Por Jaime Soto, Secretario General de ACTI.
Jaime Soto.
Si hace 20 años la inclusión de tecnología en automóviles era una novedad exclusiva para solo algunas marcas, hoy se consolida como un requisito básico y masivo si pretenden alcanzar los estándares de seguridad, estilo, comodidad y entretenimiento que año a año se expanden, los que, además, se deben establecer dentro de un rango de precios competitivos. El foco de las transformaciones dentro de la industria automovilística se centra en la comunicación, interoperabilidad y dependencia entre sus diferentes funciones, permitiendo ingresar comando de voz o manuales que regulen diferentes aspectos desde una sola plataforma, para simplificar el uso y así disfrutar de estos sin quitar la atención al manejo.
Esto aplica principalmente al panel que alguna vez incluyó una serie de botones, lectores de CD’s, diversas entradas y perillas, todo lo que ahora solo podemos encontrar en una pantalla touch única capaz de escuchar indicaciones y realizar llamadas, además de controlar los limpiaparabrisas, climatización, alza vidrios, modalidad de conducción, GPS, cámaras, etc.
La influencia de la tecnología en la industria automotriz deja su marca en los renovados sistemas de navegación inteligente con mapas en 3D, alertas de descanso que avisan luego de dos horas continuas de manejo, el driver attention alert que identifica cuando el conductor se está desconcentrando y ante riesgo de sufrir accidentes, modo estacionamiento automático, red wi-fi propia, el botón que reemplaza la entrada para llave, vidrios repelentes de agua, sensores de colisión que advierten cuando está muy cerca de algo, aspiradoras integradas, entre otros.
Por otro lado, la sustentabilidad y reducción de contaminación también lideran la lista de prioridades entre los fabricantes, los que están dando cada vez más importancia a la baja en emisiones de CO2, dando cabida a los automóviles eléctricos e híbridos, que combinan estos con sistemas tradicionales de combustible e, incluso, a aquellos alimentados por hidrógeno, que hoy se conocen como motores ‘fuel cell stack’, capaces de tener una autonomía de hasta 700 km. En lo que respecta a las cajas de cambio, también podemos hablar de novedades que son posibles gracias a las innovaciones tecnológicas que día a día alteran múltiples industrias. En el caso de las cajas automáticas, por ejemplo, podemos ver ya a aquellas de 6 velocidades, en reemplazo de las 4 más comunes.
De todos modos, a medida que las comodidades y perfeccionamiento en la conducción y velocidad del vehículo van creciendo, la seguridad lo va haciendo en paralelo, tanto desde el punto de vista de los fabricantes, como de los legisladores y la creación de nuevas regulaciones acordes a la realidad de la industria actual.
Es por ello que en muchos países se exigirán pruebas de colisión frontal, lateral, en los sistemas de frenados y ensayos en los anclajes de los cinturones de seguridad y de los sistemas de retención infantil, además de volverse obligatorio el control electrónico de estabilidad, cuya tecnología reduciría en un 50% los siniestros con resultado de muerte.
En el mismo ámbito, ya se encuentran patentados y a disposición de todas las marcas, los cinturones de seguridad traseros inflables que permiten aumentar la amortiguación en caso de impacto; los que, junto a los controles de estabilización, brindan mayor protección.
Todo esto, de todos modos, nos lleva a lo que hace unas décadas solo pertenecía a películas de ficción, pero que creemos no tomará un plazo muy largo en volverse realidad autos con conducción autónoma, en los que diversos fabricantes ya se encuentran trabajando, hasta la implementación de inteligencia artificial y robótica en vehículos.