La legislación vigente sobre accidentes del trabajo, como el Código del Trabajo en su artículo N°184, señala que:
el empleador estará obligado a tomar TODAS las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y la salud de los trabajadores.... De esta forma, la ley ha hecho recaer en el empleador la responsabilidad de evitar la ocurrencia de accidentes en el trabajo debiendo tomar todas las medidas necesarias para ello.
Por otro lado, cuando ocurre un accidente el Código Penal hace referencia en el título X: De los cuasidelitos y señala que: ...el que por simple imprudencia temeraria o negligencia ejecutare un hecho o incurriere en una omisión, que a mediar malicia, constituiría un crimen o un simple delito contra las personas, será penado.
Viendo lo anterior, nuestra ley nos exige tomar todos los resguardos que estén al alcance de nuestros cargos, ya que como responsables de nuestros equipos de levante debemos evitar accidentes o muertes de nuestros trabajadores, ya que en cualquiera de estos casos seremos inculpados.
¿Qué hacer?
Existen formas o métodos de control que permiten garantizar un orden, sensibilizar a las personas sobre el cumplimiento de las normas y, finalmente, propiciar lugares de trabajo más seguros. Estos son los siguientes:
1. Mantener un registro de inspecciones independientes y periódicas: Estas inspecciones deben ser efectuadas por organismos que no tengan relación ni con la venta de repuestos, ni con el servicio de mantención que se brinda sobre ellos, tanto a las grúas como a los elementos de izaje. Respecto de estos últimos, la inspección regular propicia lugares más seguros para trabajar, por cuanto aquellos elementos defectuosos o que presenten condiciones que no cumplan los estándares deben ser apartados del servicio y marcados, con el propósito de que se reduzca la posibilidad de que vuelvan a ser usados.
2. Realizar pruebas de carga periódicas para certificar la capacidad de levante de las grúas: Considerando que la prueba de carga es realizada por personal independiente e idóneo, este proceso muestra cómo una grúa ha sido mantenida, en qué estado se encuentra, si los elementos de izaje son apropiados o no para tal tarea o si los operadores cuentan con la calificación adecuada. Dicho esto, surge la interrogante: ¿Estamos preparados para afrontar una prueba de carga?
La industria de las grúas es un medio en constante cambio, cuya profundidad puede obnubilar hasta al más experto, dado que se requiere reunir varias ciencias u oficios para llegar a entender estos equipos. Para conocer su correcto funcionamiento y operación es necesario que el personal posea conocimientos mecánicos, eléctricos y físicos, entre otros. Asimismo, para contrastar los resultados con las normas vigentes, se requiere una capacidad desarrollada para digerir las normas que regulan este tipo de equipos (que generalmente se encuentran en inglés) y llevarlas a registros de inspección que puedan ser llenados fácilmente por personal competente en terreno.
Pruebas de carga
Para este ítem existen tres configuraciones posibles:
1. Prueba de carga con pesos conocidos: Es una de las configuraciones menos recomendables. Se trabaja con algún material o equipo (de propiedad de quien solicita la prueba y generalmente de alto valor), cuyo peso se encuentra disponible como para proceder a la prueba, sin embargo, por tratarse de una carga que puede estar constituida por una o más piezas, cuyo centro de gravedad puede o no estar calculado y/o no tener puntos de sujeción adecuados para levantarla, constituyen muchas variables que conllevan en la práctica a la desastrosa improvisación.
2. Prueba de carga con masas patrones o calibradas: Se trata de bloques regulares que generalmente son de hormigón o fierro y cuya masa se encuentra calibrada, de forma tal que, apiladas unas sobre otras (dependiendo del peso que se requiera certificar), constituye una alternativa de alto valor, ya que el sólo hecho de llegar con los pesados bloques a las diferentes faenas implica un alto costo logístico que es traspasado finalmente a quien solicita la prueba, sin contar que es necesario también disponer de grúas horquilla y un camión para su transporte y apilamiento.
3. Prueba con bolsas especiales: Estas bolsas, similares a las que cuelgan de los helicópteros para apagar incendios forestales, se llenan con agua para llegar al peso que se requiere certificar. Las bolsas están hechas de un material flexible y muy resistente, lo que otorga un factor de seguridad de 7:1. Además, cuentan con sendos eslabones maestros que facilitan el ser tomadas directamente por el gancho de la grúa que se requiere certificar, anulando el riesgo que significa utilizar elementos de izaje defectuosos o dañados. Asimismo, permiten realizar pruebas de diversos pesos, ya que sólo controlando el flujo de agua (dulce o salada) que ingresa con un equipo calibrado para ello, se puede obtener el peso deseado considerando que la densidad del agua es 1. Como el recurso agua es, además, escaso, ofrecen la posibilidad de reutilizarla sin necesidad de desperdiciarla. Esto hace que sea una solución económica, segura y confiable.