elaborado.
Lo que está claro es que existirá una diversificación del riesgo y los mercados de producción, subsanando, en cierta medida, la dependencia existente con China que fue notoria durante la pandemia.
Por ello, este acuerdo es provechoso ya que favorece la descentralización de la producción y abre mercados competitivos en Asia, entregando la oportunidad de expandir, crear y consolidar relaciones multilaterales.
Contrario a la creencia general, las pequeñas y medianas empresas sí se verán beneficiadas. Evidentemente, la espalda de las más grandes y su capacidad para expandir recursos rápidamente es innegable, pero los aranceles no están discriminados por el tamaño, sino por el producto.
En definitiva, se abrirá el mercado para los dos lados. Si una Pyme tiene un buen producto local, puede acceder a estos 10 mercados de forma más económica. El tema estará en su interés en ese mercado y no en otro.
El desafío, entonces, para grandes y pequeñas empresas está en fomentar la creatividad e ingenio para generar un producto con valor agregado que sea de interés en los destinos. Esa es la libre competencia.
Chile es un país abierto al mundo y lo obliga a tener productos de calidad para seguir siendo competitivo y con mayor productividad en la mayoría de las industrias a nivel regional y global.
Pese a que la disminución arancelaria será gradual, el TPP-11 es un tratado importante y positivo para el país, dándole una oportunidad de nuevos mercados y relaciones; la disminución de costos; y una exigente modernización de sus procesos productivos con valor.
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