Es imposible definir una receta única para todas las veces que se tenga que adquirir una maquinaria, pero en esta columna entregaré los que, a mi parecer, son los puntos más importantes en los que se debe fijar uno al comprar un equipo para su empresa, mostrando los costos -a veces ocultos- que implica tener una maquinaria en funcionamiento. Es importante que su empresa pueda medir todos los procesos de su máquina, desde cantidad de consumo, hasta el tiempo entre mantenciones, cada cuánto falla su equipo, cuánto demora la máquina en hacer su circuito habitual, cuánto tiempo pasa la máquina al día detenida por carga de combustible o cambio de baterías, etc. La intención de esto será dar un valor al total del requerimiento incluyendo desde el análisis de la compra hasta el reemplazo del equipo, pasando por los costos de operación, servicio técnico, etc. Si logramos tener estos aspectos claros, y podemos asignar valores a cada proceso, podremos llegar a la solución más eficiente en su globalidad y dar a cada punto la prioridad que creemos más adecuada para la empresa y su situación actual. La solución perfecta sería reducir el costo de capital, reducir los costos de asistencia técnica, junto con los costos de administración y combustible, y reducir los períodos de inactividad del usuario del equipo, lo que claramente es imposible, por lo que se deberá priorizar cuál o cuáles de estos aspectos son los más importantes en el momento de nuestra compra. Normalmente la maquinaria de última tecnología implica un desembolso de capital mayor, pero trae elementos que aumentan la productividad, o posee mantenciones más distanciadas que los equipos más simples. Debemos saber si esas mejoras en productividad compensan en el largo plazo el mayor precio del equipo, o si la empresa está en condiciones en ese momento de hacer un desembolso mayor. También se puede decir que los equipos más sofisticados tienen repuestos más caros, por lo que, ante una falla, éstos deberían tener un mayor costo de reparación, además de ser equipos más delicados por la mayor cantidad de componentes electrónicos. Otro aspecto a definir, si nuestra operación lo permite, es el tipo de energía que utilizaremos para nuestro equipo, dado que éste puede ser a gas, bencina, diesel o eléctricos; cada uno tiene sus ventajas y desventajas. Hablando exclusivamente del aspecto económico, podemos decir que el equipo a gas es más barato que el eléctrico, y puede significar bajos costos de implementación, dado que no necesitaremos una gran capacitación para nuestros empleados. En el caso del manejo de baterías, no se necesita un lugar muy especial para almacenarlas, aunque sí requiere una sala adecuada para sus cargas. Los equipos eléctricos tienen a su favor el menor costo en el consumo, además de tener mantenciones más baratas. Los equipos diesel, en cambio, tienen costos similares a los de gas, por lo que las comparaciones en el aspecto económico son similares. Lo que habría que tener en cuenta es cómo está configurada nuestra faena, dado que si poseemos un surtidor de diesel, por ejemplo, nos puede significar un ahorro logístico al tener una máquina de estas características, que es lo que comúnmente sucede en la minería. Como verán, el precio es sólo un factor dentro de una amplia gama de variables que debemos ver y analizar para poder tomar la decisión que más le convenga a nuestra empresa. |