Tecnología y “nueva normalidad” en logística Por Julio Villalobos, Director CTL-UNAB; Miembro Comité Editorial Rev. Negocios Globales. / jvillalobosc@unab.cl En un contexto de retorno a la “nueva normalidad”, destacamos cuatro componentes que determinarán la agilidad de la cadena de suministro de una empresa en el futuro y, a través de estos, su capacidad de adaptación: flexibilidad en la planificación de ventas y operaciones (S&OP); su modelo de servicio integral; la necesidad de pasar de un entorno de costos fijos a uno variable; y la eliminación de "distracciones" y líneas de productos que no son rentables.
La demanda de muchos productos y servicios se ha evaporado en los últimos meses a medida de que los consumidores han alterado sus patrones de compra mientras se adhieren a las cuarentenas voluntarias y obligatorias, así como a las prácticas de distanciamiento social. Rápidamente nos vimos enfrentados a la continuidad de las actividades con modelos de abastecimiento con características de entregas a domicilio, de muy bajo contacto y mínima concentración de clientes. Estos modelos comerciales no son nuevos, existieron en el pasado, pero cayeron en desgracia debido a costos excesivos, problemas en la distribución y por cambios en el comportamiento del consumidor. En la era actual de distanciamiento social, sin embargo, sus características de servicio personalizado y cercanía a los clientes son muy deseables, aunque resulta inevitable imaginarlos ahora desde un nuevo lugar, desde la tecnología.
Para intuir el sentido de la evolución de las cadenas logísticas en la próxima década, debemos primero conocer cómo evolucionarán las necesidades y el consumo de los clientes. Estos no cambian, quizás sea la única certeza que las empresas tienen a fin de encontrar alguna señal para estructurar sus servicios y adaptar sus modelos comerciales. En este sentido, los hábitos de consumo parecieran avanzar hacia exigencias de una mayor rapidez, precisión y sencillez, independientemente de la distancia. Se demandarán mayores opciones de envíos y las cadenas tendrán una mayor necesidad de anticipacio´n ante los movimientos de la demanda futura. Respecto de las exigencias de una mayor rapidez, precisión y sencillez no deja de sorprender como el gigante chino Alibaba declara que se encuentra en plena construcción de una “red logística global”, que le permita hacer entregas en cualquier lugar del planeta en un máximo de 72 horas, así juegan los grandes...
Nos encontramos ante la demanda de redes logísticas más rápidas y fuertes, con un amplio abanico de servicios y soluciones para vincularse e integrarse con consumidores mucho más preparados, que cuentan con toda la información que necesitan, mucho más exigentes, con muy bajos umbrales de fidelidad y ultra conectados a través de sus dispositivos móviles. Este macro perfil, de cara al 2030, interpela, por lo tanto, a la cadena de suministro a agilizar y flexibilizar los procesos, con la finalidad de gestionar inventarios y realizar envíos lo antes posible. Para ello, la logística se tiene que dotar de las herramientas tecnológicas adecuadas para responder al reto de la inmediatez, no queda otra. El rol de las herramientas digitales En esta misma columna hemos revisado que son diversos los aspectos de los negocios que están siendo transformados por tecnologías de vanguardia y formas innovadoras de realizar sus actividades. Estas transformaciones buscan resolver de forma diferenciada sus operaciones logísticas, las relaciones con los proveedores y clientes e incluso gestionar el vínculo con el entorno. Ejemplos de esto son la impresión 3D, Big Data o el crowdsourcing. Para muchas empresas, estas tecnologías suponen nuevas formas de hacer negocio, incluyendo nuevos modelos de trabajo, nuevas alianzas, y en muchos casos, una nueva conceptualización de lo que llamamos soluciones logísticas.
En concreto, las herramientas digitales más mencionadas hoy en la literatura de vanguardia en transporte y logística son principalmente: Big Data, blockchain, los dispositivos IoT (Internet of Things), la inteligencia artificial (IA) y la impresión 3D.
Desde nuestra perspectiva, la explotación del dato y la aplicación de técnicas de IA serán exponenciales en los próximos años para aplicar modelos de previsión de demanda de transporte o localización de stocks, también para modelos de optimización de recursos o de rutas en tiempo real. También el blockchain será probablemente la tecnologi´a definitiva, a través de contratos inteligentes (smart contracts), mediante la cual el tracking y la identificación de productos a lo largo de toda red de organizaciones que componen una cadena de suministro, sea un estándar. De la misma manera, los dispositivos IoT sera´n imprescindibles para el control, inocuidad y seguridad dentro de la cadena de suministro. El operador logístico UPS lo tiene claro: sus futuras inversiones irán dirigidas principalmente a la mejora del uso de datos en tiempo real, a la IA, al aprendizaje automático (machine learning), entre otras tecnologías para optimizar el seguimiento y procesamiento de paquetes y carga, así como para sincronizar su flota de transporte. Por último, la impresión 3D tendrá un papel fundamental para aplicaciones concretas, se empleará de forma generalizada para la producción de piezas específicas y personalizadas. La impresión 3D en el mundo de la logística permitirá reducir los volúmenes de envíos, los productos serán más ligeros y producirá menos residuos.
Un comentario final al desafío de imaginar los nuevos modelos de servicios logísticos, que a partir del uso de las tecnologías señaladas se facilitarían. Tendemos a pensar que la externalización masiva de procesos logísticos centrales a través del crowdsourcing (crowdshipping u otros) abre de forma magistral la puerta a un diseño realmente integrado, eficiente, de respuesta inmediata y mucho más sustentable. Quizás es el esbozo de respuesta al desafío de los abastecimientos del futuro, particularmente en ciudades densamente pobladas. Esto habrá que ir monitoreándolo, internalizándolo y evaluándolo en toda su complejidad. |