Por Verónica Munita, Gerente de la Asociación Chilena de Energía Solar (ACESOL).
Verónica Munita.
Al cumplirse un año de la publicación de la Agenda de Energía del Gobierno, en la que se comprometió una serie de medidas destinadas a dinamizar el sector y reducir los costos de la electricidad, existe preocupación y descontento, a pesar del gran desarrollo que se ha visto a nivel de grandes plantas de ERNC.
En primer lugar, aún está pendiente la extensión de la Ley 20.365 para renovar la franquicia para colectores solares térmicos, que se encuentra en la Cámara de Diputados aprobada en general con apoyo transversal. Se esperaba activa desde el 1 de enero del presente año, con una duración hasta diciembre de 2019, pero con solo dos años de aporte al 100%. Este atraso ha hecho perder meses valiosos, ya que un número importante de familias no se verá beneficiada por esta franquicia y la industria solar térmica necesita ser reactivada. Ahora no se ve tan expedita la discusión de su extensión, ya que está amarrada a otros proyectos que no son tan transversales, como es el que crea la Empresa Nacional del Petróleo. El mismo Ministro de Energía, Máximo Pacheco, ha reconocido que fue un error haber ingresado ambos proyectos juntos.
Otro punto importante para la industria solar incluido en la Agenda Energética es lo referente al desarrollo solar fotovoltaico en pequeña generación. Una esperada noticia fue la entrada en vigencia de la Ley 20.571 en octubre pasado, que permite que pequeños generadores (menores a 100 KW) puedan aportar sus excedentes de autoconsumo de energías renovables a la red eléctrica, señal de un primer paso para el desarrollo de la energía fotovoltaica.
Sin embargo, el auge logrado ha sido escaso. A la fecha solo se han concretado ocho conexiones. Por su parte, los empresarios de este tipo de tecnología no han visto crecer su negocio, dado que aún faltan elementos clave y necesarios para alcanzar el éxito. Falta una postura más concreta y proactiva en relación al desarrollo de generadores a escala pequeña y mediana, de la generación distribuida.
Chile todavía está enfocado al antiguo modelo del sector eléctrico, que consiste en grandes plantas de generación, las necesidades de transmisión asociadas y la clásica distribución de electricidad. El gran potencial que tienen las tecnologías solares a pequeña escala aún no se está aprovechando, además del potencial que tienen para democratizar el sector energético, con beneficios directos para todos.
Si bien la nueva Ley 20.571 de Netbilling plantea reglas claras que permitirán a usuarios residenciales, comerciales e industriales, incorporar sistemas fotovoltaicos, se requieren incentivos más potentes para acelerar el desarrollo de la industria solar. Uno de ellos es el sistema de Netmetering para BT1, que a diferencia del Netbilling, en palabras simples, paga al usuario por su inyección de energía lo mismo que este paga por su consumo, haciendo que los paybacks de los proyectos sean más cortos. También urgen sistemas de financiamiento para cubrir los costos de inversión, como también un reglamento más expedito y mejor difusión, que permitan terminar con las asimetrías de información existentes.
Para el mercado de las grandes instalaciones, sí hay logros importantes tras un año de la publicación de la Agenda. Destacan el buen resultado obtenido en la licitación para el suministro de energía eléctrica para clientes regulados y la introducción de herramientas que hicieron que este proceso mejorara. Además, el inicio de obras de la interconexión del SIC-SING será, sin duda, de gran beneficio para la industria solar.
La Agenda Energética ha dado una nueva dinámica que antes no existía, la cual es necesaria frente a los desafíos que tenemos como país en materia de energía. Destaca un fortalecimiento del rol del Estado en estos temas y un mayor involucramiento de diversos actores: instituciones, empresas del rubro, entidades gremiales y, por supuesto, la comunidad.