El transporte de carga en la contingencia Por Juan Araya Jofré, Presidente de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile. La situación contingente es causa de obvia preocupación para los transportistas de carga. Primero, como industria dependemos totalmente de las mercaderías a movilizar; luego, si la economía cae, somos perjudicados directos. Tenemos un impacto por la contingencia y la gran mayoría de las empresas del sector, unas 40.000 en total, registran bajas en sus facturaciones. En gran medida, eso ocurre porque las jornadas de trabajo se han reducido, en términos reales, por disturbios, cortes de caminos, marchas, movilizaciones de distinto tipo, cuyo efecto real es que se acorten los horarios efectivos de servicios de transporte.
Los camioneros creemos que mientras el Estado de Chile, no solo el gobierno y las policías, sino las instituciones en general, no restauren el orden y la tranquilidad no se puede retornar a un régimen normal en lo laboral y productivo. De persistir la incertidumbre se compromete al transporte, lo cual es complicado pues las empresas trabajan con horarios precisos: despachos y retiros hacia y desde puertos, centrales de carga, retailers, faenas productivas, con tiempos medidos y horarios no fijados por el transportista, sino por el generador, mandante o cliente.
Referente a las demandas ciudadanas y sociales, el gremio en general está de acuerdo en que son necesarios cambios positivos, que haya una mayor sensación de justicia y menos abuso, creándose las condiciones para una repartición más equitativa de las oportunidades de riqueza y progreso.
Decenas de miles de transportistas somos Pymes, y están los trabajadores, los choferes; en conjunto hacemos el esfuerzo diario de salir a trabajar, y por encima de todo eso, somos ciudadanos. Nuestra conclusión es que no habrá tranquilidad social mientras no se arreglen materias básicas como pensiones, sueldos, salud, mejor trato y disminuir el endeudamiento. En el caso de los camioneros, nos vemos afectados por situaciones que no están a la altura de un país que hace bien las cosas: esperas prolongadas sin aviso o explicación, pagos fuera de tiempo, falta de condiciones adecuadas para el descanso de los conductores en carretera. Eso es falta de responsabilidad social de grandes clientes y, por supuesto, del Estado. Mientras persista esa situación de malestar, no será posible avanzar bien. Un efecto adverso El efecto que la contingencia tiene en la industria es aún difícil de apreciar. En general, la curva del transporte de carga es función de la curva de la economía. Eso quiere decir que el sector crecerá o caerá en igual medida que el país. Hoy existen señales de caída en la actividad general, con cifras del Banco Central. Esperamos que no imperen las expectativas y los escenarios más desfavorables, porque, igual que otros rubros, nuestras empresas necesitan saber cómo se presentarán las próximas licitaciones y demandas de servicio. En la medida que los conductores políticos y económicos den muestras de que el país transita a una mayor normalidad, esos escenarios más negativos tenderán a disminuir.
En el sector tenemos dos precios muy importantes: el dólar y los combustibles. En cuanto al tipo de cambio, prácticamente todos los equipos e insumos son importados. Respecto a los combustibles, siempre están expuestos a riesgos por situaciones internacionales que los pueden afectar, como ocurre generalmente con los commodities. ¿Y qué pasa con la seguridad? Para el transporte la seguridad es un factor primordial. Desde el inicio del estallido social, hemos quedado expuestos a la violencia, con muchos colegas con daños en sus equipos. Quien debe garantizar la seguridad es el Estado, y en eso, dada la magnitud de la crisis, ha quedado en deuda. Pero esto no es nuevo; durante años en el Sur, en la Araucanía, ha habido un permanente clima de zozobra, con quemas de camiones y atentados. La Confederación siempre ha estado dispuesta al diálogo y a apoyar todas las iniciativas y acciones que contribuyan a que esos delitos desaparezcan. Señal valiosa es la reciente aprobación de la ley antisaqueos y antibarricadas; esperamos que se aprueben todos los proyectos que contribuyan a devolver la tranquilidad. En especial, el resguardo efectivo de carreteras, porque de esa forma se evitará la persistencia de escenarios peligrosos para la seguridad de los conductores. Un rubro responsable Lo más importante es que retornen las confianzas. Para que una sociedad exista, los ciudadanos deben tener garantizado el derecho a la tranquilidad. Cuando existe eso la confianza retorna y mejoran las expectativas, económicas, sociales, de todo tipo. Los camioneros hemos mostrado una conducta muy responsable y tenemos la certeza de haber ayudado a generar condiciones de normalidad: desde el 18 de octubre, nunca dejamos de funcionar. Permanentemente, las 40.000 empresas del sector trabajaron, incluso con contratiempos derivados de la caída en su facturación, cortes de caminos y jornadas irregulares. Seguiremos cumpliendo esa labor, porque entendemos que sin camiones, el país se detiene. |