La preocupación por mejorar los sistemas que protejan la vida en una emergencia ha aumentando en los últimos años. Los más demandados hoy en día son aquellos que incorporan la megafonía y las alarmas por voz, ya que su versatilidad les permite estar en cualquier recinto público donde sea necesario transmitir alarmas e información para guiar a las personas en situaciones de emergencia.
La megafonía de emergencia se adapta a las normativas de seguridad más exigentes, incorporando funciones de autodiagnóstico de equipos y permitiendo su control desde redes informáticas, facilitando la programación y envío de mensajes pregrabados o en directo desde cualquier punto de la red. Esta capacidad brinda altos niveles de flexibilidad en términos de idiomas o de mensajes diferenciados por zona. Estas plataformas permiten, por ejemplo, solicitar a las personas de una zona evacuar hacia el norte, mientras que a las de otra se les indica hacerlo hacia el oriente.
Megafonía en emergencia
Rolando Galleguillos, Prevencionista de Riesgo de la Mutual de Seguridad CChC, explica que “la megafonía juega un rol esencial en una situación de emergencia en su tarea de alarmar ante un siniestro y señalizar vías de evacuación”. Opinión compartida por Sergio Albornoz, Jefe de Desarrollo Técnico de la Academia Nacional de Bomberos, quien agrega que “la falta de estos equipos, su falla parcial o su no funcionamiento, expone a los ocupantes a quedar atrapados o recibir efectos indeseados de la emergencia tales como humo, gases tóxicos, explosiones o similares”.
En materia de escapes y emergencias, la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), señala en su artículo 4.3.8 que “en todo edificio de 5 o más pisos de altura, cuya carga de ocupación sea superior a 200 personas, se deberá instalar un sistema automático que permita detectar oportunamente cualquier principio de incendio y un sistema de alarma que permita, en caso de emergencia, alertar a los usuarios en forma progresiva y zonificada según convenga”.
Una ordenanza que, a juicio de Julio Aravena, Sub Gerente del Departamento Comercial de los Servicios de Capacitación de TOK S.A., “no cubre todas las condiciones de evacuación en caso de incendios y otras emergencias”. El ejecutivo cree que la normativa “debería contar con disposiciones más exhaustivas que tengan presente las condiciones particulares de cada centro de trabajo y recintos de gran ocupación, haciendo referencia también a personas con condiciones particulares, como dificultades de movilidad, visuales y auditivas”.
Una perspectiva similar tiene Carlos Rogers, Gerente Técnico Comercial de Grupo Schutz S.A., quien sostiene que “la normativa insuficiente, considerando que del correcto diseño, instalación y mantención de estos equipos dependen las vidas de miles de personas en una emergencia”.
Agrega que la norma más completa en este tema es la europea EN-60849, la que exige que “todo elemento que intervenga en la señalización y difusión de la emergencia sea constantemente monitoreado en forma electrónica para evitar fallas”. El mencionado estándar internacional incluso establece requisitos de disponibilidad para la emisión de avisos, prioridades de difusión, indicadores de estado, monitoreo de fallas e instalaciones redundantes que aseguran su funcionamiento 24x7 (24 horas al día, 7 días de la semana).
El representante de la Academia Nacional de Bomberos complementa lo anterior desde su experiencia en terreno: “Muchas edificaciones de 5 o más pisos cuentan con estos sistemas, pero no hay fiscalización del funcionamiento de estos, entonces muchos al no tener mantención dejan de funcionar en forma correcta, perdiendo toda su utilidad. Un sistema de evacuación sin un mantenimiento periódico profesional es más peligroso que su inexistencia, porque retrasa la reacción temprana de las personas frente a una emergencia”.
Además de la necesidad de mantención profesional constante de los equipos, los expertos coinciden en que estos mecanismos son útiles en todas las edificaciones con alto tránsito y no solo en los edificios de 5 o más pisos de altura. “Este tipo de sistema puede ser implementado por todas las organizaciones, no hay un requisito previo; es recomendado en espacios de alto tránsito, pero puede ser implementado en la medida de las necesidades específicas de los edificios”, afirma Galleguillos.
Evacuación efectiva y segura
Los sistemas de megafonía y alarmas por voz deben ser instalados por empresas especializadas en el rubro bajo la normativa NFPA 72 que resguarda, entre otros aspectos, que la fuente de audio sea de la calidad adecuada para asegurar su funcionamiento continuo, además de tener las potencias necesarias para la instalación en la cual está siendo utilizada.
Lo más importante es que estos sistemas cuenten con el diseño profesional adecuado. El mensaje debe poder escucharse nítidamente y siempre que se requiera, en todos los rincones del edificio. En términos técnicos, esto se resume en tres condiciones indispensables: Presión sonora (volumen), inteligibilidad (claridad del mensaje) y disponibilidad (funcionalidad 24 horas al día).
Tareas pendientes
No existe un catastro vigente de los edificios y recintos que cuentan con estos sistemas, y a los expertos les preocupa que en la mayoría de ellos existan instalaciones incompletas. En este sentido, Rogers reafirma la importancia de fortalecer la normativa vigente. “Es necesario supervigilar que los diseños contemplen la distribución acústica necesaria y que los sistemas monitoreen electrónicamente las fallas”, señala. Por su parte, Galleguillos cree que lo más importante es “mejorar la actualización de los planes de emergencias y la mantención de los equipos”. Opinión compartida por Aravena, quien agrega que “dado que estas instalaciones de emergencia aún son escasas en nuestro país, los esfuerzos deberían concentrarse en fiscalizar su presencia y correcta operación”.