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FLEXIBILIZACIÓN, RESILIENCIA Y MENOR DEPENDENCIA
Las reflexiones que deja la caída del puente en Baltimore
Por Alberto Oltra, CEO de DHL Global Forwarding en Sudamérica.
Ante esta como otras crisis hemos podido visualizar un modelo logístico que va hacia infraestructuras y estrategias globales que diversifiquen el riesgo para no depender de un país, puerto o canal. La flexibilidad, resiliencia y la menor dependencia se han convertido en factores clave para mantener la fluidez en las cadenas de suministro afectadas.

Sin lugar a dudas ha sido una de las noticias más importantes del primer semestre del año. El choque del portacontenedores de 10.000 TEUs, Dali, contra uno de los pilares del puente Francis Scott Key de Baltimore ha causado revuelo no solo en la industria logística, sino que en el mundo y en los distintos sectores productivos. Y es que la imagen del derrumbe no es indiferente a nadie.

El colapso del puente en Baltimore que ha detenido indefinidamente el paso de barcos que entran y salen del puerto de la ciudad podría perjudicar la economía local, afectar las cadenas de suministro y dificultar las entregas a lo largo de la costa este de Estados Unidos.

Sin embargo, para Latinoamérica y Chile, particularmente, este incidente no genera impactos directos. Lógicamente, causará distintos flujos hacia los puertos cercanos como el de New York, Norfolk, Virginia y Nueva Jersey, pero no tendrá una consecuencia grave para la estructura global como en el transporte de mercancías en contenedores o en el comercio mundial.

Se trata, en definitiva, de una disrupción más que se suma a contexto golpeado por el cambio climático, situación macroeconómica y conflictos geopolíticos. Pero es importante aclarar que aunque lo de Baltimore no golpea fuerte a la cadena global, sí da cuenta de una estructura que en los últimos años se ha vuelto más flexible, independiente y muy resiliente.


Menor dependencia

La situación del Canal de Panamá, el cambio climático, los conflictos geopolíticos, cibercrimen, elecciones y el reciente incidente de Baltimore, por nombrar algunas contingencias, han puesto a prueba a las cadenas de suministro globales. Y es que luego de la pandemia, hubo una lección clave: dejar de depender de China y apostar por el nearshoring.

Desde ahí, se ha fortalecido la diversificación de la producción y de los riesgos, dando espacio a economías como la de México y Brasil, por ejemplo, para que puedan potenciar sus infraestructuras y edificar nuevas alternativas logísticas.

El caso particular de México ha sido importante. Hoy empresas como Tesla están apostando por plantas ensambladoras de autos para ampliar aún más su diversificación. Pero también están India, Bangladesh y Vietnam quienes siguen solventando el nuevo paradigma: que los mercados tengan independencia de China.


¿A dónde vamos?

Ciertamente, el incidente de Baltimore es una alerta. Es un llamado de atención importante para la industria mundial con miras a seguir creciendo, modernizando e invirtiendo en más y mejores capacidades para afrontar una contingencia logística golpeada. Hoy vemos un modelo que va hacia infraestructuras y estrategias globales que diversifiquen el riesgo para no depender de un país, puerto o canal.

Ante este y otros escenarios, es esencial seguir fortaleciendo la flexibilización de la cadena logística para minimizar impactos; invertir, crear y modernizar la infraestructura multimodal para enfrentar con mejores herramientas y recursos las contingencias; adaptar planes de contingencia; ampliar las rutas comerciales y de proveedores; y, por supuesto, seguir reforzando la colaboración entre los distintos sectores y actores de la industria.

En ese sentido, ya se están buscando alternativas para subsanar lo de Panamá con el canal de Nicaragua o, por ejemplo, la creación de un corredor bioceánico que una Arica con Brasil. Estas son las señales correctas hacia un ecosistema logístico mundial más resiliente, colaborativo, resistente y preparado para nuevas disrupciones.

Tenemos que seguir fomentando la creación, inversión y modernización de infraestructuras que soporten distintos ritmos. Hoy existe mayor experiencia y preparación con nearshoring, pero hace falta continuar diversificando los puertos y la flexibilidad de la cadena multimodal. La infraestructura logística es fundamental para el crecimiento y activación de las economías latinoamericanas. Hay enormes oportunidades y tenemos que aprovecharlas.

Abril 2024
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