Un caso de estudio El 2006, una compañía norteamericana, cuyo negocio principal es la comercialización de frutas, desarrolló un piloto con la finalidad de mejorar el registro de temperatura en sus envíos, reducir la pérdida de productos, mejorar la consistencia en la calidad y mejorar la reposición de los productos: el primero en expirar, primero en ser repuesto. Se utilizaron cerca de 6.000 tags de RFID, en un formato semi pasivo, los cuales fueron colocados en cajas y pallets con fruta. La radiofrecuencia fue utilizada para monitorear la temperatura ambiente para fruta sensible. ¿Por qué realizar este piloto? Un análisis reciente realizado por W. Kaminsky, titulado "Refrigeration and the World Food Industry", reveló que un 30% de la producción primaria mundial y un 40% de las frutas y verduras se perdían por falta de una refrigeración adecuada en el ciclo de producción. Cada año cerca del 20% de los alimentos se elimina debido a daños producidos a lo largo de la cadena de abastecimiento. La industria alimentaria informa que desecha cerca de US$35 billones en mercadería dañada (datos año 2006). De toda la pérdida que se genera en las cadenas de super-mercados, el 56% proviene del área de los perecibles. Metodología Los tags semi pasivos (etiquetas de RFID con sensores de temperatura y una pila) fueron aplicados en las cajas y en los pallets en la planta ubicada en el trópico. Más de 5.700 cajas fueron etiquetadas, las cuales fueron cargadas en pallets, los que también fueron etiquetados. La temperatura de las cajas fue monitoreada a lo largo de la cadena de abastecimiento, desde el trópico hasta los Estados Unidos. Se levantó un centro de control en la Universidad de Arkansas. Los tags fueron programados para medir y almacenar periódicamente la temperatura de las cajas. Cada vez que los tags eran leídos por la antena, la temperatura registrada y la hora de la lectura eran enviados al centro de control. Resultados encontrados Los resultados mostraron una diferencia de hasta 4,5ºC entre diferentes puntos de control dentro del contenedor. Durante el tiempo de transporte, esta variabilidad de temperatura pudiera tener un impacto negativo en la vida útil del producto. El etiquetado de las cajas entregó resultados considerados positivos, ya que se encontró una correlación del 94% entre la temperatura leída en la caja y la temperatura en la pulpa de la fruta. El paso siguiente es expandir el piloto a lo largo de la cadena de abastecimiento hasta el punto de venta. |