El primero correspondió a la elaboración y perfeccionamiento de plataformas de comunicaciones, en ese entonces analógicas, que permitieran la obtención de datos de manera oportuna, generando llamados a las unidades GPS para establecer la comunicación y bajar los datos guardados en sus memorias. Lo anterior implicaba administrar elementos como software conectados con módems, los que administraban las llamadas, permitían la administración de reintentos y alimentaban indicadores que posibilitaban monitorear un aspecto que hoy implica uno de los elementos menos influyentes en el servicio: la tasa de éxito de conexión para la obtención de los datos.
El segundo elemento era la elaboración de complejas programaciones de los sistemas GPS, de manera de minimizar la generación de eventos que eran caros de transmitir. Es así como se utilizaban equipos que tenían capacidades de programaciones complejas (en algunos casos mucho más elaboradas que los equipos que los reemplazaron), lo que permitían a la unidad tener un mayor grado de discriminación de situaciones "atendibles", pudiendo ahorrar en la transmisión de aquellos eventos que no representaban un valor agregado real a la gestión de la flota.
El tercer aspecto era la optimización de las plataformas de explotación de estos servicios, las que estaban limitadas por anchos de banda mínimos, respecto de los actuales, aparte de ambientes y herramientas de programación menos capaces que las que utilizamos hoy.
Todo lo anterior generó que las primeras empresas operadoras de servicios fueran "forjadas" bajo el rigor de las dificultades técnicas mencionadas, teniendo un enfoque eminentemente técnico en sus ofertas. Esto también ha afectado a empresas que nacieron posteriormente, ya que muchas siguieron la misma tendencia, sin cuestionarse si efectivamente el mercado premia, por ejemplo, que una herramienta pueda tener una capacidad avanzada y administrable por el propio cliente.
El valor agregado
Desde hace poco tiempo, en el mercado han aparecido empresas que están cambiando su foco hacia el producto por uno orientado hacia el valor agregado al cliente. Lo anterior implica un entendimiento de que las falencias que han tenido estos servicios, que han generado que los clientes tengan tasas de uso, en algunos casos, tendientes a cero, no ha sido porque estas plataformas cuenten con más o menos herramientas. Por el contrario, esta tendencia al desuso se ha producido por dos aspectos fundamentales, derivados de la orientación hacia el producto.
La primera consiste en crear herramientas basando su valor en lo complejo que puede resultar el desarrollo de la misma, sin detenerse a evaluar el impacto real que ésta tendrá en el cliente final, es decir, una aplicación con aplicabilidad limitada o suficientemente compleja que las hace inutilizables por alguien que no haya participado en su propio desarrollo. El segundo aspecto que ha determinado la baja utilización de estos servicios, es el bajo apoyo que han prestado las empresas de servicios de control de flotas, de cara a la gestión del cambio de las firmas clientes y, coherentemente, con el bajo servicio en el plano de la explotación de estos servicios. Es así como hay empresas que han contratado estos servicios y asignado su gestión a personal que ya tenía su agenda colapsada y que, evidentemente, su tendencia fue seguir haciendo lo mismo que hacían antes de tener el sistema. En casos extremos, este mismo personal atacaba estos servicios catalogando a los sistemas como malos o inservibles, en circunstancias que ni siquiera los usaban.
Es así como esta industria, finalmente se está encaminando en el camino correcto, involucrándose en servicios que permiten la explotación de los mismos, mediante estructuras que posibilitan al usuario seguir dándoles complejas plataformas para que obtenga los datos y detalles que requiera de su actividad, pero vinculados con servicios de "Control de Tráfico" y "Consolas de Control Integral", que dan la primera capa de utilización a estos servicios. Este "Control de Tráfico" permite a los usuarios recibir los beneficios de acciones continuas y permanentes de control frente a desviaciones de los comportamientos definidos como aceptables en relación a la flota. En definitiva, logra un control simple, pero preciso y permanente, de cara a controlar comportamientos de los conductores, lo que genera cambios conductuales, mejoramiento continuo y la gestión paulatina del cambio que las empresas usuarias necesitan para incorporar estos servicios y sistemas como ejes fundamentales de su gestión corporativa. Por otra parte, las "Consolas de Control Integral" permiten a los usuarios desplegar en una pantalla los indicadores más relevantes del desenvolvimiento de las variables que determinan la actividad de la flota.
En un corto a mediano plazo, no me extrañaría ver que los principales actores en esta industria estarán compuestos por las empresas que lograron entender estos conceptos, relegando a las centradas en el producto, a los clientes que vayan quedando atrás en los conceptos de gestión de fondo, más allá si una plataforma tiene o no una aplicación específica. Estamos frente a una nueva renovación de enfoque respecto a la oferta, lo que determinará nuevos líderes de la industria que serán un real aporte de valor agregado a sus clientes.