Una de las caras más conocidas de la pandemia son sin duda los riesgos a la salud, así como también su impacto en las economías y la aceleración de un modo de vida digital, donde se han entrelazado el mundo virtual y físico. Sin embargo, otra de sus caras es la urgencia que ha generado por acceder a productos de tecnología industriales y una incesante búsqueda de ahorros y optimización de costos en muchos aspectos, las que se han convertido en oportunidades para quienes operan en el lado más oscuro de los mercados, abusando de los temores que se han perdido en los últimos meses respecto a la compra de productos tecnológicos, ya sea presencial o a través del e-commerce, hoy el modo más habitual de compra.

El pago en línea, el no ver el producto físicamente y la incertidumbre del despacho, están siendo esquivados por los consumidores y clientes, algo que hoy debe alertarnos. Y la falsificación es una de las estafas más comunes y un enorme flujo de compras en plataformas informales genera un riesgo constante para los consumidores.

A modo de ejemplo, la policía de Shanghái incautó en agosto de 2020 más de 4 mil módulos PLC SIMATIC de Siemens falsos, arrestando a varios sospechosos que vendían productos “pirata” o de segunda mano, reacondicionados y vendidos como nuevos.

El caso dio la noticia y sacudió a la industria local por lo relevante que es que las empresas den la lucha contra los productos falsificados como parte de la estrategia de propiedad intelectual de cada marca y para reducir los riesgos detectando anticipadamente falsificaciones de baja calidad.

Sabemos que la infinidad de posibilidades y acceso a supuestas ofertas que se mueve en Internet es un problema latente, ya que nos expone frente a ciberataques y estafas de manera muy eficaz y veloz gracias a la ciberdelincuencia. Por eso, la confianza es el aspecto decidor dentro del comercio online y acciones como estas pueden impactar la reputación de pequeñas, medianas y grandes compañías, si llegan a ser objeto de estafas por falsificación. Por lo tanto, mantenerse alerta a posibles imitaciones de los productos debe ser una prioridad para todos los negocios.

En este escenario, es recomendable fijarse siempre en algunos puntos clave, aplicables a todas las industrias:

• Las compañías cuentan con distribuidores autorizados, los cuales, contractualmente, actúan como socios y tienen derechos y deberes específicos al ser proveedores de productos seleccionados con excelencia y responsabilidad.

• Antes de comprar un producto, es imprescindible averiguar en portales oficiales o con contactos comerciales sobre los partners oficiales. Es allí donde se puede encontrar información actualizada y aseguran una compra verificada.

• Analizar la información que se recibe respecto a ofertas y descuentos especiales, sobre todo al navegar en sitios como “marketplaces” u otros sospechosos, para evitar caer en una estafa.

• Los proveedores y distribuidores suelen estar constituidos como empresas o sociedades, por lo que, si el intermediario es una persona natural, probablemente podrías estar siendo engañado.


Las compañías debemos tener como primera preocupación a nuestros clientes y a nuestra audiencia. Protegerlos frente a posibles fraudes o estafas de esta índole debe ser nuestra prioridad. Por esto, mantener los canales oficiales de comunicación y redes sociales abiertas a consultas debe ser imperativo para lograr mayor transparencia en la industria. Así también podemos dar pasos fuertes y seguros a los inagotables beneficios que tiene la digitalización, la era digital y las nuevas tecnologías al servicio de la sociedad.