Tres décadas de Freight Forwarding y el Transporte de Cargas en Chile Por Ricardo Kohn Lamas / ricardokohn2014@gmail.com Durante los años ´90, la economía chilena se caracterizó por el auge de las exportaciones “no-tradicionales” (como el salmón, el vino y los mariscos en conserva, entre otras). Este escenario alentó tanto a las principales empresas de courier internacional como a las grandes compañías de Freight Forwarding, a establecerse con operaciones propias en nuestro país. Las primeras incursionaron en el envío de muestras a diferentes partes del mundo, mientras que las segundas potenciaron las exportaciones no-tradicionales.
Al mismo tiempo, se formaron empresas de courier nacional y local; las compañías de transporte terrestre comenzaron a mover carga hacia el resto de Sudamérica en forma habitual, y las líneas de buses provinciales dieron los primeros pasos en el desarrollo de sus propias divisiones de courier nacional.
En el ámbito aéreo, se vivió una fuerte concentración, durante la que desaparecieron reconocidas aerolíneas, dando paso a nuevos actores para el transporte de carga aérea internacional. Chile no estuvo ajeno a esta tendencia: se fusionaron líneas aéreas locales creando una empresa muy fuerte de transporte de pasajeros y carga en Chile y Sudamérica. En términos de transporte de carga, varias líneas aéreas inician la oferta de servicios “Express” a sus clientes.
Posteriormente, la crisis global de 2008 impactó nuestra economía, y el transporte aéreo y marítimo de carga durante el año siguiente sufrió las consecuencias, logrando recuperarse de forma importante entre 2010 y 2015. Factores que impactaron en la industria de Freight Forwarding No obstante esta recuperación, estos últimos tres años (de 2015 a 2018), creo que la industria del Freight Forwarding en nuestro país está creciendo con menos dinamismo que los años anteriores. El factor precio es un tema no menor hoy en día, sobre todo en la carga marítima, ya que las tarifas de exportación van al alza al igual que las de los fletes marítimos de importación. En ese sentido, los grandes conglomerados marí- timos se han fusionado y en la actualidad, no son más de siete los grupos que lideran esta industria a nivel global. Con estas fusiones, todo hacía suponer que los precios se harían más competitivos y que habría mayor disponibilidad de espacios y equipos, pero la realidad demuestra todo lo contrario.
Otro aspecto a considerar es que el cliente final en Chile comenzó a cambiar a principios de este siglo XXI, específicamente debido al retail. Los retailers comienzan a importar grandes volúmenes de productos (en especial, desde China y el Sudeste Asiático), y se dan cuenta que esa cantidad de containers es sumamente atractiva para los embarcadores globales que necesitan volúmenes de carga, tanto para cumplir con los presupuestos establecidos como para negociar tarifas anualmente con las navieras. Por ello, demandan a los agentes de carga tarifas con muy poco margen de ganancia a cambio de esos importantes volúmenes de importación. Y con el correr de los años esta práctica de ofrecer volumen a cambio de tarifas muy bajas, se trasladó a otras verticales de nuestra economía, como lo son los sectores industrial, vitivinícola, minero, alimenticio, farmacéutico, entre otros.
Actualmente, todas estas industrias se están “retailizando” en la compra de servicios de transporte de carga internacional, provocando que, en general, el margen de las empresas embarcadoras sea bastante bajo, y que la industria del transporte de carga no crezca a las tasas con las que crecía en la década de los ´90.
Otro factor que debemos considerar es que existe mucho más competencia que hace veinte años y el número de agentes de carga formales (e informales), ha crecido en forma desproporcionada a la realidad del país, lo que también contribuye a que la rentabilidad no crezca. Visibilidad de la Carga Por ello, al conversar con los clientes, siempre inicio por mostrarles las siguientes relaciones:
• Siglo XIX: Carga Marítima • Siglo XX: Carga Aérea • Siglo XXI: Visibilidad
Y, a mi juicio, ese es justamente el factor de diferenciación frente al pasado; lo denomino “Tecnología Logística” y es lo que está cambiando el paradigma hoy en día. En esta situación, necesariamente sobrevivirán y crecerán aquellas empresas embarcadoras que inviertan y ofrezcan soluciones tecnológicas a sus clientes, mientras las restantes se quedarán atrás o simplemente desaparecerán.
El mercado chileno ya no está dispuesto a pagar de más por sus embarques; el cliente del siglo XXI (muchos de ellos “Millenials”) conoce muy bien los precios y servicios, y lo que más lo mueve e induce a la toma de decisiones es la visibilidad, información y tecnología asociada.
Ya muchos de los grandes actores del mercado logístico están invirtiendo fuertemente en tecnología, pues están muy al tanto hacia dónde se dirige la industria. Lo fundamental es que todos los participantes lo tengamos claro. Ricardo Kohn Lamas es Consultor Experto en Transporte Marítimo y Aéreo del Vino/Productos Líquidos Bebestibles, con más de 25 años de experiencia en empresas globales de Transporte y Logística. |