Hoy quedó demostrado que Chile es un país altamente dependiente en términos energéticos. Esto ha influido en los inconvenientes que hemos debido soportar por basar nuestro suministro en fuentes del exterior y, actualmente, también se refleja en el precio de la electricidad, el cual no bajará en el corto plazo. Ante ese escenario, uno de los principales caminos para avanzar hacia un suministro más seguro y sustentable es aumentar la participación de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en la matriz eléctrica nacional. Esto no sólo reduciría significativamente las emisiones de carbono, sino que traería consigo diversos beneficios económicos y sociales.
Barreras de entrada
Sin embargo, y pese a sus ventajas, las ERNC generan apenas una cifra cercana al 3% de la electricidad consumida a nivel global, lo que está muy lejos de su verdadero potencial. Esta brecha se explica principalmente por la existencia de importantes barreras de entradas de diverso tipo, las que debemos abordar y solucionar como país si queremos avanzar en esta dirección.
Un ejemplo concreto de lo anterior es el escaso financiamiento. Si bien la electricidad ERNC presenta costos de operación bajos en comparación con los de las fuentes convencionales, sus costos de capital inicial -incluyendo Investigación y Desarrollo- actualmente son bastante mayores. Esto quiere decir que mientras no existan economías de escala que permitan amortizar la inversión inicial, la electricidad ERNC correrá en desventaja respecto de las fuentes energéticas convencionales.
Otra barrera de entrada importantísima es la falta de capital humano capacitado. Para que la operación sea eficiente, es necesario que las empresas generadoras cuenten con un nivel mínimo de técnicos y profesionales con capacidades necesarias para adaptar las tecnologías asociadas a electricidad ERNC provenientes del exterior. El aún tímido desarrollo de estas tecnologías en América Latina hace imperioso el fortalecimiento de la educación a nivel ciudadano para que se conozca y se opte por las ERNC. Además, debemos fomentar la capacitación técnica para desarrollar, adaptar, instalar, operar y mantener estas tecnologías.
Un avance
Pese a la existencia de estas barreras, Chile ha avanzado positivamente en la promoción de la electricidad ERNC durante los últimos años, especialmente por medio de modificaciones legales e introducción de incentivos específicos. Por ejemplo, el Estado se comprometió en su Agenda 2014 a que un 45% de la capacidad de generación eléctrica que se instalará en el país entre el presente año y 2025 provendrá de este tipo de fuentes, con el fin de que en 2025 se cumpla la meta de que un 20% de la energía de nuestro sistema eléctrico sea proporcionado por las ERNC.
Uno de los pilares que considera la Agenda de Energía es potenciar el capital humano, la ciencia e innovación energética. Para ello se busca convocar e involucrar activamente a las Instituciones de Educación Superior para que aporten con una mirada holística e interdisciplinaria desde la ciencia a la discusión y solución al desafío energético, tanto en el plano del capital humano capacitado como en el de la Cultura de Eficiencia Energética, donde debe participar la ciudadanía en general.
Viendo este escenario, las instituciones de formación, como es el caso de INACAP, tenemos el desafío y el deber de aportar concretamente a la formación de capital humano capacitado, el cual tiene como misión fomentar la generación de ERNC en nuestro país.