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Primeros auxilios ante una electrocución laboral
Por Ricardo Vásquez y Katherine Neira, Duoc UC.

Hoy en día, toda nuestra vida está relacionada con la electricidad, tanto en el ámbito doméstico como en el industrial. Taladros, baterías de camiones y una gran cantidad de máquinas y herramientas, basan su funcionamiento en la energía eléctrica, estando siempre presente el riesgo de una descarga eléctrica.

Una de las principales fuentes de riesgos en el mundo laboral es el contacto con fuentes de energía eléctrica, por ello que resulta de vital importancia que el empleador adopte todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, de acuerdo a lo establecido en el Artículo 184 del Código del Trabajo y a lo estipulado en el Seguro Social de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales (Ley 16.744).

Entonces, es fundamental conocer los componentes de los materiales con los que trabajamos a diario, ya que esto determinará las medidas preventivas que debemos adoptar en el ámbito laboral. En el caso de que la operación o manipulación de equipos eléctricos sea inadecuada, se puede producir un accidente grave, porque la corriente es silenciosa pero destructiva, ya que se manifiesta a través del fuego.


Formas de contacto

Existen dos formas principales de contacto con la electricidad que debemos conocer: el contacto directo y el indirecto. El primero se origina cuando la persona entra en contacto con un elemento que está destinado a transmitir corriente, como por ejemplo, sistema de alimentadores en los tableros. En este caso, una serie de factores influyen en el daño general de la persona que se electrocuta:

La resistencia que la persona ejerce al paso de la corriente.

La humedad que la persona puede tener en las manos.

La humedad en el ambiente.


Los accidentes por contacto indirecto son aquéllos causados por el contacto con un elemento o material que no debiese estar energizado, pero que, por causas anexas, se encuentra en ese momento con energía eléctrica. Un ejemplo es que la carcasa de un computador (en la oficina), o un torno, estén energizados.

Sin duda que frente a trabajos en donde existe exposición a este riesgo, es muy importante adoptar todas las medidas de seguridad pertinentes para evitar que el trabajador resulte lesionado. En ese contexto, es preciso mencionar que toda instalación eléctrica, es decir, conductores o cables eléctricos, deben considerarse conectados y en tensión.

Así, antes de trabajar sobre los mismos, deberá comprobarse la ausencia de corriente con el equipo adecuado.

Nunca deberán manipularse elementos eléctricos con las manos mojadas, o en ambientes húmedos o mojados.

Deberá evitarse la utilización de enchufes múltiples para evitar la sobrecarga de la instalación eléctrica. Nunca se improvisarán empalmes ni conexiones.

No se hará uso de cables-alargadera sin conductor de protección para la alimentación de receptores con toma de tierra.

En toda situación, deberá evitarse el paso de personas o equipos por encima de los cables para evitar tropiezos, sin olvidar el riesgo que supone el deterioro del aislante.

Con carácter previo a la desconexión de un equipo o máquina, será necesario apagarla haciendo uso del interruptor.

En ningún caso se deben realizar trabajos eléctricos sin estar capacitados y autorizados para ello (ya sea se estén instalando, modificando o reparando equipos eléctricos).


¿Cómo ayudar a un trabajador que sufre un accidente eléctrico?

Ya sea por contacto directo o indirecto, el grado de las lesiones estarán determinadas por los siguientes factores: cantidad de corriente, región del cuerpo afectada, estado de la piel, tiempo de contacto y trayecto de la corriente.

Las lesiones causadas por la electricidad son potencialmente graves, independiente del voltaje, ya que al entrar en contacto con el cuerpo, la electricidad se extiende rápidamente por los tejidos, ocasionando un daño profundo aunque no necesariamente visible, pudiendo ocasionar desde una quemadura hasta un paro cardiorrespiratorio.

Las medidas de atención en Primeros Auxilios son las siguientes:

Asegurarse que la escena sea segura para el que otorga los Primeros Auxilios, desconectando la corriente.

Si el accidentado aún permanece unido al conductor eléctrico con el cual tuvo contacto, separarlo de éste utilizando un trozo de madera, que es aislante de la corriente eléctrica. Jamás utilizar elementos metálicos, ya que conducen la electricidad y pueden dañar al auxiliador.

En Alta Tensión, suprimir la corriente a ambos lados de la víctima; de lo contrario, su salvación será muy peligrosa. Si no es factible, aislarse tanto de los conductores como de la tierra, utilizando guantes de goma, tarimas aislantes, etc.

Si el accidentado hubiera quedado suspendido a cierta altura del suelo, prever su caída, colocando debajo colchones, mantas, montones de paja o una lona.

Tener presente que el electrocutado es un conductor eléctrico mientras a través de él pase la corriente.

Una vez rescatado el trabajador, el auxiliador debe evaluar el estado de conciencia, la respiración y el pulso. Si estos tres signos están ausentes, se estará frente a un paro cardiorrespiratorio y será necesario iniciar maniobras de reanimación, previa solicitud de ayuda y de un Desfibrilador Externo Automático (DEA).

Las maniobras de reanimación básica deben iniciarse con masaje cardiaco externo. Si estamos solos, deben realizarse 30 compresiones seguidas de dos ventilaciones (pueden hacerse boca a boca o a través de una mascarilla unidireccional que podemos encontrar en el botiquín de Primeros Auxilios).

La reanimación cardiopulmonar básica debe continuar hasta que llegue la ayuda avanzada o SAMU. Si la energía eléctrica no causó un paro cardiorrespiratorio, hay que evaluar el tipo de quemadura y actuar dependiendo de lo encontrado. De igual forma, tenemos que cubrir la lesión con un paño limpio o un apósito estéril si contamos con dicho material en el botiquín, en espera del traslado a un centro asistencial para su manejo.

Factores de riesgos
 
 Instalaciones eléctricas provisorias temporales.

La reparación de cables dañados con cinta aislante o similar.

Aparatos o máquinas eléctricas que sufren un golpe, o se han visto afectados por la humedad o productos
   químicos.

Interruptores de encendido dañados o quebrados.

Enchufes machos y hembras (de la instalación eléctrica) en mal estado.

Existencia permanente de humedad.

Fusibles reforzados o alterados.

Por Ricardo Vásquez, Director de Carreras de Prevención de Riesgos de Duoc UC Puente Alto,
y Katherine Neira, Directora de Carreras de Salud de Duoc UC Puente Alto.

Abril 2014
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