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RUIDO OCUPACIONAL
Efectos y estrategias de control en Chile
Por Enrique Calderón Carmona, Docente del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la USM. enrique.calderon@usm.cl
La exposición reiterada al ruido laboral puede provocar un daño irreparable en la audición. Más preocupante aún, la sordera ocupacional se encuentra entre las principales enfermedades laborales en el país.
Enrique Calderón Carmona.

En Chile, la hipoacusia o sordera ocupacional se ha posicionado como una de las enfermedades con causa laboral más importante del último tiempo, por cuanto, según la Sociedad Chilena de Otorrinolaringología, el 30% de los trabajadores está expuesto a niveles de ruido que pueden provocarles daños auditivos irreparables.

Estudios relacionados con las enfermedades profesionales realizados por la Seremi de Salud RM, señalan que la sordera ocupacional es la enfermedad de carácter laboral con mayor prevalencia (más del 65%). De hecho, según el Sistema Automatizado de Información en Salud Ocupacional (SAISO) del Instituto de Salud Pública, entre 1997 y 2000 el primer lugar de los diagnósticos de ingreso correspondía a las enfermedades del oído (38%), y la Superintendencia de Seguridad Social indica que la hipoacusia es la principal causa de indemnizaciones y pensiones, con un 80% de las incapacidades permanentes.

Con respecto a sus efectos en la salud, estos van desde la disminución de la capacidad auditiva, pasando por estrés, irritabilidad, ansiedad, hipertensión e incluso agravar enfermedades cardiovasculares. En esta línea, la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente demostró en 2002 que la exposición a niveles de ruido sobre los 65 dB puede aumentar en un corto plazo los ataques cardíacos hasta en un 20%. Además, el ruido es frecuentemente el causante de accidentes graves y fatales por distracción de trabajadores que desempeñan labores de alto riesgo.


Daño progresivo

Durante la exposición en procesos industriales, debido a la capacidad de adaptación del ser humano, es común que la persona no sea capaz de percibir la transgresión de sus límites de resistencia auditiva, provocando un daño, de forma paradójicamente silenciosa, creciente y acumulativo, según el tiempo y los niveles de ruido a los que se ve expuesta.

En Chile, el DS 594/00, del MINSAL, establece que la exposición ocupacional a ruido debe ser controlada de modo que para una jornada de 8 horas diarias, ningún trabajador pueda estar expuesto a un nivel de presión sonora continuo equivalente a 85 dB, medidos en la posición del oído del trabajador, estando el empleador obligado a tomar todas las medidas necesarias para mantener el nivel de ruido dentro de los rangos permisibles y proteger así eficazmente la vida y salud de los trabajadores, como lo dispone el artículo 184 del Código del Trabajo.

Desde fines de 2011, Chile cuenta con el “Protocolo de Exposición Ocupacional a Ruido” (PREXOR), el que estandariza los procedimientos para prevenir y evaluar los daños en la salud auditiva de los trabajadores, al indicar cuándo es necesario que un trabajador ingrese a un programa de vigilancia de salud y estableciendo también criterios de acción.

Desde la perspectiva de la Vigilancia de Salud, el protocolo indica cuatro etapas:

Evaluación auditiva, durante la que se realizan audiometrías a los trabajadores, seguimiento, confirmación y egreso, permitiendo además evaluar los resultados de las medidas de control de ruido implementadas.

Ficha epidemiológica, relacionada a los datos, identificación del trabajador y antecedentes como enfermedades que puedan sumarse a una eventual hipoacusia laboral.

Historial ocupacional, que permita hacer el cruce causa-efecto, convirtiéndose en un procedimiento necesario antes de la siguiente etapa.

Evaluación médica, etapa donde se realiza el diagnóstico de Hipoacusia laboral y se trata al trabajador.


Reducción del ruido

En cuanto a la reducción del ruido laboral, se recomienda en primer término evaluar los riesgos, lo que dependerá del ámbito y magnitud del problema en el lugar de trabajo. Un ejemplo son las formas en que el ruido puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente en una fábrica junto al riesgo de pérdida de audición.

En segundo lugar, para la adopción de medidas de prevención y control, pueden seguirse diferentes criterios, como la eliminación de las fuentes del ruido al planificar nuevos equipos o lugares de trabajo fomentando, por ejemplo, la adquisición de maquinaria productiva menos ruidosa. Asimismo, se pueden utilizar diversos controles de ingeniería, como el aislamiento en la fuente por medio de la localización, la confinación del trabajador o la amortiguación de las vibraciones mediante muelles neumáticos, paredes o techos que absorban sonidos. También es posible emplear métodos de trabajo que requieran una menor exposición al ruido.

En cuanto a los equipos de protección personal, como los tapones para los oídos u orejeras, deben utilizarse siempre como último recurso, una vez agotados todos los esfuerzos para eliminar o reducir el ruido en su origen y trayectoria. Para ello, hay que seguir las siguientes recomendaciones:

a) Asegurarse de que los EPP auditivos sean adecuados para el tipo y la duración del ruido y que sean compatibles con otros EPP.

b) Elegir EPP cómodos para los trabajadores.

c) Almacenar y mantener adecuadamente los EPP.

d) Impartir formación acerca de su necesidad, la forma de uso y modo de almacenamiento y mantenimiento.

En último término, pero no menos importante, los trabajadores deben recibir información y formación que les permita comprender y afrontar los riesgos relacionados con el ruido. Esta capacitación debe abarcar los riesgos existentes, las medidas adoptadas para eliminarlos o reducirlos, los resultados de la evaluación de riesgos y de las mediciones de los niveles de ruido, las medidas de control y de protección y las razones por las que se deben detectar y notificar los indicios de haber sufrido daños auditivos previos.

Junio 2017
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