La población china supera los 1.300 millones de habitantes. Cerca de 85 pertenecen a los estratos medios y se espera que para el 2010 este segmento alcance los 290 millones. Esta nueva clase media está compuesta por familias urbanas dedicadas al comercio, servicios, producción y actividad inmobiliaria, cuyos ingresos anuales de US$8.500 les permiten ahorrar hasta el 25% de sus rentas. Lo cierto es que este mercado se está convirtiendo en una tremenda oportunidad que las empresas chilenas deben aprovechar. Aparte de la obvia alternativa de exportar, existe la oportunidad de importar todo tipo de bienes. De hecho, ya hay varias compañías que lo están haciendo, instalando oficinas de representación en Shanghai para gestionar mejor sus compras. Revisando las cifras, encontramos que el 2007 el comercio bilateral de bienes entre las partes alcanzó los US$14.673 millones, de los cuales US$4.416 millones correspondieron a importaciones desde China y US$10.257 millones a exportaciones desde Chile, según los datos de la Aduana de China. Durante el primer año de vigencia del TLC, este país se convirtió en el principal destino de las exportaciones chilenas el 2007, impulsadas esencialmente por el cobre. Esto, sin mencionar que se ha convertido en el segundo proveedor de Chile, después de Estados Unidos. ¿Cómo pueden las empresas aprovechar las oportunidades que se abren en Oriente? Según los expertos, las mayores oportunidades para los inversionistas chilenos están en la viticultura, el comercio minorista, los seguros de salud, servicios financieros y servicios para la tercera edad, entre otros. También hay ventajosas condiciones para ingresar en las industrias del ocio, la educación, la cultura y la inmobiliaria. En efecto, es factible aportar nuevas tecnologías, arquitectura, know how y asesorías para decoración y orientación al cliente. Respecto a las formas de penetrar China, hay tres maneras clásicas: a través de un agente doméstico; mediante una oficina de representación; o por medio de la propiedad directa de un negocio. Sin embargo, estas opciones tienen limitaciones como la dependencia, escasos ingresos y altos costos, en cada caso. Es por esto que una alternativa interesante es el "nesting" o anidamiento, proceso mediante el cual se puede incubar una firma en un mercado preexistente. Este proceso permite desarrollar actividades comerciales que ya tienen una plataforma y con mínimas condicionantes. Las ventajas de esta alternativa son el ahorro de costos, al no tener la obligación de instalar una oficina, trasladar uno a varios ejecutivos, menores riesgos a la exposición de mercado, apoyo local y acceso a know how existente. Vía nesting, básicamente, se aprovechan las capacidades ya instaladas y economías de escala de la plataforma. Si a esta forma de operar, se le suma el apoyo de las empresas de transporte internacional, integradoras de servicios, se obtiene una gran oportunidad para las empresas medianas y pequeñas de aprovechar el potencial del mercado chino para exportar y el de su industria para importar diversos productos. Sólo como dato, de los 24.841 vehículos de pasajeros y comerciales livianos que se importaron a Chile en el primer mes de este año 2.021 unidades, el 8,1% correspondió a autos procedentes de China, lo que representó un avance de casi 10 veces con respecto al primer mes del 2007. Estos vehículos chinos internados totalizaron US$14,2 millones CIF, con un alza de 683,4% anual. Ya el año pasado, los autos chinos que llegaron al país lograron 4.608 unidades, con un crecimiento del 196% frente al 2006. Según estadísticas de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), el año pasado, China explicó el 2,4% de los 227.743 vehículos comercializados. |