En Codelco nos enfrentamos a desafíos que aún no han sido resueltos por el mercado, que exigen una transformación radical de nuestros procesos, y en los que la tecnología orientada al negocio es una palanca crucial.

El deterioro natural de nuestros yacimientos, que aumentan en profundidad y disminuyen sus leyes, además de las características singulares de nuestras operaciones, con minerales con altos grados de impurezas, explotaciones subterráneas con inéditos niveles de profundidad, escasos recursos hídricos en las operaciones del desierto, complejas faenas en medio de la alta cordillera, requerimientos ambientales más estrictos y comunidades que demandan un mejor entendimiento y responsabilidad, son algunos de ellos.

El tema es urgente. Nuestro importante inventario de recursos mineros con potencial de convertirse en reservas nos demanda resolver con éxito la madurez de nuestras principales operaciones, algunas de las que cuentan más de 100 años, y las mayores dificultades técnicas, de seguridad, productivas, ambientales y sociales que enfrentamos.

El cierre del rajo de Chuquicamata, mina que comenzará a operar este año de manera subterránea; las profundidades a las que llegará El Teniente, o las necesarias mejoras que debe conquistar Salvador para poder explotar Rajo Inca, nos interpelan a transformar, desde ya, nuestra manera de operar, con soluciones tecnológicas orientadas al negocio y con un cambio en nuestros perfiles de empleo.

Los próximos 50 años de Codelco obligan a que la tecnología orientada al negocio sea nuestra aliada permanente para posicionarnos como una empresa minera que, basada en la aplicación tecnológica, la digitalización, la automatización, la robótica y el procesamiento y análisis de datos, sea segura para sus trabajadores y trabajadoras, sustentable con el medioambiente y sus comunidades, y competitiva para el desarrollo de Chile. Por eso entendemos la tecnología orientada al negocio como la captura del conocimiento y su transformación en proyectos definidos que creen valor económico, medioambiental o social para Codelco. Nuestros esfuerzos, por lo tanto, deben centrarse en conquistar ideas avanzadas de proveedores y centros de innovación, capaces de convertirse en proyectos concretos que impacten positivamente en nuestro negocio, ahora, no mañana.

Si esto trae como consecuencia adicional una mayor inversión de parte de proveedores nacionales en I+D, la creación de dinámicas virtuosas en torno a la industria minera y el fortalecimiento del ansiado tránsito de Chile desde una economía de recursos naturales a una basada en el conocimiento, bienvenido sea.

La transformación digital de Codelco buscará capturar los avances globales en digitalización, automatización, robótica y procesamiento y análisis de datos, para impactar en todos los procesos mineros y en las áreas administrativas, de modo de mejorar la productividad, seguridad y confiabilidad de sus procesos, asegurando además la ciberseguridad de los sistemas. En Codelco estamos definiendo la hoja de ruta para esta transformación digital, que tiene como objetivo automatizar los equipos de mina y plantas de proceso para mejorar el resultado integral del negocio, lo que permitirá reducir la variabilidad de los resultados, mejorar el reconocimiento de patrones y respuestas, perfeccionar la toma de decisiones, proveer de información precisa para la evaluación de proyectos y habilitar la mantención predictiva.

Esta ambiciosa ruta, que captura los avances globales e innovadores para la industria, es ineludible. Para lograr nuestras metas, trabajadores, operarios, profesionales, ejecutivos y directivos debemos estar alineados con una cultura organizacional diferente. Y es aquí donde radica el mayor de los desafíos.

En esta nueva lógica laboral, la carrera técnica o profesional que recorrerán los operarios, los supervisores y los ejecutivos ya no será lineal, sino que zigzagueante. Todas y todos deberán estar dispuestos a movilizarse a distintos puestos de trabajo y en diferentes áreas de la empresa, en planes programados para ir creciendo laboralmente.

Serán necesarias personas dispuestas a mayor flexibilidad y polifuncionalidad, con mayor capacidad de enfrentar los desafíos de forma efectiva y dar espacio a la tecnología para la mejora de nuestros procesos de negocios con una mirada fresca. Debemos transformarnos en capital humano ansioso por aprender, por adaptarse, por innovar, por orientarse a la mejora continua y a la visión del negocio, y por entender que el cambio será lo único permanente en el futuro. De la mano de tecnología que desafía los límites de lo que hasta hace poco creíamos imposible, necesitamos una fuerza laboral debidamente preparada para este escenario; la suma de ambos factores es crítica para incrementar nuestros niveles de competitividad y productividad. Y solo si somos competitivos y más productivos, podremos cumplir la misión de maximizar nuestro valor económico y generar excedentes para el desarrollo de Chile.