Por Rodolfo del Canto, Prevencionista de Riesgos y Académico de la Escuela de Comercio de Santiago.
Rodolfo del Canto.
En ese sentido, existen varios elementos que han desarrollado el concepto de conducción segura, como la incorporación de dispositivos que permiten mejorar las condiciones de alerta de los pilotos al momento de enfrentarse al volante; además de modificaciones legales, ambientales, de infraestructura vial, tecnológicas y exigencias bastante más rigurosas para obtener licencias de conducir.
Sin embargo, el factor humano asoma como un motivo permanente dentro de los elementos que componen las variables para una acción alejada de peligros. Las buenas o malas decisiones durante el manejo de un vehículo, tienen relación con la experiencia o cercanía que una persona tenga frente a eventos de riesgos o situaciones críticas.
Porque si bien las cifras del transporte de carga no son tan negativas en comparación a las tasas de accidentabilidad que presentan los automóviles livianos, la planificación que sea capaz de hacer un conductor de esta industria sigue teniendo un rol gravitante, considerando las horas de viaje, los ciclos de descanso, el estado de la máquina, el clima y en general todos los aspectos que involucre la logística operativa, con riesgos inherentes a la función y que están siempre presentes.
Por otro lado, las empresas presentes en la cadena están llamadas a diseñar e implementar controles preventivos respecto de su personal y vehículos, de forma tal que se administre correctamente el riesgo asociado a la actividad. Bajo esa premisa, la urgencia de cumplir con las entregas no debe someter a presiones indebidas a los choferes, llevándolos a incurrir en comportamientos peligrosos durante los trayectos.
Otra arista importante son las incorporaciones en seguridad vial, como anuncios de eventos, sistemas de asistencia, alertas, entre otras, que constituyen un referente destacado en la mejora de información con la que deben contar los conductores.
A lo anterior se debe sumar los avances en infraestructura de los centros de carga y descarga de mercaderías, en donde existen otros riesgos adicionales, debido a la interacción de grúas o maquinarias que dependen de una ejecución externa al transportista. En esa línea, el respeto a los aspectos procedimentales de cada operación ayudan a mantener un control eficiente de las maniobras a las cuales se expone el personal que opera en este rubro.
El papel de la tecnología
Elementos clave para reducir los accidentes en el transporte de carga son la educación –en la formación profesional de los conductores-, la posibilidad de ejercer controles más efectivos por parte de las policías y la aplicación de nuevas tecnologías. El segmento automotriz ha venido desarrollando un enfoque claro en este sentido, orientado a salvar las vidas de las personas que manejan a diario y de todos quienes rodean a la circulación de un medio de transporte terrestre.
¿En qué se traduce esto? En normas más estrictas e innovaciones que dan respaldo y garantía a un sector que requiere de desarrollos tecnológicos de punta para ejercer su actividad. De hecho, los vehículos de carga han optimizado sus estándares de seguridad y confort, ayudando a que los operadores sean más eficientes en la entrega de sus mercancías.
La masificación de los equipos GPS ha colaborado mucho en este aspecto, proporcionando controles sensibles en trayecto, velocidad y tiempos de desplazamiento, lo que refuerza una vigilancia efectiva sobre la productividad del negocio, pero que también aporta desde la seguridad, pues sirve como elemento disuasivo ante asaltos que, en definitiva, perjudican igualmente a los conductores.