Si consideramos el primer trimestre de 2023 y 2024, los últimos 12 meses vieron un fuerte aumento de la energía no suministrada producto de fallas en las instalaciones del Sistema Eléctrico Nacional, y que afectan de manera directa el consumo de clientes. Es así como las pérdidas totales a nivel país llegaron a los 6,6 GWh en los primeros meses de este año, lo que equivale a un aumento del 20,24% en relación a los 5,36 GWh de igual periodo del año anterior, según el Reporte Fallas del SEN del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN).

Para los especialistas, es preocupante el incremento, sobre todo si se toma en cuenta que hubo menos eventos. De hecho, el reporte del CEN destaca que en el periodo se alcanzaron los 126 cortes, cifra un 16% menor en relación a los 150 de igual lapso de 2023. “Los cortes fueron más acotados, pero en ellos se perdió mucha más energía, dado que la generación y demanda están aumentando de forma creciente, pero la distribución no logra dar abasto a esta nueva carga”, explica Víctor Vilche, Gerente General de CONECTA Ingeniería.

Los inconvenientes se concentraron en Antofagasta, donde hubo 21 eventos (es decir, 7 al mes, casi dos a la semana). “Esta zona tiene un problema crítico dado que han entrado al sistema un sinnúmero de generadoras, sobre todo relacionadas con energías renovables. Cualquier falla tiene un daño mucho más alto que hace 12 meses, cuando el sistema no tenía tanto estrés”, indica Vilche.

Para el experto, lo ideal sería cambiar la topología de las redes, apuntando hacia un formato de malla interconectada, donde si un lazo se pierde, existen rutas alternativas: “En la actualidad, la principal debilidad del sistema eléctrico chileno está en la conexión entre la Zona Centro con la Zona Norte, donde una falla de doble apertura de la línea resulta en una pérdida de la interconexión y los dos sistemas se debilitan”.

Por lo pronto, los grandes consumidores de energía han optado por diversificar sus fuentes de energía lo que conlleva a que su fuente de generación no necesariamente se encuentre cerca de estos centros de consumo. Por ello, se recomienda el uso de soluciones DLR (Dynamic Line Rating) que permite un monitoreo real de la capacidad de la línea. “De este modo, es posible adelantarse a fallas y reducir daños. También permite optimizar la inyección de energía cuando se identifican periodos valle”, explica.

Las otras regiones que están con fuertes pérdidas de energía son Biobío, con 18; y Maule, con 16 fallas, ambas con fuerte presencia industrial, forestal y ganadera, actividades que requieren de altos consumo de energía.

Ahora bien, los fenómenos físicos detrás de estas deficiencias fueron diversos. En Antofagasta, la mayoría se produjo por el contacto directo del sistema con animales, roedores o pájaros, y en la misma proporción, también fueron de origen no determinado, donde se podrían incluir vulneraciones de ciberseguridad no detectadas.

En Biobío, la mayor cantidad de desperfectos se explica por el robo de conductores y errores de programación, es decir, todos de origen humano. Mientras, en el Maule, se debieron a un crecimiento de la demanda no evaluado.