Rodrigo Aravena.
¿En qué temas se debería mejorar la actual normativa contra incendios?
En cuanto al formato, la normativa está especificada en varios documentos y cuerpos normativos, lo que tiende a dificultar su comprensión global y, quizás por lo mismo, es relativamente insuficiente en varios aspectos. Entonces, la problemática surge cuando eventualmente distintos documentos presentan discrepancias o bien dejan puntos sin cobertura.
Creo que uno de los aspectos más críticos es la capacidad de fiscalización de la autoridad de los sistemas de alarmas y de extinción, cuya revisión actualmente no es obligatoria. Tener un sistema que no funcione es un falso y peligroso indicador de seguridad y esta clase de sistemas requiere de mantención. También se debería establecer mayores requisitos a los contenidos (colchones, cortinas, alfombras, recubrimientos, etc.), en edificios específicos como cines, teatros, cárceles, hospitales, entre otros.
Además, hay que aumentar la capacidad técnica de los entes de inspección, desde inspectores técnicos de obra –ITO- a direcciones de obras, para que se pueda exigir, al menos, lo que actualmente contempla la legislación.
¿Adaptar estándares internacionales (como NFPA) es la vía para tener normas más completas?
NFPA es una organización muy respetada en todo el mundo como un altísimo referente en temas de Seguridad y Protección contra Incendios por sus múltiples normas y códigos. No obstante, probablemente esas mismas normas y códigos no sean capaces de resolver un problema de fondo: sin un adecuado control y seguimiento validado por profesionales correctamente formados, incluso el mejor sistema normativo resulta inaplicable.
¿Existe preocupación por generar normas más robustas y actualizables?
Habitualmente, los riesgos de incendio tienden primero a desconocerse y a partir de ese desconocimiento, se suelen desencadenar un conjunto de malas decisiones. En general, la valoración de la seguridad es mucho menor en nuestra cultura que en la de países desarrollados. Somos más tolerantes a condiciones y acciones riesgosas, entre otros factores, por la incapacidad de detectar el riesgo y también de aprender correctamente de experiencias y tragedias pasadas.
La preocupación siempre está en algún grado, pero no siempre se cuenta de manera consistente con recursos adecuados y permanentes para enfrentar el problema de modo sistemático. Lo central es aumentar fuertemente las capacidades y la masa crítica del personal técnico capacitado, lo que necesariamente resultará en un incremento del estándar de seguridad y las normativas requeridas para ello.