Durante mucho tiempo se ha dicho en todos los tonos que una parte importante de los planes estratégicos no logran llevarse a cabo. Esto es particularmente grave en el caso de la Logística y las Operaciones. Las Operaciones no ocurren en el escritorio, sino en el andén de recepción, en los racks, en los pasillos del Centro de Distribución, en la carretera o en el puerto. Las causas de la falta de capacidad para ejecutar pueden ser diversas. Por una parte, la organización puede ser una verdadera camisa de fuerza, con sus silos funcionales, sus cortapisas y su continuo desaliento al trabajo sincronizado con otros departamentos de la misma empresa. Y esta miope visión de parcelas tiñe de desconfianza la cultura de la organización: se habla de ustedes y nosotros, blanco y negro, amigos y enemigos. Esto atenta contra cualquier plan que requiera el trabajo coordinado con otros departamentos, como es el caso de la Logística. Por otra parte, uno no puede ejecutar cientos de cosas a la vez. En esto se equivocan muchas empresas, donde la lista de iniciativas pendientes se agranda día a día. No se pueden realizar cientos de proyectos, decenas de planes de acción e incontables tareas que copan la agenda diaria. A mayor cantidad de pendientes, menos tiempo para pensar. Mientras menos tiempo para pensar, más riesgo de que algo salga mal. Mientras más riesgo de que algo salga mal, mayor probabilidad de volver atrás y rehacer el camino. Mientras más tiempo en corregir y rehacer el camino, menos tiempo disponible para ejecutar el resto de las tareas. Y es un círculo vicioso, cuyos síntomas son muchas explicaciones, pero pocas soluciones. Una correcta ejecución requiere de Jefes de Proyecto capaces de pasar de la idea a la acción. Los Jefes de Proyecto son talentos escasos. Son aquellos capaces de remover obstáculos, facilitar, empujar, ayudar, enseñar, motivar, guiar. Son orientados a resultados. Son tomadores de riesgos. Prefieren concentrarse en los objetivos y tomar decisiones, aunque tengan que dar explicaciones después. Hombres y mujeres como éstos son los indispensables, como diría Bertold Brecht. Se ha dicho que nuestras escuelas de administración ponen énfasis en la planificación y el control, pero no en la ejecución. Enseñamos a hacer buenos planes, brillantes presentaciones, sesudos análisis. No obstante, en muchas empresas sabemos qué hay que hacer, pero el desafío es hacerlo. Es más fácil, sin embargo, hacer análisis que hacer cambios. Es más sencillo hablar de un cambio que hacerlo. La realidad es porfiada y a menudo se resiste a ser planificada. Los operarios de un Centro de Distribución saben muy bien la diferencia entre un jefe de escritorio y un jefe de terreno, entre la teoría y la práctica. Y la ejecución es sólo práctica. Quizás la clave para lograr una eficiente ejecución es hacer las cosas sencillas. Lo sencillo funciona siempre. La clave no es trabajar más, sino más inteligentemente. Pero, lo que la inteligencia no da... el PowerPoint no lo presta. |