La logística en los nuevos acuerdos comerciales entre Chile y Brasil Por Rodrigo San Martín M., Managing Director Argentina & Chile de Gori - A DHL Company. Miembro Comité Editorial Revista Negocios Globales. Hace un par de semanas el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estuvo en Chile, donde una de sus actividades oficiales fue reunirse con el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, con el objetivo de fijar una hoja de ruta de corto y mediano plazo, que permitiera potenciar el comercio y la cooperación bilateral entre Chile y Brasil. Posteriormente se anunció que en los próximos días se enviará al Congreso un Tratado de Libre Comercio. Socio estratégico Brasil es nuestro principal socio comercial en Latinoamérica. Según cifras del Observatorio de Complejidad Económica del MIT, las exportaciones desde Chile a Brasil alcanzaron aproximadamente USD 3.500 millones, y de importaciones desde ese país al nuestro llegaron a aproximadamente USD 5.300 millones durante 2017.
Si miramos la industria del vino a modo de ejemplo, según cifras de Intelvid, el 2018 Chile exportó a Brasil casi 51 millones de litros, por un valor superior a los USD 147 millones. Esta cifra sitúa a Brasil como el quinto mercado en relevancia tanto en volumen como en valor de vino exportado. Estas cifras son sin duda muy relevantes y podrían ser mayores si estos acuerdos logran ejecutarse y profundizarse. Desafío logístico Lo anterior implica también un gran desafío desde el punto de vista logístico, ya que las cadenas de abastecimiento involucradas tienen hoy varios “cuellos de botella”.
Gran parte del intercambio de bienes se transporta por carretera. En la industria del vino por ejemplo, el 65% del volumen exportado se mueve por esta vía. El transporte terrestre tiene algunos retrasos en el paso Los Libertadores, el cual todos sabemos que sufre cortes durante la temporada de invierno, los que en promedio llegan a entre 30 y 35 días totales de cierre por año. Además, las mercaderías deben hacer nuevamente aduana entre Argentina y Brasil, donde se agregan más tiempos de espera. En resumen, se pierden días en estos trámites y además sube el costo logístico. Este último punto no es despreciable, si consideramos que a precios de mercado de hoy, la carga equivalente a un contenedor de 40 pies cuesta aproximadamente el doble moverla a Brasil vía terrestre, que moverla por ejemplo a Estados Unidos vía marítima.
Mirado desde otro punto de vista, para un embarque de vino de exportación, este costo terrestre puede representar más del 10% del valor del producto.
Si pensamos en la alternativa marítima, nos enfrentamos también a desafíos. Existen solo dos navieras que dan servicio directo, el cual tiene tiempos de tránsito similares a los que encontramos en los servicios a Europa. Por otro lado, los costos pueden ser más del doble del valor de transportar la misma carga a Europa. En el caso marítimo, eso sí, los costos se mantienen en promedio bajo el 10% del valor del producto.
Si estos “cuellos de botella” no se abordan, estaremos manteniendo limitantes en el comercio con Brasil y por lo tanto no estaremos explotando el potencial de la relación entre ambos países. Acuerdos que simplifiquen los trámites aduaneros, que permitan mayor competencia en el transporte marítimo e inversiones en infraestructura creo serían algunas de las acciones necesarias para ser consideradas en la implementación de nuevos acuerdos y en la profundización de ellos. |