Un sistema de gestión de control centralizado en áreas como calefacción, ventilación y aire acondicionado, iluminación y otros sistemas, que tiene como objetivo mejorar el confort de los usuarios y reducir el consumo de energía y los costos de operación de una instalación, son parte de los resultados que se obtienen con la automatización de edificios, también conocida como Building Automation.

“La automatización de edificios consiste en otorgar a las edificaciones atributos que les permitan mejorar de manera sustancial su desempeño, a propósito de dos fenómenos: primero, las crecientes exigencias y expectativas de propietarios, administradores y ocupantes de esta nueva generación de edificios; luego, el vertiginoso desarrollo tecnológico que ha impactado en la optimización de sus recursos y sistemas, sin dejar de lado mejorar la productividad laboral y el confort en edificios corporativos y residenciales”, comenta Santiago Barcaza, Subgerente de Innovación Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT).

Asimismo, este tema está íntimamente relacionado con el concepto de “edificios inteligentes”, los que proporcionan un ambiente productivo y eficiente a través de la optimización de cuatro elementos: estructura, sistemas, servicios y administración, y la interrelación entre ellos. “Los edificios inteligentes ayudan a los propietarios, operadores y ocupantes, a lograr sus propósitos en términos de costo, confort, seguridad, flexibilidad y comercialización”, destaca María Fernanda Aguirre, Project Manager del Área Técnica, Proyectos y Estudios de Chile Green Building Council.

En esa línea, la especialista asegura que estos inmuebles pueden generar importantes ahorros en recursos energéticos, lo que se traduce en un mayor cuidado del medioambiente. Para que un edificio sea sustentable, “es fundamental que los sistemas de automatización y gestión de sistemas sean concebidos de manera sustentable desde su diseño para ser operados en forma eficiente, buscando siempre proveer espacios de mayor funcionalidad y bienestar para sus ocupantes”, explica.

En Chile, añade, hay muchos proyectos certificados y en proceso de certificación que tienen sistemas automatizados de control y gestión con distintos grados de sofisticación. En general, la mayoría de edificios de oficinas, plantas industriales y centros comerciales certificados LEED y en proceso, cuentan con plataformas BMS (Building Management System). Otro tipo de proyectos, como colegios y edificios residenciales, aún no cuentan con sistemas integrales implementados; sin embargo, varios tienen sensores que sí responden a ciertas condiciones (iluminación, CO2, temperatura), permitiendo que en forma manual y controlada, se operen los dispositivos de acondicionamiento, mitigación y/o respuesta.

Tomando en cuenta la tecnología existente, María Fernanda Aguirre afirma que las áreas a considerar para optimizar un edificio inteligente son las siguientes:

• Sistemas de energía. Se debe considerar la capacidad de suplir la energía que se requiera para hacer funcionar tanto equipos de consumo transitorios (celulares, laptops, tabletas) como de procesos (servidores y computadores), así como la habilidad de dar redundancia cuando la distribución de energía así lo demande.

- Acondicionamiento y respaldo eléctrico.
- Monitoreo y control de demanda.
- Estudios de calidad de servicio.

• Sistemas de conectividad. Sirven para enlazar a los usuarios, con la información indispensable en el tiempo necesario. Estos sistemas consumen mucha energía y requieren que se mantengan a bajas temperaturas para su correcta operación. Se debe observar detenidamente la humedad, pues son sistemas muy sensibles en condiciones anormales. Asimismo, piden suministro de energía continuo o reinicios lentos y tardados.

- Sistemas VoIP.
- Cableado estructurado.

• Sistemas de seguridad. La seguridad que se puede brindar al edificio (vigilancia y protección ante robos) y al usuario es una parte muy importante de los edificios inteligentes.

Al tener una alta concentración de personas en el lugar, la logística de control y previsión de eventos (como incendio o fuga de gas) son mucho más complicados que en un edificio pequeño. Asimismo, se tiene que coordinar elementos adicionales, como el aire acondicionado y el control de accesos, entre otros.

- Control de accesos.
- Videos de vigilancia.
- Detección de fuego y gas.
- Extinción de incendios.

• Sistemas de climatización. Se conjugan con los elementos antes mencionados, ya que es necesario poder encender y apagar los equipos en una contingencia eléctrica, dejando funcionando solo los más necesarios. En caso de incendio, es necesario apagar ciertas áreas y coordinar los esfuerzos para limitar, por ejemplo, que se extienda el humo.

- Aire acondicionado.
- Calefacción.
- Ventilación.
- Refrigeración.

Las principales ventajas del building automation “apuntan a que las tareas que antes se realizaban en forma manual, ahora se realizan en forma automática y con mayor precisión. Su impacto está asociado a la optimización de recursos”, destaca Rodrigo Cea W., Director Carreras de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones de la sede Padre Alonso de Ovalle de Duoc UC.

Por su parte, Santiago Barcaza sostiene que los edificios automatizados permiten entregar, en tiempo real, información relevante para optimizar el uso de la energía, gestionar el control y medidas de seguridad, climatizar espacios habitables, prevenir fugas de gas, monitorear el comportamiento sísmico de las edificaciones, entre otras acciones. “Sus impactos se relacionan con un mayor bienestar de quienes los ocupan y, por consiguiente, con la mejora de la calidad de vida en edificios residenciales y de productividad laboral en edificios de oficinas”, acota.

Siempre es más fácil y económico incluir la automatización en un edificio cuando está en proceso de construcción, asegura Rodrigo Cea, por lo que es una oportunidad para aquellas empresas que están en etapa de planificación de un proyecto. Sin embargo, Paula Hidalgo, Presidente del Directorio de ASHRAE Chile, va más allá: “Los edificios comerciales consumen más energía que cualquier otro tipo de edificio, por lo que un primer foco debiera considerarse desde el punto de vista del ahorro de energía. Otro aspecto importante, es que los edificios de oficinas, un mall o un hospital, requieren de un entorno seguro y un ambiente de trabajo confortable, para quienes ocupan estas instalaciones, lo que redunda en una mayor productividad”, subraya.

De este modo, agrega, la eficiencia energética y la mayor productividad en los edificios impactan en los costos operacionales, la inversión en personal, incluyendo salarios y beneficios, que normalmente se traduce en el 90% de los costos operacionales de una empresa. “Para la mayoría de los empresarios, un equipo de trabajo saludable y feliz es un componente vital para que un negocio sea productivo y exitoso a largo plazo. Lo anterior, significa preocuparse de la calidad del ambiente interior; niveles de concentración de CO2 y tasas de ventilación; confort térmico, luz natural e iluminación, entre otros, para lograr un lugar de trabajo que impacte en la salud, bienestar y productividad de las personas”, sentencia la experta.