Una de las novedades del Reglamento de Seguridad de las Instalaciones de Consumo de Energía Eléctrica es su estructura, compuesta actualmente por 19 pliegos técnicos, lo que le da mucha flexibilidad. En el caso de que sea necesario llevar a cabo algún cambio, se hace solamente en los pliegos técnicos correspondientes, no en toda la normativa. Anteriormente, era complicado cambiar la normativa eléctrica (que forma parte de una ley, y como tal, es complicada de cambiar), y la gran mayoría de las modificaciones respondía a avances tecnológicos de los equipos y materiales eléctricos.

En ese sentido, la NCh eléc. 4 data del año 2003, por lo que prácticamente no teníamos una actualización hace casi 20 años. Por esto, quedaban fuera de la norma muchas tecnologías, sistemas y aplicaciones que estaban incorporándose en el país no solo por los avances técnicos, sino también por los desafíos que nos hemos impuesto como nación. Por ejemplo, teníamos aplicaciones simples que estarían quedando afuera, tales como cercos eléctricos, ascensores, domótica y electromovilidad, por mencionar algunas pocas. Pero esa norma también estaba rezagada en tecnologías y sistemas de energías renovables y eficiencia energética, vitales para la reconversión energética de Chile. Afortunadamente, se incorporaron en el nuevo reglamento.

Otro punto a destacar es que el nuevo reglamento tiene como objetivo principal brindar seguridad a los usuarios de la instalación eléctrica, así como a los lugares y bienes. De hecho, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, SEC, parte el estudio de esta nueva normativa, impulsada por los casos de fatalidad por incidencia eléctrica. En dicho análisis, se observa que, tras las introducciones de las normativas anteriores, cayó el número de las fatalidades eléctricas por incidentes eléctricos, lo que implica que una normativa puede impactar realmente en forma muy profunda en este aspecto.

Un ejemplo de esta preocupación por la seguridad es el uso de interruptores diferenciales, que se vuelve obligatorio, sino también la verificación de los mismos en el caso de que están instalados. Antiguamente, este chequeo no se hacía o si se realizaba, solo era la prueba mecánica del diferencial. Sin embargo, ahora se trata de un ensayo con base normativa y que mide el tiempo de respuesta del diferencial y la corriente de corte.

Entre las temáticas que no abordaba la anterior norma y de las que sí se hace cargo este nuevo reglamento, vale la pena mencionar las cargas no lineales y la distorsión armónica que generan. En esta línea, la nueva normativa exige mayores estándares a la hora de dimensionar la sección de los conductores.

Finalmente, quisiera destacar el hecho de que los pliegos técnicos que estructuran el nuevo reglamento eléctrico están basados en estándares y normativas internacionales, ampliamente reconocidos por los diferentes estamentos del ámbito electrotécnico nacional. En otras palabras, no se está inventando algo nuevo, sino que están recogiéndose las “buenas prácticas”, esas que se sabe que han funcionado bien en otros países y que dan resultados esperados desde el punto de vista de la seguridad.

Esto resulta bastante más ordenado, no solo para los usuarios, sino también para nosotros los proveedores. Al hacer referencia a estas normas, a estas buenas prácticas reconocidas, hay instrumentos certificados a nivel internacional bajo estos estándares, y su uso hace más uniforme el trabajo de los mismos instaladores, quienes pueden trabajar tranquilos porque saben que el instrumento que están empleando cumple con todos los requerimientos de la norma correcta.