Dra. Julieta Rodríguez.
¿Qué se entiende por “entornos de trabajo saludables”?
Es un modelo de trabajo que brinda salud y bienestar a los empleados, aumentando su productividad, eficiencia y motivación. Se caracteriza por proveer una infraestructura y ambiente gratos, que previenen riesgos físicos y mentales, otorgándoles además un óptimo balance entre vida y trabajo. En este sentido, apunta a que una vez finalizada la rutina laboral, las personas “cambien el switch” y se enfoquen netamente en su familia, en sus pasatiempos o en otras actividades, ya que todos tenemos diferentes roles en el transcurso del día.
Este modelo promueve puestos de trabajo ergonómicos e instalaciones que fomentan la inclusión laboral, por lo que personas con movilidad reducida pueden desempeñarse sin ningún tipo de problemas.
Ahora bien, si bien tiene una prospectiva de aplicación muy buena en las medianas y grandes compañías, su implementación es muy difícil en las pequeñas organizaciones, porque requiere de un sistema de mejora continua, inversión económica y de un equipo de profesionales de Recursos Humanos; no de una sola persona a cargo.
¿Qué elementos contempla este modelo?
En primer lugar, la seguridad y la salud del ambiente físico de trabajo, en donde se conjugan aspectos que pueden afectar el bienestar físico y mental de los empleados, como el aire, la estructura, el mobiliario, los productos químicos o materiales, entre otros.
Segundo, el ambiente psicosocial, que recoge factores como actitudes, presiones, prácticas, valores de la empresa, cultura de trabajo y relación entre los diferentes actores de la compañía. En este contexto, los problemas más frecuentes son el estrés emocional y mental, que pueden derivar en enfermedades (como ansiedad crónica u otras dolencias físicas).
En tercer lugar, están los recursos personales de salud en el trabajo, que tienen que ver con mantener un equipo de profesionales motivados, que disfruta de su trabajo y goza de óptima salud laboral. Es clave que la empresa preste atención a los recursos que facilitan el bienestar de sus trabajadores, atendiendo aspectos como la creación de espacios de descanso.
Por último, se encuentra la participación de la empresa en la comunidad, aspecto relacionado con la creación de un entorno sostenible que beneficie a los empleados. Esto se puede conseguir facilitando servicios como transporte público, atención sanitaria, políticas de igualdad de género, etc. Estos hechos traspasan el ámbito de la empresa y pasan a configurar su entorno social.
En este sentido, ¿qué beneficios ofrece este entorno?
Desempeñarse en este tipo de entornos da como resultado trabajadores más contentos, satisfechos y cómodos con sus labores. Son personas que llegan y se retiran felices de su jornada, sin ninguna preocupación más que la de aportar al bienestar de la organización y, como sabemos, un trabajador feliz garantiza una empresa productiva. Entonces, para tener una empresa sana, se necesitan trabajadores sanos, y para tener un país sano, se requiere de compañías saludables.
¿Deben tener los espacios saludables algún horario determinado?
No necesariamente. El problema no pasa por el horario laboral, sino por la carga física y mental que tenga el trabajador. Este puede estar ocho horas en la oficina, pero si se lleva trabajo para la casa, ya se vuelve una carga extra y, por ende, trasciende la jornada. Otro ejemplo es el trabajo nocturno, ya que trabajar de noche tiene influencias tanto en la salud de la persona (desempeño, enfermedades, etc.) como en la de su entorno familiar.
¿Cómo se transforma una empresa en un entorno saludable?
Principalmente, se requiere del compromiso de la gerencia de la compañía. Un empresario consciente querrá tener a sus trabajadores satisfechos y felices, y la mejor manera de lograrlo es empezando por su empresa. Y si bien hay seminarios en la materia y expertos que promueven este modelo, la decisión final pasa por la voluntad política y social del empleador. En este aspecto, creo que cuando este tiene la oportunidad de visualizar los beneficios que se logran con esta cultura, entiende que es una excelente alternativa.
¿Qué países llevan la delantera en el tema?
En EE.UU. se están haciendo varias cosas en la materia, como es el caso del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), que a través de su programa “Total Worker Health” (TWH) combina una estrategia de fomento de hábitos saludables con una iniciativa de control de riesgos individuales, a fin de supervisar las enfermedades no transmisibles, porque está claro que una persona diabética, por ejemplo, tendrá dificultades en su desempeño por su enfermedad.
¿Cómo ve a Chile en la materia?
Chile está bastante avanzado, ya que tanto el Ministerio de Salud como las mutualidades, e incluso las universidades, están trabajando fuertemente en el tema, realizando charlas, seminarios y diferentes actividades para promoverlo. De hecho, hace muy poco tiempo participé como expositora en una actividad organizada por la Universidad Diego Portales, mediante la que me pude percatar de la exhaustiva labor que están llevando a cabo para que se mejoren las condiciones laborales y el balance entre vida y trabajo de los funcionarios de la salud.
El Seminario “Entornos de Trabajo Saludable: Desafíos en una Economía Globalizada” estuvo organizado por el Instituto de Salud Pública (ISP), y contó con expertos nacionales e internacionales que abordaron temas como espacios saludables y seguros, así como también empresas con sentido.