En Chile, la generación de electricidad, basada principalmente en la energía térmica, hidroeléctrica y solar, ha tenido un crecimiento exponencial. Hoy los cuatro sistemas de electricidad independientes del país necesitan de tecnologías y soluciones para asegurar el 99,6% de cobertura eléctrica a nivel nacional y el 96,5% de cobertura eléctrica rural. Tras este desafío, la industria ha sufrido cambios positivos, ya que es capaz de adoptar y desarrollar modelos de negocio digitales, usando las redes inteligentes para alcanzar sus objetivos. De hecho, la transformación digital del rubro puede significar una ventaja competitiva entregando un servicio con mayor eficiencia y calidad.

Dicha transformación digital genera una nueva cultura organizacional que fomenta la cooperación entre los diferentes departamentos de las organizaciones. Las iniciativas digitales de la industria eléctrica deben manifestarse a través de adopciones que permitan una colaboración total, mientras promueven la innovación rápida y segura.

Es así como definimos cuatro ejes en los que la colaboración ofrece mayor agilidad operativa: Especialistas de campo, continuidad, productividad total, y acceso móvil. Esto, porque permite monitorear y dar continuidad a las operaciones remotas al compartir imagen y video en tiempo real, agilizando así la resolución de problemas y la toma de decisiones.

Ahora bien, el futuro del sector eléctrico plantea diferentes desafíos y mejoras, donde los principales serán enfocarse en el desarrollo de modelos energéticos sostenibles, integrar energías renovables y transformar los servicios digitales orientados al cliente. De hecho, Chile ya se encuentra trabajando decididamente en ser neutrales en carbono, en respuesta al acuerdo suscrito en la COP 25. Esto a través de la Política Energética 2050, cuyo objetivo es limpiar la capacidad de generación de electricidad, para después reemplazar los combustibles fósiles con electricidad en diferentes sectores.

Hoy más que nunca se necesitan nuevos modelos energéticos basados en tecnología, para entregar un servicio eléctrico basado en un negocio más sostenible y con menor huella de carbono, continuidad operativa y la circulación de productos e ingresos. Pero, para cumplir con las crecientes demandas globales de modernización, reducción de riesgo e innovación, las redes eléctricas deben transformar sus operaciones de cara a una nueva era digital, construyendo arquitecturas de red que sean más seguras, rápidas, inteligentes y seguras que reduzcan costos y optimicen la operación.

La red inteligente, considerada como el sistema eléctrico inteligente del futuro, conecta todo el suministro, la red y la demanda a través de un sistema de comunicación. Esto ofrece una comunicación y visibilidad bidireccional de los servicios públicos y los consumidores para el mejor control y administración de la oferta y demanda de la electricidad y su costo.

Sin duda, esta red es beneficiosa porque mejora la operación, automatiza la resistencia y fiabilidad del servicio, automatiza procesos administrativos, brinda una fuerza laboral más productiva y eficiente, aprovecha los datos con la integridad de activos y un mantenimiento predictivo, todo con una robusta capa de seguridad digital y física.

Este último punto es de especial atención, ya que los servicios públicos también están experimentando aumentos de las amenazas de seguridad, el endurecimiento en las regulaciones, clientes cada vez más exigentes y nuevas tecnologías. Es fundamental que la red sea segura de extremo a extremo. En relación con la seguridad física, es importante mantener una supervisión constante de las áreas operativas y sistemas críticos. En este sentido, soluciones integradas que abarquen video vigilancia y análisis de video, permiten ser proactivo ante posibles amenazas a la salud y la seguridad del personal, proteger las inversiones materiales, monitorear en tiempo real los activos, reducir el riesgo para la comunidad y los recursos.

En cuanto a la seguridad digital, se necesitan soluciones que den visibilidad en cada dispositivo a los operadores de la red. El objetivo es monitorear la red para detectar proactivamente vulnerabilidades y evitar la pérdida de datos, ya que debemos recordar que desde el momento en que la red se comienza a ampliar para un servicio más grande, también se están abriendo más puertas a un posible ataque.

Para prosperar y mantenerse a la vanguardia, los operadores necesitarán conectarse y modernizar su red con productos y servicios de automatización de subestaciones de próxima generación, ya que proporcionan la base para una protección y control avanzado, diagnósticos remotos y capacidades de mantenimiento predictivo.

El crecimiento de la generación y transmisión, junto a la inserción de ERNC, está cambiando la configuración del sector, por lo que surgen nuevos desafíos en la flexibilidad de la operación y en la seguridad de la infraestructura disponible. Hoy el ingreso de nuevas tecnologías se volvió fundamental.