Las redes de suministro en tiempos del coronavirus Por Rodolfo Torres-Rabello. / rodolfo.torres@edu.uai.cl Temor es la palabra que bien describe la actitud generalizada ante la pandemia que ha golpeado al mundo este 2020. Los medios de comunicación han informado en detalle, día a día, la evolución del contagio. En la esfera de los negocios, la pandemia ha golpeado a los mercados a lo largo y ancho del globo. Dado que los inversionistas están más familiarizados con los ciclos económicos, incluidos los períodos recesivos, pero no con una crisis causada por una enfermedad, la incertidumbre y los temores no han hecho otra cosa que aumentar.
China, donde se originó la enfermedad, ha visto mermado su comercio exterior. La Administración General de Aduanas China anunció que “las empresas (chinas) han negociado en forma activa con sus socios extranjeros para ampliar los plazos de entrega de pedidos y trabajar horas extra a fin de completar estos”. Por su parte, las compañías occidentales presentes en el país han estado tomando duras medidas: Google cerró sus oficinas; Starbucks cerró la mitad de sus tiendas, mientras que McDonald’s y KFC también han anunciado el cierre de varias sucursales.
El impacto en las cadenas de suministro es significativo; a modo de ejemplo, la epidemia del SARS en 2003 tuvo un impacto macroeconómico de US$100.000 millones. Es demasiado pronto para conocer el monto del impacto del coronavirus en la economía mundial, pero se saben los efectos: disrupción en el abastecimiento, elevados “lead times”, dificultad en el retorno de containers, entre otros. Asimismo, algunas empresas-cliente han reducido sus pedidos; otras han optado por incrementar los volúmenes de productos demandados, aumentando el almacenaje para mantener sus niveles de servicio, con el consiguiente alza de sus costos de inventarios.
Visto en perspectiva, el mundo está viviendo en una crisis permanente. Algunos economistas creen que algunos mercados no se recuperaron del todo después de la Crisis de 2008, y con los conflictos geopolíticos han surgido nuevos riesgos para el comercio internacional: el Brexit ha significado nuevas reglas del juego para el transporte internacional en Europa, y el conflicto de aranceles EE.UU.-China ha tenido un importante impacto en el abastecimiento de bienes. Y ahora esta pandemia causada por el Covid-19. Ahora bien, desde nuestro punto de vista, nos interesa anticiparnos y discutir qué pueden hacer las redes de suministro en un contexto de extrema incertidumbre. Hacia un conjunto de prácticas para afrontar escenarios de incertidumbre China llegó a ser la “fábrica del mundo”, pues muchas empresas localizaron allí sus fuentes de manufactura como un medio de reducir costos y maximizar rentabilidad. No obstante, en un contexto de incertidumbre conviene pensar no solo en la rentabilidad, sino sobre todo en el flujo de caja. En tiempos de crisis, proteger la caja pasa a ser vital. Esta dualidad de criterios pudiera significar reconfigurar la red de suministro.
Entonces, tiene sentido repensar la reconfiguración de la cadena de suministro y diversificar las fuentes de abastecimiento, dejando de depender de un solo fabricante o de una sola zona geográfica. Vale la pena evaluar la conveniencia de crear capacidad de fabricación, ya sea propia o desarrollando proveedores locales en Latinoamérica.
Una estrategia de relocalización no debiera solo considerar las actividades de fabricación, sino también las actividades “aguas abajo”, tal como la personalización de productos cercana a los clientes (“postponement”) o la implementación de instalaciones de ensamblaje de partes y piezas en áreas cercanas a puertos y aeropuertos en Sudamérica (como El Callao, en Perú, o Mejillones, en Chile).
Las facilidades que otorgan las zonas francas (como Zonamérica, en Montevideo) habilitan la implementación de abastecimiento con franquicias tributarias, junto con centros de servicio especializados.
En un escenario de incertidumbre, las redes de suministro necesitan ser resilientes. Una forma de lograrlo es establecer redundancia, para asegurar el abastecimiento de productos críticos y la continuidad operacional. Por ejemplo, trabajar con dos proveedores de repuestos críticos, en dos zonas geográ- ficas distintas con diferentes niveles de riesgo. Las estrategias de redundancia presionan los costos, pero aseguran el abastecimiento.
Al reconfigurar la red de suministro, estableciendo redundancia y rutas de abastecimiento alternativas, la complejidad aumenta y, con ello, el riesgo de perder la visibilidad. Por ello, tiene sentido invertir en tecnología Blockchain de trazabilidad, que nos permita mantener la visibilidad de los pedidos en todos los itinerarios de origen-destino.
En situaciones de extrema volatilidad, ganar en flexibilidad puede ser una ventaja. En este sentido, los Operadores Logísticos (3PL) pueden aportar soluciones novedosas y ágiles para el control de calidad en origen, el embarque de mercancías, el transporte internacional, el almacenamiento y, en general, para las operaciones logísticas globales.
Las crisis llevan a soluciones creativas. Tal vez convenga explorar el compartir espacios de almacenamiento y capacidad de transporte, mediante aplicaciones tipo Uber (“shared economy”), lo que evitaría inversiones en costos fijos, transformando Capex en Opex. Dos o más empresas competidoras bien podrían compartir esos activos, compitiendo por precios o por calidad de cara al cliente, pero colaborando en las actividades logísticas en el back-office.
En un contexto de certeza, la localización de los inventarios era sencilla (“multi-echelon inventories”); en uno de incertidumbre, en cambio, una localización errónea de inventarios puede impactar en disrupciones en el abastecimiento, causado -por ejemplopor interrupciones en los servicios de transporte en algún tramo. Una solución -válida para productos que se demandan en bajo volumen, pero que presentan alta variabilidad- es imprimirlos (3D Printing) lo más cerca del cliente que sea posible. La impresión aditiva es una tecnología que puede jugar un importante rol en las operaciones. En general, la tecnología de la Cuarta Revolución Industrial (Industry 4.0) resultará vital para lograr velocidad de respuesta y ganar en resiliencia.
La incertidumbre llegó para quedarse. Con o sin virus, con guerra comercial o sin ella, con terremoto o con Brexit, el contexto en que las redes de suministro se desenvuelven ya no es el de la certeza. Ese mundo se fue para siempre. Este nuevo mundo requiere ejecutivos capaces de abandonar las soluciones conocidas y surfear soluciones creativas, innovadoras, en un siglo XXI que avanza dando tumbos en permanente crisis. Rodolfo Torres-Rabello es Líder de Proyectos e Innovación en Cemin Holding Minero; profesor MBA Universidad Alberto Hurtado y de programas de postgrado Universidad Adolfo Ibáñez; coautor del libro “Supply Chain Management, logrando ventajas competitivas a través de la gestión de la cadena de suministro”; miembro del Comité Editorial de Revista Negocios Globales. |