Por Donny Holaschutz y Héctor Moreno, Socios de inodú.
Aquellas oportunidades de mejora energética que se pueden lograr mediante un ajuste a las operaciones o prácticas de mantenimiento suelen ser las más rentables, pero no necesariamente las más sencillas de implementar. Para capitalizar este tipo de oportunidades, se requiere un compromiso de la organización y disponer de las capacidades necesarias no solo para identificarlas, sino también para consensuar su implementación y gestionarlas en el tiempo.
Para ello, como organización, primero es necesario lograr ser efectivo en la gestión energética, antes de plantear ser eficientes. ¿Por qué? Una organización efectiva tiene mayor capacidad de obtener resultados positivos en un proceso de transformación que una organización eficiente, ya que la organización efectiva se enfoca en satisfacer las necesidades presentes y futuras de los grupos de interés (internos y externos). Para ello, de acuerdo a las mejores prácticas de transformación “lean,” se requiere:
1. Desarrollar conciencia del estado actual de la organización.
2. Consensuar y diseñar una visión respecto al estado futuro –deseado– de la organización.
3. Alinear objetivos con la estructura y el comportamiento de la organización.
4. Construir un plan de transformación necesario para alcanzar los objetivos y visión consensuada.
Para llevar a una organización desde un estado donde no se cuenta con las capacidades necesarias para tomar ventajas de las oportunidades de mejora energética, a otro estado que le permita capturarlas persistentemente, se requiere fomentar un proceso de transformación que debe comenzar con un compromiso de la alta gerencia. El compromiso de la alta gerencia es crítico, porque los profesionales de la empresa, con responsabilidad de identificar e implementar medidas de gestión y mejora energética, necesitarán en sus actividades diarias tener la capacidad y flexibilidad de priorizar y comprometer recursos; los que comúnmente compiten con las necesidades asignadas a otras actividades importantes dentro de la organización.
Existen distintas formas que pueden llevar a alinear objetivos con la estructura y el comportamiento de la organización para desarrollar un plan de mejora en el desempeño energético de una empresa. Por ejemplo, se podría tratar de utilizar ISO 50001, TPM, Kaizen, Lean, Six Sigma, entre otros. Lo importante es utilizar un mecanismo -familiar a la cultura de la organización- para alinear su estructura y comportamiento reconciliando políticas, definiendo medidas de desempeño e incentivos, y empoderando a los agentes de cambio.
En este contexto, vale la pena preguntarse: ¿Cómo se relacionan las prácticas de mantención con las operaciones en términos de la seguridad, confiabilidad, disponibilidad y estabilidad del proceso productivo? ¿Cómo una mejora en las prácticas de operación y mantenimiento se relaciona al desempeño energético de la organización? Avanzar en obtener una mayor claridad respecto a las relaciones mencionadas anteriormente puede contribuir no solo a mejorar operaciones y ahorrar recursos, sino también a ser más conscientes con el uso de energía y más eficientes energéticamente.