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GESTIÓN ENERGÉTICA
Un elemento clave para el desarrollo sustentable
Por Claudio Huepe, Coordinador del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Diego Portales.
Resulta fundamental reconocer la relevancia de la gestión energética para el ámbito productivo, donde cobra una dimensión particular al desplegar su enorme potencial. En nuestro país, el consumo energético del sector industrial y minero representa algo menos del 40% del consumo total y, si se considera solo el ámbito eléctrico, el sector consume cerca de dos tercios del total.
Claudio Huepe.

Desde hace cerca de una década, en Chile se ha tomado consciencia creciente de la importancia de la eficiencia energética para un desarrollo sustentable. La eficiencia pasa a ser una opción privilegiada en los objetivos de desarrollo energético nacional, lo que se manifiesta en la institucionalidad con hitos como la creación de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética o la introducción central dentro de la Agenda de Energía, que establece como objetivo “desarrollar el uso eficiente de la energía como un recurso energético, para reducir en un 20% el consumo proyectado al 2025” y además propone una Ley de Eficiencia Energética para hacer del tema una política de Estado. Es decir, se enfrenta con un enfoque sostenido de largo plazo.

La gestión energética, entendida como la optimización en el uso (es decir, un uso racional y eficiente) de la energía para la consecución de los diversos objetivos de la sociedad, es una expresión práctica y aplicada de esta motivación global. En ese sentido, la gestión energética es, por lo tanto, relevante y aplicable en todos los ámbitos de la vida social: en los hogares, en las oficinas, el comercio, en las actividades de recreación y en las industrias o en el transporte.

No obstante este aporte general que puede hacer la gestión energética, por sobre todo, es en el ámbito productivo donde cobra una dimensión particular al desplegar su enorme potencial. Hoy en nuestro país, el consumo energético del sector industrial y minero representa algo menos del 40% del consumo total y, si se considera solo el ámbito eléctrico, el sector consume cerca de dos tercios del total. Considerando esas participaciones, es vital que la gestión energética ingrese con fuerza en el ámbito productivo para apoyar la sustentabilidad energética global.

Sin embargo, aún queda bastante por avanzar para que se comprenda a cabalidad que la gestión energética se trata, por sobre todo, de una manera de minimizar los costos de producción, aportando, de ese modo, a la maximización de los resultados de la empresa. La importancia de este enfoque es esencial, pues busca llevar la gestión energética al núcleo de acción de la empresa.


Tendencias en el campo

En los últimos años, algunas tendencias relevantes han estado presentes en todo el mundo para potenciar la gestión energética como elemento clave del desarrollo industrial.

Por una parte, un gran impulso ha estado dado por los costos altos y variables de la energía. Si bien se ha observado recientemente precios más bajos, las expectativas de largo plazo tienden a ser que permanecerán relativamente altos, pero además con un rango importante de fluctuación. Ante esto, la gestión de energía puede resultar fundamental para estabilizar una parte importante de los costos, como por ejemplo en la minería en Chile.

Por otra parte, el desarrollo tecnológico reciente ha permitido a las empresas disponer, a valores asequibles, de servicios de gran valor en el proceso de optimización que permiten una gestión mucho más precisa del consumo energético: desde sistemas de generación descentralizados hasta sistemas de iluminación automatizados. Estos cambios tecnológicos están ofreciendo posibilidades hasta ahora desconocidas.

Asimismo, se está expandiendo una visión más integral de la eficiencia energética que permite que las empresas vayan más allá de acciones puntuales hacia un desarrollo de estrategias integradas. En ese sentido, ciertos estándares de gestión (como el estándar ISO, por ejemplo) pueden ser muy valiosos. No obstante, no se debe ver las certificaciones como la vía definitiva para una mejor gestión, sino solo como un aporte valioso dentro de una estrategia global (en efecto, algunos ejemplos en edificios con certificación LEED, por ejemplo, debe hacer reflexionar sobre le necesidad de avanzar permanentemente en mejores formas de orientar los esfuerzos de eficiencia energética). Considerando lo anterior, se puede ver que si bien la gestión energética es una gran oportunidad para las empresas, no es necesariamente una tarea simple. Finalmente, se trata no solo de realizar cambios puntuales en ciertas tecnologías sino, por sobre todo, de cambiar la manera en que se diseñan y se implementan los diversos procesos y actividades, cambiando la cultura organizacional de manera de hacer este esfuerzo un eje permanente de la gestión empresarial.

En consecuencia, se trata de procesos complejos para llevar adelante por parte de las empresas y que requieren también la concurrencia de políticas públicas adecuadas. En ese marco, los centros de investigación pueden aportar con una perspectiva sistémica e interdisciplinaria para mejorar los resultados globales de estas iniciativas.

Octubre 2015
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