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Con el objetivo de reindustrializar el país y competir en el sector con los fabricantes chinos, Francia inauguró su primera fábrica de baterías para vehículos eléctricos.
La fábrica de Billy-Berclau, en el norte de Francia, es propiedad de Automotive Cells Company (ACC), sociedad entre la energética francesa TotalEnergies, Mercedes-Benz y Stellantis, propietaria de varias marcas, entre ellas Peugeot, Fiat y Chrysler.
La inauguración simboliza el giro de la industria automovilística hacia la electrificación, considerando la prohibición de la UE de vender automóviles nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035.
A ésta le seguirán otras cuatro plantas de baterías en Francia, todas en la región de Hauts-de-France, donde está surgiendo un ecosistema que han bautizado como "Battery Valley", como respuesta de la industria de la electromovilidad a Silicon Valley.
El Gobierno francés quiere producir 2 millones de vehículos eléctricos al año en el país de aquí a 2030, y abastecer a su industria automovilística con suficientes baterías ensambladas localmente de aquí a 2027, e incluso exportar baterías francesas a partir de entonces.
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