La refrigeración constituye uno de los principios básicos de seguridad, puesto que es el tratamiento de conservación de alimentos más extendido y aplicado, tanto en el ámbito doméstico como industrial. Su uso tiene la clara ventaja de no producir modificaciones en la comida, hasta el punto que, tanto productores como consumidores, entienden que los alimentos frescos son en realidad refrigerados. Esto se debe básicamente a que la actividad de los microorganismos y de las enzimas (proteínas activas) de los microorganismos y de los propios alimentos puede verse enlentecida, es decir, se produce un retraso en la degradación de sus componentes, por consecuencia, éstos poseen una vida útil mucho mayor. Al mismo tiempo, los microorganismos patógenos van a inhibirse en su crecimiento.
Pero, ¿cómo es el proceso de refrigeración? Básicamente aprovecha las propiedades de los gases al pasar por un ciclo de condensación y evaporación, donde se extrae el calor de un cuerpo o espacio (bajando así su temperatura), llevándolo a otro lugar donde se entrega cerrándose un ciclo. Los fluidos utilizados para extraer la energía cinética del espacio o cuerpo a ser enfriado son llamados refrigerantes, los cuales tienen la propiedad de evaporarse a bajas temperaturas y presiones positivas.
Para lograr el enfriamiento se consume energía eléctrica a través de un sistema de compresor, termostatos, reguladores de presión, válvulas y otros elementos que cumplen la función de mantener y refrigerar los alimentos que poseemos a nuestra disposición y, en los últimos años, ha sido la preocupación de todo el mundo en cuanto a las características de los refrigerantes, los residuos que éstos dejan, el consumo de energía eléctrica y la Eficiencia Energética de éstos.
Alimentos y Eficiencia Energética
Chile cuenta con la norma NCh 3000-2006 que regula la Eficiencia Energética en refrigeradores y congeladores de uso doméstico. Este marco legal establece la clasificación y etiquetado de éstos, a fin de que el consumidor pueda conocer antes de comprar qué es lo que está adquiriendo, entre otros antecedentes como el grado de eficiencia, consumo mensual en kwh/mes, volúmenes útiles o temperatura de congelado, entre otros aspectos.
Actualmente los avances en los sistemas de refrigeración que se utilizan en los hogares se han ido orientando hacia dos líneas de acción. Por un lado, los fabricantes han buscado ser mucho más amigables con el medio ambiente, eliminándose por ejemplo los refrigerantes en base a los Clorofluorocarbonos (CFC) y, por otro lado, reduciendo al máximo el consumo energético.
Por otro lado, la tecnología también se ha ido incorporando a estos sistemas tanto en la parte de control como de telecomunicación. Es por lo anterior que estos artefactos pueden tener computadores que permitan, en primer lugar, autorregularse o programarse, conocer los contenidos de los alimentos y comunicarse con el usuario a través de sistemas de reconocimiento de voz o comunicación con centros de distribución para poder ayudar en la decisión de reaprovisionamiento de alimentos a través de Internet. En el fondo, tecnologías para hacer más fácil y agradable nuestra vida diaria al momento de disfrutar una comida.