Kenneth Jones.
¿Cómo se logra que una empresa sea segura para sus trabajadores?
Todo comienza con el liderazgo, y el rol del liderazgo es ayudar a cambiar la cultura organizacional. Es desde ahí donde se impulsan las diferentes acciones en seguridad laboral y se le da el valor que merece. La visión de la empresa debe contener estos elementos, porque esta nos dirige hacia dónde queremos llegar en este campo, y nos da las señales de cómo queremos que sea esa cultura dentro de la organización. Esto es importante, porque es la cultura la que finalmente determinará nuestro desempeño.
¿En qué puntos hay que poner atención?
Depende de la madurez en seguridad laboral que posea la organización. Es muy difícil desarrollarla si no logramos un cierto nivel de entendimiento por parte de los colaboradores. Por ello, hay que comenzar asegurándose que se cumplan ciertas condiciones, como que la gente entiende y aplica las normas organizacionales, que la empresa provea los equipos necesarios para asegurar la seguridad de sus trabajadores, entre otras. Una vez que dichas condiciones estén resueltas, es posible empezar a construir una cultura.
Asimismo, el tamaño no es un factor relevante, ya que los conceptos de seguridad pueden ser aplicados a empresas de cualquier tamaño y tipo, pero claramente es más complicado aplicarlos en una corporación de 60 mil personas.
¿Es posible llegar al “cero accidente”?
Claro que es posible. Conozco muchos casos de empresas que lo han conseguido, y el factor común entre ellas es que existe la convicción de que se puede lograr la excelencia en seguridad laboral. Se debe creer en esa realidad desde los altos ejecutivos de una organización, de modo que los líderes estén convencidos de que cada acción debe tener a la seguridad como el pilar fundamental.
¿Por qué es necesario ver la seguridad laboral como una estrategia de negocio?
Tradicionalmente, dentro de la organización, la seguridad laboral se ha manejado a nivel muy técnico, es decir, como procedimientos, normas, políticas, elementos de protección personal, etc., pero eso es simplemente táctico. Debemos verla como un asunto estratégico, lo que implica ayudar a los colaboradores a cambiar su forma de pensar, acompañarlos para que sus acciones estén de acuerdo a la visión que define la organización, y hacerles entender que, como empresa, se está preocupado de su seguridad. En este aspecto, resulta fundamental el rol del profesional encargado de seguridad laboral, quien en una organización ideal debe estar a nivel de directorio para que pueda influir en el resto de los directores. De esta manera, la seguridad sigue en cascada a los otros estamentos de la organización.
¿Se deben extender las responsabilidades de decisión a los colaboradores?
Claramente, porque a final de cuentas lo que se necesita es que el mensaje llegue al trabajador y sea él quien pueda tomar la decisión correcta en sus procesos, teniendo a la seguridad como principal acción. Esto, en cuanto a la utilización de los EPP, pero sobre todo percatándose de situaciones que pueden ser riesgosas, tanto para él como para sus compañeros de trabajo. La dirección delega en el trabajador la facilidad de manejar su propia seguridad.
¿Qué acciones prácticas se deben incorporar?
Los trabajadores deben ser tratados siempre con respeto, asesorándoles en vez de culparlos, y ayudarlos en comportarse de manera segura. Ese punto es clave en la relación de supervisor y trabajador. Es esencial tener en cuenta que la seguridad no le pertenece solo al profesional encargado del tema, sino que a cada integrante de la organización. Esto se debe trabajar a través del valor que se le da, y de la cultural organizacional y de liderazgo enfocadas al apoyo al trabajador.