Los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos fueron multiplicados por cuatro por Estados Unidos, pasando del 25% al 100%.
Asimismo, y con el fin de “proteger a los estadounidenses de las prácticas comerciales desleales de China”, la Casa Blanca apoya las trabas comerciales a las placas fotovoltaicas, los semiconductores y las grúas portuarias.
Según el gobierno estadounidense, estas nuevas medidas afectan a las importaciones procedentes de China por un valor total de unos US$ 18.000 millones.
La iniciativa busca proteger a la industria del vehículo estadounidense, que se prepara para recibir cientos de miles de millones de dólares en subsidios federales para impulsar la transición hacia la electromovilidad.
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