Robin Burgess-Limerick.
¿Cómo la tecnología incide en la seguridad laboral de la minería?
La tecnología y, en particular, la automatización, tiene gran potencial en la reducción de fatalidades al llevar a las personas lejos de las áreas riesgosas, lo que queda en evidencia especialmente en la minería subterránea. En esas faenas, el riesgo es alto, ya que es constante la posibilidad de caída de rocas y objetos, explosiones, incendios y, por cierto, la interacción con maquinaria de gran tamaño. Por ello, la automatización de procesos se presenta como una forma de protección a los trabajadores, al sacarlos del punto de riesgo.
Ahora bien, se suscita un problema referido a cómo adaptar a esas personas a la tecnología. La automatización implica el rediseño de tareas, haciendo que los procesos sean más seguros y productivos. Un ejemplo de lo anterior son las explosiones subterráneas, las que pueden ser controladas por operarios desde la superficie.
¿Esta tendencia significa menos trabajadores en minería?
No necesariamente, pues muchas veces solo cambiarán las tareas que efectúan las personas. Por ejemplo, en las grandes zonas mineras de Pilbara (oeste de Australia), es común la utilización de camiones sin conductor, los que son controlados y guiados desde una central, la que puede estar a más de un kilómetro de distancia. Entonces, tenemos personas en la mina y en las centrales de comando, pero ya no en los camiones; con ello, aminoramos los riesgos de accidente y cambiamos las tareas que esos individuos llevan a cabo en la faena.
Adicionalmente, con estas acciones hemos mejorado la productividad, con lo que se demuestra que la seguridad y la productividad no son objetivos en competencia, sino que trabajan en conjunto. La seguridad no es un costo, sino una inversión a la que se debe dar un tiempo para obtener una retribución.
¿Cómo evolucionará la interacción persona-máquina?
Eso será una realidad que se mantendrá. En el sector minero, el cambio es una constante: podemos ver que cambian las leyes del mineral y las condiciones del terreno, por lo que se necesitarán humanos que les indiquen a los equipos qué hacer. Lo importante es tener claro que las personas son buenas tomando decisiones, sobre todo de último minuto, para definir qué hacer cuando se presentan casos críticos. No así las máquinas. Los computadores todavía están lejos de tomar decisiones tan especializadas, por lo que las personas serán parte de este futuro con la interacción persona-máquina que eso significa.
En Minería, ¿se debe mantener la meta de cero accidentes?
Es peligroso tener “cero accidentes” como objetivo, porque es inalcanzable. Tenemos que aceptar que el riesgo existe, que es una probabilidad, sin importar cuántos controles o acciones preventivas se implementen. Incluso, en la vida personal no hay posibilidad de asegurar que no habrá daño bajo alguna circunstancia. En este sentido, lo que debemos lograr es comprender que en minería las condiciones cambian todo el tiempo; la nueva tecnología que se desarrolla nos da beneficios, pero también nuevos desafíos, y lo que podemos hacer es ir cambiando a la par con las circunstancias.
El problema con enfocarse en cero accidentes es poner demasiada atención en las pequeñas cosas que salen mal -alguien se corta el dedo y nos alertamos porque creemos que eso no puede pasar-. Esa visión nos aleja de los temas macro que vienen dados por la tecnología y, sobre todo, por los cambios sociales que pueden impactar los actos de las personas.
Ud. ha planteado el método “Bowtie”. ¿En qué consiste?
Es un método que representa cuáles son los eventos que pueden resultar mal y, específicamente, identifica el evento con que inicialmente se pierde el control de la situación. Por ejemplo, está manejando un auto, todo bajo control en la carretera, y de repente, se topa con algo que hace que el auto esté fuera de control. El momento en que pierde control de la energía, lo denominamos “Bowtie” (corbatín).
Ahora bien, si cuenta con buenas herramientas, puede retomar el control, y en la práctica esa herramienta es el entrenamiento en conducción, mediante el que se le preparó para tales situaciones, permitiéndole enfrentarlas mitigando los riesgos. No obstante, en caso de que no haya recibido esa formación adecuadamente, podría haberse salido de la ruta volcándose. Salir vivo o no dependerá en ese caso de las medidas de seguridad con que contaba el auto, ya sea airbags o materiales de construcción, pero también de qué tan rápidos y efectivos fueron los servicios de emergencia.
El método Bowtie considera todos estos factores (los que denomina “causas potenciales”), y apunta a saber cómo incidirán en un evento, conociendo su interacción. De esta forma, se pueden identificar las causas más recurrentes con el fin de controlar las fallas. Es un método que aplicamos en Minería, pero que también se puede implementar en otras industrias.