Sabían que los motores eléctricos se inventaron entre 1827 y 1873, mucho antes que los motores bencineros y diesel de fines del Siglo XIX? Es sorprendente cuánto ha cambiado la arquitectura y eficiencia de esos motores durante más de un siglo. La incorporación de la electrónica y la constante mejora de los inyectores (desde los mecánicos, los electrónicos generales, los directos y los piezoeléctricos) han aumentado el rendimiento y disminuido los niveles de contaminación drásticamente durante los últimos 20 años. Sin embargo, el interés de grandes corporaciones automotrices e incluso el de importantes naciones (incluido Estados Unidos) ha estado desde el siglo pasado puesto en los motores de combustión interna como impulsor del consumo interno y las exportaciones. La pregunta surge de inmediato: ¿cuánto esfuerzo e interés se ha puesto en los motores eléctricos y en sus baterías? Claramente, la respuesta es poco, y ha sido recién en esta década cuando se ha centrado más la atención en estos desarrollos. En sus discursos a pocas semanas de llegar a la Casa Blanca, el Presidente estadounidense Barack Obama, le inyectó nuevos bríos a la discusión y generó nuevas expectativas al respecto. La masificación de la investigación en tecnologías verdes, especialmente en usos masivos de vehículos eléctricos, ha desarrollado una nueva industria que ha puesto sus ojos en la optimización de estos recursos. Definitivamente, el peso, el tamaño, la vida útil y el tiempo de carga de las baterías, han sido hasta ahora restricciones importantes en la popularización de vehículos eléctricos. Sin embargo, poco a poco se han ido explorando diversas tecnologías y materiales para ir solucionando cada una de estas materias. Las grandes corporaciones mundiales ya tienen listos los prototipos de sus nuevas creaciones sin combustión interna, sino con motores eléctricos con ciclo de carga domiciliario (donde el usuario en su casa simplemente enchufa el auto a la corriente en la noche para usarlo al día siguiente). Aumento de la regulación "verde" Cada vez más, las políticas medio-ambientales, las normas de seguridad y de calidad, están exigiendo el uso de tecnologías no contaminantes en la industria. En nuestro país, como en el resto del mundo, las grúas horquillas eléctricas están ganando mayor participación de mercado por sus características inocuas de ruido y emisiones, y distintas industrias ya las están exigiendo como norma. La "huella del carbono" irá detallando los registros de la contaminación generada por todo el proceso productivo y de distribución de cada producto o servicio. Estas exigencias, sumadas a la moda ecológica y la masificación de tecnologías afines, desarrollarán durante la próxima década una nueva generación de motores eléctricos más eficientes y toda una nueva línea de baterías industriales. Nuevos tipos de baterías Los objetivos son claros y las soluciones están cerca, disponibles en otras instancias, y pronto harán su entrada masivamente en estas aplicaciones. Las antiguas baterías de plomo están dando paso a nuevos químicos con mejor conductividad, peso y durabilidad, como el Litio (del cual Chile tiene reservas muy relevantes a nivel mundial) que se abre paso de manera agigantada, subiendo su precio de manera exponencial durante los últimos años. El Cadmio es otro químico que, en combinación con el anterior, genera procesos electroquímicos más estables y evita la corrosión. Podríamos afirmar que los tipos más comunes de las baterías recargables son los de Plomo (Pb), de Níquel-Cadmio (Ni-Cd), de Níquel Hidruro Metálico (Ni-MH), de iones de Litio (Li-ion) y las de polímeros de Litio (Li-poli), ordenadas de acuerdo al grado de desarrollo de cada una. En la tabla de la página izquierda se detallan las principales características de las baterías recargables. Las cifras son elocuentes: del Pb al Li-poli se disminuye de 12 a 1 hora de recarga; hay un aumento de 5 veces de la vida útil, junto con una reducción también de 5 veces su peso (a una misma energía acumulada). Estas nuevas condiciones claramente estimulan cambios acelerados en las propuestas de valor de los diferentes fabricantes de grúas horquillas. La masificación de estas tecnologías traerá consigo la disminución de los precios para llegar a ser competitivos en un mercado en pleno desarrollo, en que el entorno verde está cambiando el paisaje. |