En el campo de la protección contra incendios, conocer los focos de riesgo es parte del trabajo básico, pues diversos elementos pueden determinar el origen y desarrollo del fuego; desde la materialidad de los inmuebles y la combustibilidad de los bienes almacenados, hasta el diseño de la infraestructura, entre varios otros.
En este sentido, la prevención es un aspecto clave para garantizar el mínimo impacto de un siniestro. Un ejemplo muy claro es el sector Petróleo y Gas, “una industria compleja por naturaleza”, como señala Christian Urrea, Gerente de Salud y Seguridad (HS) de ENAP. “Se debe considerar que al manejar grandes volúmenes de productos combustibles e inflamables, prácticamente todos sus procesos son clasificados como focos de riesgo de incendio”.
Por su parte, la industria forestal también presenta un alto nivel de riesgo de incendios, sector en que se añade otro elemento preponderando en la causalidad. “En Chile, como en gran parte del Hemisferio Sur, prácticamente todos los incendios forestales responden a causas antropogénicas; son muy pocos los siniestros con causa origen natural, derivados de tormentas eléctricas secas o húmedas”, explica Eduardo Hernández, Gerente General de Forestal Mininco.
Caso Forestal Mininco (CMPC)
Eduardo Hernández, Gerente General de Forestal Mininco
Las estadísticas del Servicio Forestal del Estado (CONAF) a nivel nacional, dan cuenta de más de un 50% de incendios con causa origen “Intencional” (generados con el objetivo de causar daño por diferentes motivos). Particularmente en el patrimonio de las empresas forestales, el nivel de incendios intencionales alcanza más del 70%, los que explican además una importante proporción del daño físico y económico. El porcentaje restante muestra como causa origen la “Negligencia y/o Descuido”.
Para combatir esta situación, Forestal Mininco implementó su Programa Integral de Protección de Incendios, el que se ha posicionado como uno de los más sólidos y profesionalizados del país, invirtiéndose en su ejecución del orden de US$15 millones anuales. De acuerdo a Eduardo Hernández, Gerente General de la empresa, este programa posee un fuerte componente preventivo y de detección temprana en las siguientes áreas:
Prevención del Riesgo: tiene como objetivo central trabajar con el entorno (vecinos y comunidades) con la finalidad de evitar o disminuir la ocurrencia de incendios.
Prevención del Peligro: apunta a la ejecución de actividades relacionadas con la reducción de la carga de combustibles vegetales en el piso de los bosques, disminuyendo con ello la propagación por continuidad horizontal y vertical del fuego, si este se produce.
Detección y Combate de incendios: opera principalmente durante el período estival de cada año (normalmente de noviembre a abril) y está constituido por todo el equipo técnico y humano destinado al combate de los incendios que afecten o amenacen el patrimonio de la compañía.
El 90% de los recursos invertidos en este programa se contrata a terceros, dando trabajo a cientos de personas durante todo el año. Según el ejecutivo, los brigadistas de incendios son capacitados por expertos certificados en el tema, los que llevan desempeñándose entre 5 y 15 temporadas de incendios como brigadistas forestales. Cabe señalar que las personas que componen este dispositivo de emergencia, han sido seleccionadas rigurosamente por organismos acreditados, los que a través de herramientas ergonómicas, médicas, fisiológicas, psicológicas y de acondicionamiento físico, certifican que los brigadistas son personas aptas para ejecutar este exigente tipo de trabajo.
Caso ENAP
Christian Urrea, Gerente de Salud y Seguridad (HS) de ENAP
En ENAP, resulta un factor primordial la utilización de códigos y estándares internacionalmente reconocidos para la protección de incendios para sus instalaciones. Por eso, para Christian Urrea, Gerente de Salud y Seguridad (HS) de ENAP, uno de los aspectos relevantes de la protección contra incendios es la definición de “áreas clasificadas” donde existe o puede existir un potencial de ambientes inflamables o explosivos.
“En estas áreas se debe cumplir con altas exigencias de tipo ingenieril y operacional que permitan mantener el control total de las fuentes de ignición que se puedan generar”, sostiene Urrea.
Además, la empresa cuenta con un Sistema de Respuesta a Emergencia y Crisis a nivel corporativo, el que incluye un “Plan de Emergencia General”, que entrega las directrices logísticas ante una emergencia y sus procesos de evacuación, comunicación y control de un siniestro de este tipo. En caso de inflamación en una refinería, por ejemplo, cada operador está entrenado para el control inicial del fuego, con agentes extintores de PQS, Vapor de Agua y/o Espuma, mientras se aplican de inmediato los protocolos de aviso de la emergencia, a través de teléfono o equipo radial, donde interviene la Brigada de Respuesta a Emergencias (BRE) para el control total de la emergencia. En este escenario, se convoca el Centro de Dirección y Comunicaciones de Emergencia, más un Grupo Operativo de Terreno, quienes enlazan comunicaciones, para tomar las decisiones en el control de la emergencia. Además, dentro de este protocolo, se informa a autoridades internas y externas, vecinos y otros grupos de interés pre-establecidos de lo que acontece y cómo se está controlando. “El equipo humano son los trabajadores de ENAP, personal operativo técnicamente preparado para operar dichas instalaciones, prevenir situaciones de emergencia y controlar tempranamente situaciones de emergencia que puedan generarse”, explica Urrea.
Desde el inicio de sus operaciones, la compañía ha contado con brigadas de respuesta a emergencia conformadas por personal propio, preparado y en constante capacitación en control de emergencia (incendios, rescates, etc.). De este modo, por ejemplo, la refinería de Biobío posee actualmente una BRE compuesta por 120 funcionarios de planta, distribuidos en 12 grupos de 10 brigadistas cada uno, con alto entrenamiento y capacitación en control de incendios con hidrocarburos, rescate industrial y Haz-Mat, capacitados en Chile.
CASO MERSAN, CENTRO DE BODEGAJE
Luis Poblete G., Jefe de Seguridad y Medio Ambiente de Mersan “Es necesaria la coordinación con locatarios”
Luis Poblete G., Jefe de Seguridad y Medio Ambiente de Mersan.
Los principales focos de riesgo en un centro de bodegaje son aquellos productos que el cliente no declara -para los cuales no se hicieron los protocolos necesarios-, por lo que constantemente se debe chequear las bodegas con el fin de evitar que productos no autorizados hayan ingresado.
El plan de protección contra incendios que se implementó en Mersan, se basa en la coordinación con los organismos de emergencia y la constante información a nuestros locatarios en el tema de control de incendios. Se apoya en el personal de Mersan que ha sido capacitado de manera teórica y práctica en detección y control de incendios y emergencias.
Asimismo, el centro cuenta con sistema de detección y control de incendios en todas sus naves monitoreadas con centrales de alarmas sonoras y visuales, además de red húmeda y seca para uso de bomberos, gabinetes para control de incendio, extintores, estanque de agua con capacidad de 43.000 mil litros, bomba para presurizar el sistema (con capacidad de desalojo de 1.980 litros por minuto), y un generador de respaldo.
Estos sistemas responden a la magnitud del riesgo, los que sin duda requieren de la coordinación con los locatarios para generar la prevención a la que se apunta.