|
|
|
Con la apertura de nuevos centros de vacunación a raíz de la nueva dosis bivalente para continuar combatiendo el Covid-19, mucha gente ha optado por vacunarse para mantener la normalidad en Chile en términos de salud. De hecho, el Ministerio de Salud (Minsal) señaló que se registraron más de 1.130.000 dosis administradas de la Vacuna Anual contra el coronavirus, lo que significó gran cantidad de transporte de este tipo de inyección.
Pero para que esto fuera posible se tuvo que enfrentar una serie de retos estratosféricos y significativos desde la correcta y equitativa distribución de vacunas entre los países, hasta la manera de trasladarlos en un óptimo estado de conservación. Es por esto que surge la siguiente pregunta, ¿de qué forma se mantienen a una temperatura ideal las vacunas para que estas no tengan resultados adversos?
Empresas como Thermo King, especialista en sistemas de control de temperatura, ofrecen unidades de refrigeración completas y contenedores diseñados exclusivamente para el almacenamiento de vacunas. Desde la compañía comentaron que el almacenamiento ultrafrío ayuda a desacelerar las reacciones químicas que pueden destruirlas. Este desafío solo se hará más grande a medida que las vacunas de ARNm se apliquen también para combatir otras enfermedades, desde el cáncer y la gripe hasta la malaria y el VIH; de allí la importancia de contar con una adecuada cadena de frío de extremo a extremo.
La tarea de transportar vacunas se vuelve tan puntual y delicada, que el considerar cualquier forma de cambio es un reto lleno de complejidad y riesgo. Esto se debe a que la mayoría de las vacunas siguen un camino intrincado desde la planta de fabricación hasta el paciente. Este comienza con los contenedores de refrigeración especializados que son llevados desde la producción hasta el puerto de entrada correspondiente, por aire, tierra o mar. Una vez procesados (lo que puede demorar hasta dos semanas), generalmente se trasladan a un almacén médico central (un viaje de hasta una semana).
Después de controles de calidad adicionales, cada carga se divide en unidades para el traslado a regiones específicas, un proceso de alrededor de cinco días. Luego, los camiones trasladan las vacunas a cámaras frigoríficas en almacenes regionales, estatales o distritales, lo que agrega más días de viaje.
Posteriormente, estas unidades se dividen aún más y se envían a centros de atención médica individuales, un proceso que puede demorar de uno a 14 días. Finalmente, está la última milla hacia las clínicas locales y los centros de vacunación, donde el almacenamiento ultrafrío da paso a los refrigeradores y cajas frías locales, etc., que brindan temperaturas de 2 a 8 °C, que es donde el “reloj comienza a correr” para el uso inmediato de las vacunas.
¿Qué medidas podemos adoptar y qué soluciones tenemos actualmente?
En el caso de Thermo King, la compañía cuenta con soluciones tales como SuperFreezer, la que consisten en unidades de contenedores de temperatura ultrabaja que bajan a -70 °C, siendo la única solución que se puede utilizar como centros de distribución de vacunas estacionarios y móviles (reemplazando así a los refrigeradores locales).
Además de eso, existe Magnum Plus, un contenedor que ofrece un estricto control de temperatura en rangos desde refrigerado hasta -40° (en condiciones ambientales hasta +50°C). Sumado a eso, cuenta con el grupo electrógeno, que consta de una fuente de alimentación independiente con unidades totalmente eléctricas con generador diésel, el respaldo de traslado ideal.
Si el futuro va a ser frío, la tecnología jugará claramente un papel central. Mover vacunas, mantener los protocolos de GDP (Good Distribution Practices) y demostrar el cumplimiento, son tareas que ayudan a dar forma a las cualidades por las que se juzga a cualquier equipo. Particularmente cuando se implementa en países menos desarrollados donde la infraestructura de transporte por sí sola presenta desafíos particulares a cada región.
|