Además de la tarjeta inteligente del Metro, la aplicación RFID más conocida en Chile es la identificación de vehículos para cobro de peajes en La Costanera Norte, Autopista Central y Vespucio Norte. Este es un sistema complejo, porque además del tag incorpora otros sistemas de detección como fotografía de la patente. El tag utilizado es activo, es decir, requiere una batería que dura de 5 a 7 años, opera a 5.7MHz y se adhiere al parabrisas por el interior del vehículo. Esta tecnología funciona muy bien, incluso cuando múltiples vehículos pasan simultáneamente por el pórtico a gran velocidad, pero es muy cos-tosa. Surgen entonces las siguientes interrogantes: ¿Existen alternativas? ¿Es posible obtener resultados similares utilizando tag pasivos? ¿Es aplicable en la cadena logística? Gracias a pruebas realizadas en terreno y laboratorio, hemos podido demostrar que la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa. Los tag pasivos son una solución viable y de muy bajo costo para este tipo de aplicaciones, otorgando un medio para la identificación de vehículos y su recorrido extremadamente confiable y seguro. La diferencia fundamental entre un tag activo y un tag pasivo es la batería. El tag pasivo no requiere batería y, por lo tanto, su duración es indefinida. Tiene algunas desventajas si lo comparamos con una tag activo (ver recuadro), sin embargo, su precio, entre 10 y 100 veces menor, justifica con creces algunas aplicaciones. Pruebas realizadas en carretera demostraron que múltiples tag pasivos pueden leerse a más de 6 metros de distancia en vehículos pasando a 250 km/hora. El tag consiste simplemente en una etiqueta autoadhesiva transparente que se adhiere al parabrisa por el interior. Cuenta además con una característica especial: pequeños cortes de seguridad hacen que se destruya al intentar desprenderla, constituyendo un sistema prácticamente inviolable. También hemos podido demostrar que el tag puede insertarse entre dos láminas de vidrio durante el proceso de fabricación de los parabrisas sin sufrir daños. Otro aspecto que lo diferencia de una etiqueta RFID común es que contiene un número de 64 bits programado de fábrica con lo que el fabricante garantiza que no existen 2 tag con el mismo número. El código se graba en el chip durante el proceso de fabricación y no puede ser modificado o duplicado. Puede funcionar a temperaturas entre -40ºC y +85ºC y se fabrica de material resistente a los rayos UV por lo que soporta exposición directa al sol. Existen dos versiones. Una que contiene solamente el número único y otra que además del número tiene memoria adicional que puede ser utilizada para almacenar información de manera permanente. Aplicaciones La aplicación más conocida es el co-bro automático de peajes en carreteras sin que el conductor deba detener el vehículo o disminuir la velocidad. Ya que los tag se comunican con los lectores usando un protocolo de anti-colisión es posible leer varios tag si-multáneamente por lo que el sistema funciona perfectamente en carreteras de vías múltiples. Existen numerosas otras aplicaciones: administración de estacionamientos, control de acceso, control de vehículos privados y de transporte público, logística y distribución, control de vehículos de arriendo, flotas de camiones y muchas otras. Veamos algunas con más detalle. Administración Inteligente de Estacionamientos y Control de Acceso Los lectores cuentan con entradas y salidas digitales, por lo que pueden accionar una barrera o alarmas para permitir el paso de los vehículos au-torizados a entrar en áreas restringidas como estacionamientos, edificios, aeropuertos, universidades, recintos militares, etc. Ya que se conoce la identificación del vehículo, los estacionamientos pueden administrarse de forma inteligente, asignando espacios a vehículos determinados. Además, permite reducir considerablemente los tiempos de espera en las entradas o salidas si se compara con los sistemas dispensadores ticket con códigos de barra o banda magnética. Control de Vehículos El tag cuenta con 1024 bit (128 caracteres) de memoria que pueden ser utilizadas a discreción del usuario. Por ejemplo, grabando la patente, el número de chasis y el número de mo-tor, número de permiso de circulación, marca, modelo, color y otros. Con un lector portátil, un inspector podría, desde una distancia segura y sin necesidad de estar conectado a una base de datos, leer la información y comprobar su validez. De esta manera, también sería muy fácil detectar adulteraciones de patentes, ya que el número de la placa no sería igual al número grabado en el chip. Aún si se cambia el parabrisa, el nú-mero de identificación del tag es úni-co por lo que el cambio puede ser fácilmente detectado. También, durante la revisión técnica se puede grabar información como la fecha y sus resultados. Así, podría verificarse rápidamente que todo está en orden sin siquiera solicitar los documentos al conductor. Transporte Público Las etiquetas RFID pueden servir también en la administración de flotas de vehículos y la optimización de recorridos. Pensemos, por ejemplo, en una flota de buses del transporte colectivo. Lectores instalados en puntos estratégicos registran cada bus. Si los lectores se encuentran interconectados a un sistema de procesamiento central, se obtendría toda la información necesaria para optimizar los recorridos. En el sistema central se analiza esta información y se controlan los tiempos de tránsito, lo que permite tomar decisiones acerca de la frecuencia de despacho y anticipar retrasos o problemas en la ruta. Los mismos datos servirían para informar la hora de llegada estimada del siguiente bus y otros datos de utilidad. En contraste, un sistema basado en GPS es varias veces más caro y no siempre funciona bien en centros urbanos, especialmente en lugares con muchos edificios en que las señales se pierden o reflejan y confundiendo a los equipos receptores. Logística y Distribución En la cadena logística el control de los camiones es tan importante como el control de la carga propiamente tal. Los tag RFID constituyen un sis-tema alternativo al GPS. Una vez más, la gran ventaja es costo reducido. GPS tiene otras ventajas, por ejemplo, la ubicación del vehículo se conoce en toda la ruta, sin embargo, cuando este detalle no es imprescindible y es suficiente con registrar el paso de un vehículo en lugares determinados, RFID es una alternativa mucho más económica. Un centro de distribución puede controlar fácilmente las salidas y llegadas de camiones y, lo más importante, el proceso no requiere intervención humana por lo que los errores se eliminan completamente y la información se obtiene en tiempo real eliminando toda documentación manual y acelerando enormemente los procesos. Aprovechando la capacidad de los lectores de accionar dispositivos la automatización es prácticamente completa. |