Por Diego Bozzano. Consultor en Logística y Transporte. Diplomado en Gestión de Operaciones y Logística, IEDE Escuela Española de Negocios (2011). Diplomado en Logística Estratégica Universidad de Chile (2012). Profesor Auxiliar Duoc UC en las carreras Comercio Internacional e Ingeniería en Gestión Logística. diego@dbozzano.cl
Diego Bozzano.
Los últimos dos años no han sido exactamente de buenas noticias para la industria minera, tras observar una caída en el valor de la libra de cobre con respecto a los altos valores a los que veníamos acostumbrados. Esto ha generado que este sector, tan importante para nuestro país, deba reacomodar sus operaciones, incluyendo sobre todo sus costos. Esta nueva realidad ha generado que el mercado de transporte deba reacomodar sus prioridades, buscando nuevos desarrollos en una industria que día a día se vuelve más competitiva.
Al observar el desarrollo de la cadena de suministro como un todo, se ve cada vez más la necesidad de entregar, a través de sus distintas etapas, un valor agregado a los clientes, ya sean estos los generadores de carga, intermediarios en el canal de distribución, o los consumidores finales. Este desafío se encuentra más vigente que nunca con los cambios mencionados en la industria minera.
El mercado del transporte en Chile nos trae constantemente en el último tiempo empresas que “bajan” del Norte del país, para intentar adaptarse a nuevas industrias que se desarrollan en la Región Metropolitana como el Retail, el mercado vitivinícola o el “puerta a puerta”. En este sentido, se observa cada vez más la necesidad de trabajar con un perfil de conductor completamente diferente al que acostumbraban las empresas transportistas, ya que no solo cambian las mercancías que estos deben transportar y manipular, sino que también cambian la geografía en la que se desempeñan, el tipo de vehículo y las personas con las que le toca relacionarse, incluyendo a los clientes finales en algunos casos.
Esta adaptación del conductor debe realizarse en un período de tiempo que permita el conocimiento o acostumbramiento de los aspectos básicos de la conducción (conocer las calles, el tráfico, las velocidades, etc.), para posteriormente trabajar sobre aspectos más específicos de la operación.
Nuevos desafíos para los conductores
Es muy normal que los conductores que trabajan en operaciones mineras no estén acostumbrados a manipular carga, sobre todo cuando hablamos de carga tecnológica, que puede sufrir fuertes daños en caso de mal manejo. Esto nos obliga a capacitar al conductor en el reconocimiento de aspectos básicos de un embalaje, como los pictogramas que vienen impresos en una caja e indican hacia qué lado debe ir almacenada la unidad, o si esta es frágil o de otro tipo. También debe reconocer las condiciones en la que la mercancía puede permanecer almacenada, de manera de interactuar con la persona que realiza la recepción de la misma y aconsejarla sobre su correcto almacenamiento.
Una vez revisado este aspecto, se debe trabajar en cuanto al relacionamiento del conductor con el personal de los puntos de carga y descarga. Es conocido que los tiempos son completamente diferentes en un punto de carga industrial que cuando se trabaja con un centro de distribución que puede cargar productos de diferentes generadores de carga, donde posiblemente tendrá largos tiempos de espera o se requerirá de su participación en los procesos de carga y estiba de la mercancía sobre el vehículo. En este sentido, es deseable que el conductor, si ya tiene experiencia en una ruta de reparto, pueda entregar su opinión sobre cómo debe ser cargado el vehículo para que este no pierda estabilidad, luego de ser descargado parcialmente.
En cuanto a los puntos de descarga, es muy importante que el conductor no solo logre entregar el producto, sino que, además, dependiendo del tipo de lugar de entrega, pueda realizar algunas gestiones adicionales. Por ejemplo, si el lugar de entrega corresponde a un punto de venta, es importante que el conductor pueda hacer una pequeña lista de chequeo, en la que indique si los tiempos de descarga fueron los deseados y, en el caso de existir retrasos, pueda informar cuáles fueron los motivos. Para esto, es deseable que el conductor no trabaje con lápiz y papel, sino que lo pueda hacer a través de una herramienta tecnológica, como un smartphone o un tablet conectada a Internet.
En caso de que el lugar de entrega corresponda a un domicilio particular (sobre todo en operaciones de e-commerce), el conductor podrá, en algunos casos, explicar al cliente la correcta utilización del producto, o incluso el procedimiento para generar un reclamo en caso de que este presente alguna deficiencia.
Este relacionamiento con el cliente exige un trabajo fuerte sobre un conductor que está acostumbrado a un rubro diferente, con aspectos industriales y con poca participación de personas ajenas al proceso de trabajo. Debemos pensar en cómo reaccionará este conductor al momento de encontrarse con un gran número de guías de despacho para entregar, la situación de subir y bajar constantemente del vehículo, transitar en condiciones de velocidad muy lentas y adicionalmente relacionarse con personas que simplemente son consumidores finales, muchos de los cuales solo tendrán relación con la empresa que les vende el producto a través del conductor.
Todos estos puntos deben derivar en un proceso de adaptación del conductor a su nuevo medioambiente de trabajo, incluyendo, por supuesto, los desafíos de productividad a los que se verá enfrentado en una operación de distribución, los cuales pueden afectar su salario. Este proceso de adaptación debe aprovechar las condiciones que el conductor trae de origen, como su preocupación por la seguridad y el respeto a estos procesos, en los que seguramente fue formado durante su experiencia en la industria minera. Este aprendizaje debe tomar estos conocimientos como base y trabajar sobre ellos, haciendo énfasis en el hecho de que la existencia de los nuevos procesos de relacionamiento con el cliente o distribución en diferentes puntos de entrega no son contrarios a lo que ya conoce, sino que más bien son complementarios, y que el hecho de capacitarse y aprender sobre estos nuevos procedimientos no hace más que ampliar sus posibilidades profesionales en el largo plazo.
Muchos conductores hoy están buscando nuevos horizontes de trabajo, tomando en cuenta la coyuntura actual en la industria minera, y en algunos casos, se niegan a trabajar en operaciones diferentes, simplemente por no conocerlas o no sentirse preparados para desempeñarse en ellas. La posibilidad más fuerte de generar ventajas competitivas para una empresa de transportes está en el trabajo de capacitación y desarrollo de sus conductores, ya que otros aspectos como la tecnología o los nuevos vehículos están disponibles para todos.
Este desafío se encuentra vigente hoy en nuestra industria, y más que nunca en el último tiempo. En definitiva, como siempre en el Transporte, el que gestione mejor, tendrá más posibilidades.