| Jorge Pontt, Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM) | | | Carolina Lagos, Universidad Andrés Bello | | | Ingeborg Mahla, Universidad de Santiago de Chile | | | Luis Camilla, DuocUC | | | Tal y como indica Jorge Pontt, Académico del Departamento de Electrónica de la Universidad Técnica Federico Santa María y Director Núcleo Milenio Electrónica Industrial y Mecatrónica, la automatización es un campo muy extenso, que en términos generales responde a las actuales expectativas de la industria. ¿Dónde disminuye el grado de satisfacción del mercado? Principalmente, de acuerdo a la opinión de este académico, en temas de automatización de avanzada y en aplicaciones de alta tecnología e impacto económico, donde es necesaria una mayor profundización y especialización. Al ser la automatización una disciplina tan amplia, que contempla las áreas de electricidad, electrónica, electrónica de potencia, máquinas, control, sensores, instrumentación y redes, entre otras, no permite entrenar alumnos en todas las materias. Según Carolina Lagos, Directora de la Escuela de Ingeniería Tecnológica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, las pocas universidades e institutos que dictan en Chile esta especialidad están orientadas a formar un profesional con una base de conocimientos que le permita comenzar su carrera laboral en forma gradual. "Básicamente, se trata de entregar al alumno un piso mínimo, desde el cual pueda enfrentar nuevos desafíos. Y dependen mucho del rubro en el que el futuro profesional se desempeñe, las falencias de formación que él y la empresa deberán asumir. Creo que las empresas del área están satisfechas con los profesionales egresados y, al mismo tiempo, son conscientes que van a necesitar un tiempo de capacitación e inducción para conocer las necesidades de cada empresa", explica. En este sentido, la Doctora Ingeborg Mahla, Directora del Grupo de Automática de la Facultad de Ingeniería y Académica del Area de Control de Procesos Industriales del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago de Chile, asegura que, en general, la tendencia es que las carreras de ingeniería se ajusten mejor a los requerimientos de la industria, debido a las características de los procesos de acreditación conducidos por la Comisión Nacional de Acreditación. "En el caso de la Universidad de Santiago, se han desarrollado además diversos mecanismos institucionales que promueven la calidad de la educación y su vinculación con la industria. En este marco, se revisarán las mallas curriculares para adecuarlas a los perfiles de egreso, que están siendo redefinidos según un modelo de competencias genéricas, profesionales y específicas que se elaboró con la asesoría de consultores internacionales. Tanto en la definición de las competencias como en la evaluación de los resultados, se realizan permanentemente encuestas a las empresas que emplean a los ingenieros", señala. La malla en cuestión Pero, ¿cuáles son los problemas de la actual malla curricular de las carreras de automatización? De acuerdo a la opinión de Luis Camilla, Director de la carrera de Ingeniería en Automatización de Procesos Industriales de DuocUC Antonio Varas, el principal problema de la malla curricular es el desnivel y diferencias de los alumnos de primer año. "Se reciben prácticamente en igual proporción alumnos que provienen de la educación media humanista y educación media técnico profesional, con notorias diferencias de orientación. A esto hay que agregar el déficit en la preparación y en los conocimientos de los egresados de la educación media. Por esta razón hay que programar cursos de nivelación o remediales para suplir estas diferencias y nivelar en conocimientos, lo que atrasa el estudio de las materias tecnológicas propias del área de automatización", argumenta. A esto se suma la larga duración de la carrera. Por ejemplo, señala Jorge Pontt, el estudio de Ingeniería Civil Electrónica dura seis años; período que probablemente podría acelerarse de haber laboratorios aún más modernos a disposición de los alumnos. A juicio de Carolina Lagos, la deficiencia que en general presentan las mallas curriculares de estas carreras es su marcado sesgo eléctrico-electrónico, muy ligado al "fierro", que deja de lado la formación en competencias blandas. Hay, como explica la académica de la Universidad Andrés Bello, un claro déficit en la capacidad de racionamiento fluido al interior de las organizaciones. "Además, existe un déficit en formación informática y en procesos industriales, características importantes a la hora de desarrollar proyectos interdisciplinarios", afirma. Asimismo, como destaca Ingeborg Mahla, la actual malla es excesivamente rígida; característica que ya está siendo corregida. "En el caso de la mención Control de Procesos Industriales de la carrera Ingeniería Civil en Electricidad, la malla incluye nueve asignaturas electivas, pero en la práctica estas asignaturas eran opciones únicas. Este semestre se están realizando ajustes para que en varias de ellas efectivamente se pueda optar, incluyendo también asignaturas de las otras menciones. Esta posibilidad permite que el alumno pueda cursar las asignaturas más cercanas a sus intereses y optimizar el avance en su carrera, respondiéndose mejor a las demandas actuales de una mayor interdisciplinariedad", explica. La tecnología y el mercado Las universidades e institutos profesionales que imparten carreras relacionadas con automatización, hacen variados esfuerzos por actualizar la malla curricular y reflejar así en ellas los cambios tecnológicos de la industria. A juicio de Jorge Pontt, en este sentido la tendencia es hacer upgrade especialmente en el tema de software y en el aprendizaje de nuevas herramientas. También a partir de reuniones con la industria, prácticas industriales, visitas y trabajo colaborativo, aunque hay que reconocer que queda mucho camino por andar en este tema. Y es que de acuerdo a Carolina Lagos, el proceso de actualización de las mallas curriculares es complejo. En la Universidad Andrés Bello utilizan un instrumento de análisis ocupacional llamado DACUM; una matriz de competencias (transversales, genéricas, específicas y profesionales) todas ellas separadas por cada área funcional donde trabajan los profesionales. De acuerdo a ellas se construye una plantilla de votación que debe ser validada y posteriormente votada en una escala del 1 al 3, de acuerdo al nivel de importancia que se le asigne. Después de tener los resultados de todas las entrevistas (mínimo 15), el equipo a cargo calcula los promedios totales para cada competencia rescatando con ello las competencias más importantes, es decir, las más votadas. Finalmente, una vez obtenidos los indicadores, se agrupan las competencias por áreas temáticas, lo cual da origen a las asignaturas. En Duoc existen tres líneas de acción para la actualización de las mallas. La primera es el levantamiento de competencias laborales con consultas a industriales, profesionales del área, ex alumnos de la carrera y profesores, además de estudios de mercado laboral. La segunda línea de acción es el contacto permanente con la industria, mediante visitas y encuentros, donde se exploran las necesidades presentes y de mediano plazo que se visualizan. La tercera es la incorporación de profesores para los cursos tecnológicos que estén ejerciendo la profesión en áreas afines, que sugieren cambios para actualizar materias, instrumentos y equipos. Camino al cambio A pesar de las metodologías utilizadas, los cambios en la malla curricular de las carreras de automatización no son tan rápidos como sus gestores desearían. Las barreras, según Jorge Pontt, son más bien de tipo práctico: recursos de capital, recurso humano e infraestructura; falta de laboratorios modernos, con sistemas y tecnología de avanzada, y con personal profesional ad-hoc que colabore en los procesos indicados de docencia, investigación, desarrollo e innovación. Respecto al proceso de transformación y cambio de sus mallas curriculares, Carolina Lagos señala que cada universidad tiene sus propias políticas. Explica que, en general, hacer cambios en una carrera no es un proceso demasiado ágil por cuanto contempla modificación de decretos universitarios y firmas de rectoría y vice-rectoría. También, porque existe el problema de cómo manejar las diferentes versiones de la carrera en paralelo con alumnos en distintos programas, lo que eleva los costos. Recalca, eso sí, que a nivel de actualización de contenidos dentro de asignaturas el asunto es mucho más sencillo. "Ese es un continuo. Siempre tratamos de actualizar los contenidos de las asignaturas de acuerdo a los cambios tecnológicos del entorno", afirma. En Duoc, como explica Luis Camilla, las mallas son de un currículum flexible, el cual tiene una secuencia y planificación de cursos recomendados especialmente en aquéllos que son requisitos de otro. En la Universidad de Santiago, en tanto, Ingeborg Mahla señala que existen muchas opciones disponibles para innovar en los contenidos, en la tecnología, en la metodología y en la evaluación, sin necesidad de esperar a que se realicen reformas curriculares de gran envergadura. Sin saltarse las reglas, las instituciones de educación buscan alinearse con los objetivos de la industria, para proveer un profesional idóneo y especializado dentro de lo que su formación particular le permite. La invitación de ellas es a que las empresas se acerquen y expongan permanentemente cuál es el perfil del ingeniero en automatización que están buscando. |