Por otra parte, se pueden constatar mayores presiones del sector privado (principalmente grandes retailers a nivel global) para el desarrollo y aplicación de sistemas de trazabilidad, lo cual ha llevado a los exporta-dores a comenzar a ordenar la casa para tener la información de sus productos disponible de la mejor forma y en el menor tiempo. Pero, aún falta bastante por hacer. Si bien una gran parte de nuestras empresas expor-tadoras es capaz de responder de forma más o menos rápida y certera frente a los requerimientos de traza-bilidad del exterior, también es cierto que aún no hemos sido capaces de darnos cuenta de lo importante que es la integración que debiera existir entre las diferentes empresas que interactúan en la cadena de abastecimiento. Esto va de la mano con la utilización de lenguajes estándares que permitan entender rápidamente "qué quiere decir" el proveedor/ cliente, y es aquí donde juegan un papel fundamental los estándares EAN.UCC, que se utilizan cada día más como una importante herramienta para optimizar cualquier sistema de trazabilidad que integre a diferentes empresas.

Actualmente, hay dos tecnologías que permiten realizar la identificación de los productos y, además, la captura automática de la información.

La primera es el ampliamente utilizado y conocido código de barras (de los cuales hay muchos tipos, pero solamente un estándar global) y la segunda es el RFID (Radio Frequency Identification), que ha comenzado a ganar terreno en los mercados globales.

Claramente, el RFID es una herramienta tecnológica que permite capturar de forma inmediata y con un alto porcentaje de efectividad toda la información que contenga un tag (o un chip) adherido al producto (o a la caja o pallet), permitiendo así utilizar esta información clave para agilizar cualquier proceso de captura o búsqueda de información relacionada a la trazabilidad. Sin embargo, es importante destacar que en el tag no es necesario guardar toda la información del producto, sino que solamente las "llaves" que permitan luego acceder al resto de la información, y por otra parte que en el uso del RFID, al igual que para los códigos de barra, también existe un estándar único, abierto y global llamado EPC (Electronic Product Code) administrado en nuestro país por GS1 Chile.

Todavía estamos esperando "el gran salto" que debiera dar la tecnología RFID, pero los altos costos de imple-mentación han hecho que aún no existan aplicaciones masivas, por lo cual los fabricantes de hardware continúan trabajando -y con gran éxito- en disminuir los costos de tags y equipos, ya que la aplicación a gran escala, junto con las innumerables ventajas del RFID, seguramente harán que la trazabilidad, y en general toda la logística asociada a la cadena de abastecimiento, se optimice de manera exponencial. Mientras tanto sigamos atentos a los diferentes pilotos y casos de éxito que nos dicen que el camino va hacia allá, aunque el RFID con los códigos de barra coexistirán por al menos 15 años más.