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Cristian Villarroel, Ministerio de Salud
“Hay que cambiar la connotación negativa
de las enfermedades mentales de origen laboral”

Desde junio de 2013, el Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales en el Trabajo es obligatorio para los sectores Comercio, Financiero y Transporte. Durante este tiempo, se ha podido obtener los primeros resultados en este campo, en el que Chile contaba con pocos antecedentes. Acerca de la aplicación del protocolo, conversamos con Cristian Villarroel, Asesor Técnico del Departamento de Salud Ocupacional del Ministerio de Salud.
Cristian Villarroel.

¿Por qué se aplica este protocolo?
Antes del protocolo, teníamos escasos antecedentes sobre patologías mentales originadas en el trabajo. Como país debíamos avanzar en la instalación de esta temática, sin antecedentes en Chile, por lo que la mesa de trabajo que elaboró esta regulación – con participación de diversos actores, como organismos públicos, entidades privadas, la academia, entre otros-, acordó priorizar la fiscalización en aquellos sectores económicos que la evidencia ha demostrado un mayor nivel de factores de riesgo: Comercio/Retail, Financieros y Transporte, por lo que se les dio prioridad, para luego hacerlo extensivo al resto de las industrias. Durante estos 20 meses, hemos evaluado a más de 200 mil trabajadores mediante la herramienta que entrega el protocolo (Suseso-Istas versión breve), y para el mes de septiembre de 2015 todos los sectores económicos entrarán a evaluación.

¿Cómo ha sido la aceptación de las empresas?
Ha habido una buena aceptación, mucho mejor de lo que se esperaba considerando que regulaciones de este tipo van más allá de las exigencias de higiene industrial clásica que por muchos años han predominado en nuestro país. Si bien el ingreso de las empresas fue paulatino, hoy se cuenta con gran porcentaje de ellas en que se aplica el protocolo.

Asimismo, las empresas han manifestado interés, porque el protocolo genera una conversación directa con los equipos técnicos de los organismos administradores de la ley. De este modo, se ha instalado a nivel corporativo el beneficio que puede tener para las organizaciones, ya que a través de este protocolo es posible incidir en el ausentismo, los días perdidos por licencias y la accidentabilidad. Es decir, los incrementos en la productividad y la eficiencia pueden ser un resultado de la intervención en los diversos factores organizacionales.

¿Qué sectores han tenido una mayor participación?
El sector Comercio/Retail, dada una mayor cantidad de trabajadores, donde muchas veces un mismo holding tiene una masa muy alta de colaboradores. También se ha visto una alta participación en el sector Financiero. Para el sector Transporte ha sido algo más complejo, debido a la forma en que se estructura dicho sector productivo, donde predomina el encadenamiento de empresas.


¿El protocolo es específico para cada rubro?

No, el protocolo está diseñado para que una empresa lo pueda auto-gestionar, independientemente del rubro. La composición de los sectores es muy diversa, pero el riesgo que mide es transversal, demostrando finalmente cómo cada compañía estructura su organización del trabajo.

Ahora bien, cada sector económico tiene problemáticas diferentes. Por ejemplo, en el Comercio/Retail, aparece bastante la “doble presencia”, es decir, la interferencia del trabajo con la vida familiar, pero en los bancos aparecen más temas de apoyo social, claridad de los liderazgos y de compensaciones. Independiente del sector, lo que se debe buscar son las situaciones y condiciones donde pueden existir factores de riesgo para la salud mental de los trabajadores y trabajadoras. A diferencia de otro tipo de riesgos, en este caso, las medidas no implican grandes inversiones, y siempre estarán vinculadas a ajustar las condiciones de trabajo a los tiempos.

Hasta el momento, ¿cuál es la cobertura de este protocolo?
Todos los meses va creciendo más la cobertura e incorporación de empresas al protocolo. Actualmente, en total son alrededor de unos 4,8 millones de trabajadores (de todos los sectores), los que deberían ser evaluados. De estos, aproximadamente, hemos cubierto el 5%, pero se debe recordar que sólo nos estamos enfocando en los sectores de comercio/reatil, transporte y financiero.

¿Qué deficiencias han podido observar en las empresas?
En Chile convive una multiplicidad de condiciones organizacionales: desde los tipos de liderazgo, las sobrecargas según tipo de ocupación, las inequidades de género y de información, los tipos de contrato, entre otras muchas formas de abordar la situación laboral de nuestro país. Frente a esto, surgen temas de promoción de las relaciones entre compañeros, de existencia de canales de comunicación efectivos dentro de la organización, por la existencia de recompensas o incentivos para retribuir a los trabajadores, sean monetarias o no, entre otros.

¿Cómo debe funcionar la relación entre trabajador, empleador y mutuales?
Hay responsabilidades que le caben a cada actor; en este sentido, una de ellas es la obligación del empleador de evaluarse. Sin embargo, esa obligación incluye también al trabajador, porque el empleador está sujeto a convocar un comité de trabajo para llevar a cabo la evaluación y ese comité de trabajo debe ser transversal a la institución y considerar todos los estamentos (gerencia, comités paritarios, sindicatos, etc.). También, el instrumento, en su espíritu, es voluntario y confidencial; el empleador no puede saber a quién corresponden las respuestas, pero se exige la participación de al menos un 70% de los trabajadores. Por ende, el empleador tiene como tarea motivar la participación de sus trabajadores.

Por su parte, el organismo administrador, que tiene por ley la función de la prevención, tiene la responsabilidad de asumir el nivel de criticidad y evaluar a la empresa con la versión completa del protocolo (139 preguntas, mientras que la versión breve solo cuenta con sólo 20). Si la empresa tiene un nivel alto de riesgo, se le informa a las mutuales y estas la incorporan a un programa de vigilancia, con lo que se logra un diagnóstico mucho más acabado de los factores que pueden estar produciendo riesgo.

¿Cuáles son los temas pendientes?
Esto ha sido un aprendizaje para todos los actores, incluyendo las Seremis de Salud respecto de la fiscalización. En esa línea, un desafío pendiente es avanzar conjuntamente cuando estén todos los sectores de la producción en su etapa de evaluación. Luego, en un mediano o largo plazo, es ver cómo el riesgo psicosocial es incorporado dentro de las culturas de trabajo. Esto también implica cambiar el estatus que tienen hoy las patologías de salud mental en Chile y darles una connotación distinta a las patologías mentales. En este sentido, debe haber un vuelco en la visión de todos los actores respecto de las consecuencias que el trabajo puede producir, dado que hoy tenemos un gran porcentaje de patologías mentales originadas en el trabajo que no están siendo reconocidas como tal.

Junio 2015
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Comentarios acerca de este artículo
ruben aravena jerez subuschile (24/06/2015)

Buen articulo y que ayuda a conocer mas, los factores psicosociales, excelente ¡¡¡

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