El norte de Chile es uno de nuestros motores de desarrollo, especialmente por la Minería, que ha gozado de un proceso de crecimiento muy fuerte desde la IV región hacia el norte. Sin embargo, este crecimiento no ha ido de la mano con el desarrollo de nuestras carreteras, lo que de una u otra forma equivale a un corazón productivo fuerte y vigoroso conectado al resto del organismo por una débil arteria. Como ejemplos, podemos mencionar que aún no contamos con doble vía al norte de la Serena y que el tramo que está en desarrollo actualmente sólo cubre hasta Vallenar. Es difícil creer que la única conexión terrestre entre Antofagasta y Santiago sea una carretera de una vía por sentido. Constantemente vemos accidentes fatales que serían evitables si tuviéramos una infraestructura adecuada. Hace unos días, un camión que transportaba carga minera, dejo caer parte de ésta en la caretera, involucrando vehículos de pasajeros que viajaban en ambos sentidos: una doble vía habría salvado vidas!!!
En logística el tiempo tiene un costo, dado que mantener equipos y mercadería inmovilizados no es gratis. Así, el problema de conectividad se traduce en que los abastecimientos de estas zonas sean más lentos y más caros. Costo que terminan pagando los consumidores y las empresas.
En el extremo opuesto del país se vive una situación similar, pero por diferentes causas que no me corresponde analizar en esta columna. Lo concreto es que, basta con un bloqueo a un puente o un camino para que quede una ciudad o incluso una región desabastecida. Así, hemos visto cómo Coihaique y Puerto Aysén llevan semanas con escasez de combustible y alimentos básicos. Y no hay forma de hacerles llegar despachos, ni por vía aérea o marítima, ya que esos caminos son la única vía de acceso. Adicionalmente, recién terminamos el período de vacaciones y nuevamente el aeropuerto internacional de Santiago mostró señales evidentes de colapso. Según cifras publicadas durante el verano en la prensa, éste operó sobre su capacidad, lo que se reflejó en largas horas de espera en Policía Internacional. Este terminal es el principal aeropuerto de entrada y salida de carga internacional del país. Dado esto, la situación que se genera producto de la congestión atenta directamente contra la competitividad de Chile, ya que agrega costos a la cadena de abastecimiento y pone un grado de incertidumbre que es difícil de manejar, especialmente en la temporada alta de intercambio comercial. Lo anterior también genera inevitablemente un encarecimiento en los costos del transporte, afectando finalmente a los exportadores locales. Para ser un país desarrollado no sólo necesitamos crecer en nuestro producto interno a tasas de alrededor de un 5% en los próximos 6 años, también debemos lograr un porcentaje de inversión sobre el PGB mayor al 28%.
El 2011 llegamos al 26%, lo cual es bastante mejor que lo alcanzado en años anteriores, pero todavía falta. Este diferencial de inversión, a la luz de lo que vemos en nuestra industria, es muy necesario para que parte se vaya a infraestructura logística, y para que todas las regiones del país se conecten de manera eficiente y con seguridad. Mejores puertos, mejores aeropuertos, mejores conexiones con Argentina y carreteras de mayor calidad que generen una red de conexión fuerte y robusta, la arteria que Chile necesita para tener un cuerpo sano y competitivo.