Se habla constantemente de modernizaciones e innovaciones en las diferentes industrias. Sin embargo, en la industria chilena de Transporte y Logística internacional, los tiempos parecen regirse por otros parámetros. En otras regiones del globo -como Europa y Norteamérica- el "freight forwarder" tradicional dejó hace mucho tiempo su rol original de arquitecto en la cadena de transporte y evolucionó hacia un modelo de 3rd Party Logistics Provider (3PL), mientras que en Chile, el comúnmente llamado "Outsourcing" está dedicado netamente a la coordinación del proceso logístico dentro del comercio exterior.
La gran diferencia entre 3PL y 4PL está en la designación de responsabilidades por parte del importador y del exportador de su gestión logística a un tercero, cuya labor consiste no sólo en una gestión de transporte y comercio exterior, sino que en la negociación con otros proveedores logísticos, con el fin de optimizar costos y mejorar la eficiencia en el área de Comex y Transporte a beneficio del cliente.
Por lo general, en Chile la figura del 4PL causa cierta desconfianza, debido en parte a malas experiencias pasadas, donde el 3PL no siempre cumplió con las expectativas ofrecidas.
Tampoco ayuda mucho a una integración real la división entre agente de aduana y operador logístico (3PL), la que crea fricciones entre ambas entidades, exige tecnología en sistemas separados y aumenta innecesariamente el número de proveedores de servicios dentro de la cadena de suministro.
En este sentido, el 4PL realmente integrado en el proceso logístico permite que el cliente pueda concentrarse en el desarrollo de su core business, entregando completamente su operación logística, pero midiendo y controlando la gestión del 4PL a través de KPIs (Key Performance Indicators) definidos. Pero, para alcanzar este fin, se requiere de una actitud y ejecución transparente por ambas partes.
Como he señalado anteriormente, esta transparencia no se está aplicando. Las razones están por investigarse más en detalle y pueden ser variadas, desde el cliente que no entrega todos los datos que definen su cadena logística y no transparenta sus problemas reales (lo que entorpece una solución real), hasta los proveedores de logística (3PL y 4PL) que no cuentan con la infraestructura operativa, tecnológica y financiera que realmente necesitan para enfrentar de manera eficiente los desafíos y ofrecer soluciones visionarias, entre otros.
Si bien cada país tiene sus desafíos y condiciones particulares, en otras economías (y en particular, en los países desarrollados), se reconoce la necesidad de simplificar los aspectos legales en pos de una mayor eficiencia de sus economías y su comercio exterior. Por ejemplo, la división existente entre las figuras del operador logístico y del agente de aduana en Chile, afecta innecesariamente la eficiencia del sistema y la cadena de suministro por dividir procesos, exigir aplicaciones y soluciones TI separadas, sin una integración real.
El país ha avanzado enormemente, más aún en comparación con nuestro vecindario, pero queda mucho camino por recorrer, especialmente en la modernización del aparato aduanero y su visión más global. El 4PL ofrece no sólo una visión moderna del comercio internacional, sino una verdadera posibilidad de avance hacia una economía moderna e eficiente.
El incentivo para la empresa que actúa en los mercados internacionales de bienes y commodities con sus cadenas de suministro, está en el expertise del 4PL:
Negociación con los proveedores de servicio como transportistas, operadores logísticos, agencias de aduana, etc.
En muchos países del Hemisferio Norte se reconocen y desarrollan estructuras nuevas dentro de los actores logísticos. Por ello, se hace necesario evaluar estos modelos y adaptarlos a la realidad chilena, aplicándolos a nuestras necesidades.